Neutralidad y ejército | Pío Moa

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España no puede ser amiga y aliada de países que invaden su territorio y apoyan a una tiranía que aspira a imitarles. Lo que PP y PSOE llaman “amistad y alianza” no es más que sumisión servil de intereses ajenos, convirtiendo el ejército español en ejército cipayo. Señalar esta evidencia ha provocado  una extraña indignación en algunos mandos militares, que han respondido con retórica tipo OTAN. Pero frente a la retórica están los hechos: ¿es verdad o no que la lengua que se se maneja al más alto nivel el ejército español es el inglés y no el que según la Constitución es nuestra lengua? ¿Es verdad o no que el ejército español ha intervenido en el desmembramiento de Yugoslavia, en una época en que existen en España fuertes tensiones desmembradoras? ¿Es verdad o no que el ejercito español ha participado en la destrucción de Libia y la oleada de inmigración derivada, en función de intereses totalmente ajenos a España? ¿Es verdad o no que una de esas intervenciones especialmente, la de Irak, produjo como consecuencia la llegada de Zapatero al poder con su política antinacional y antidemocrática? ¿Es verdad o no que la OTAN, a cuyo mando anglosajón sirve en definitiva el ejército español, es amiga y aliada de Marruecos, que apoya la ocupación del Sahara ex español y considera a Ceuta y Melilla ciudades marroquíes?  ¿Es verdad o no que el segundo país de la OTAN, Inglaterra,  ocupa el territorio estratégico español de Gibraltar? ¿Es verdad o no que España no tiene ningún conflicto con Rusia  y en cambio la está provocando por intereses ajenos, con despliegues militares y ayuda a Zelenski, un conflicto que no debería afectarnos en absoluto? ¿Es verdad o no que las bases useñas en España, cuando ya no existe la URSS, nos convierten en blancos potenciales de una escalada en la guerra de Ucrania, en la que persiste la OTAN en una dinámica cada vez más peligrosa?… Etc., ¿hace falta seguir?

Claro que esto no es culpa directa de los militares, sino de los políticos. Aunque es fácil constatar la satisfacción de bastantes mandos militares con su función de cipayos.

Pío Moa | Escritor

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