El PP dispuesto a traicionar a sus votantes: Bonilla insiste en que deben mantener un «diálogo sereno» con el partido de Puigdemont

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El PP: dispuesto a pactar con cualquiera para alcanzar el poder

La doble estrategia del PP: Mientras que Ayuso arremete contra las políticas izquierdista, Moreno Bonilla proyecta un tono izquierdista y globalista.

El Partido Popular (PP) parece dispuesto a todo para llegar al poder, incluso si esto implica dialogar y coincidir con fuerzas que, como Junts per Catalunya, han sido protagonistas de un golpe de un estado y un intento de secesión en España.

Recientemente, el presidente de la Junta de Andalucía, el globalista Juanma Moreno, afirmó que el PP debe mantener un “diálogo sereno” con Junts y con otras fuerzas políticas supuestamente democráticas. Durante una visita al municipio de Castaño del Robledo (Huelva).

“Es verdad que en materia económica, en materia impositiva o en materia fiscal, Junts tiene propuestas que son parecidas a las que tiene el PP y éste tiene iniciativas que son parecidas a las de Junts, y eso hace que coincidan en votaciones”, declaró Moreno Bonilla. En sus palabras, es fundamental mantener canales de diálogo abiertos, más allá de las discrepancias existentes. Así, el líder andaluz no solo blanqueó al partido golpista sin que justificó el apoyo coincidente de ambas formaciones al rechazo del impuesto a las energéticas, calificándolo como algo “razonable”.

La doble estrategia del PP

La maniobra del PP no es casualidad. La formación liderada por Alberto Núñez Feijóo ha desplegado una estrategia doble para abarcar el mayor espectro posible de electores. Mientras que Ayuso arremete contra las políticas izquierdista y refuerza algo la imagen de un PP combativo en materia de valores tradicionales, Moreno Bonilla proyecta un tono izquierdista y globalista. El objetivo es claro: ofrecer justificaciones convincentes para cualquier decisión política que tome el partido en un futuro, incluso si ello implica acuerdos con formaciones tan separatistas y golpistas como Junts.

El discurso izquierdoso y globalista de Moreno Bonilla se alinea perfectamente con esta estrategia: “El PP tiene que hablar con todas las fuerzas políticas, evidentemente democráticas, y tiene que tener un diálogo sereno, más allá de las discrepancias que se puedan tener”, aseguró el presidente andaluz. En otras palabras, se prepara el terreno para justificar cualquier pacto o colaboración con partidos cuya trayectoria democrática es, cuanto menos, cuestionable.

Un partido «dividido» en apariencia

Lejos de reflejar una diversidad de posturas dentro del PP, las declaraciones de Moreno Bonilla y el discurso de Ayuso son piezas de un mismo engranaje. Mientras la primera busca consolidar el voto tradicional, la segunda pretende evitar fugas hacia opciones más izquierdistas como el PSOE o incluso formaciones nacionalistas con discurso económico similar.

Este juego de equilibrios tiene un objetivo común: hacer llegar al PP al poder, aunque para ello sea necesario entablar acuerdos con quienes han desafiado la unidad de España. En palabras de Moreno Bonilla, el rechazo al impuesto a las energéticas es solo una muestra de esas coincidencias. Pero, ¿qué más está dispuesto a conceder el PP en aras de su estrategia de poder?

Un electorado en riesgo de ser engañado

El verdadero problema radica en cómo este doble discurso puede confundir al electorado del PP. Aquellos que votan confiando en un partido defensor de la unidad de España y de principios conservadores pueden encontrarse con un PP dispuesto a dialogar y colaborar con formaciones que no solo cuestionan esos principios, sino que han trabajado activamente para destruirlos.

El pacto implícito entre las dos caras del PP –la aparentemente combativa de Ayuso y la dispuesta a ceder cualquier cosa de Moreno Bonilla– es una estrategia calculada para que ninguna decisión futura pille por sorpresa a los votantes. Sin embargo, también pone de manifiesto una alarmante falta de coherencia ideológica. En su afán por alcanzar el poder, el PP parece dispuesto a sacrificar incluso los valores que dice defender.

Al final, el gran perjudicado será el votante, quien podría ver cómo su confianza es utilizada para legitimar pactos con partidos golpistas y líderes huidos de la justicia. En el tablero político, todo vale para el PP, siempre y cuando el resultado final sea llegar al poder.

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