Mesianismo y apocalipsis climático en Bruselas: «Lo que hagamos ahora tendrá impacto en miles de años»

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La supervivencia de la humanidad está en juego. Lo dice la Comisión Europea. El futuro de la humanidad está en juego porque no hacemos lo suficiente contra el cambio climático.

Y no es una exageración en un titular para llamar la atención como si de una película apocalíptica se tratara. La frase es del comisario europeo de Empleo y Derechos Sociales, el socialista luxemburgués Nicolas Schmit, quien se pronunció así la semana pasada en Estrasburgo durante el enésimo debate del Parlamento Europeo sobre el clima, esta vez con la excusa del sexto informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).

¿Qué es el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC)?

No es estudio científico ni redactado por científicos. Hay que empezar diciendo que el informe del IPCC no es ningún estudio científico. Tampoco está redactado por científicos, o no sólo por científicos. El propio director y autor principal del texto, el surcoreano Hoesung Lee, a la sazón presidente del IPCC, es un economista que empezó su carrera en el gigante del petróleo, ExxonMobil. En realidad el informe es, tal y como se advierte en las primeras páginas, un «resumen sobre el estado de conocimiento del cambio climático». Es decir, un resumen de cosas que ya se han dicho.

Sigue las directrices del Foro de Davos. En él se ven plasmadas todas las teorías sobre el funcionamiento del clima aceptadas por la ONU y el Foro de Davos, desde la concepción de las variaciones climáticas como fenómeno fundamentalmente antropogénico hasta la necesidad de remodelar de forma drástica y por medio de la ley los hábitos de vida de la población. El término «resiliencia» (capacidad de adaptarse a un agente perturbador) aparece hasta 48 veces en todo el texto.

Es un informe claramente subjetivo y catastrofista. El informe adopta el pesimismo de la calentología más histérica y lo mezcla con dosis de mesianismo dignas de manicomio, hasta el extremo de asegurar que «las acciones que se implementen en esta década tendrán impacto durante miles de años». Sí, han leído. Hablan de concebir planes de futuro a más de mil años vista. 

Dos corrientes en el debate del Parlamento Europeo

En el debate de la semana pasada se vieron reflejadas ambas corrientes: la pesimista y la mesiánica. La que repite que «se acaba el tiempo» y estamos al borde del punto de no retorno, y la que dice que «las decisiones y las acciones que tomemos durante esta década tendrán su impacto intergeneracional a lo largo de los siglos». Esta última frase es del mencionado comisario Schmit, quien en su primera intervención se limitó a reproducir casi literalmente los enunciados principales del texto publicado por el IPCC.

Más tarde, en su réplica a los eurodiputados, añadió que «nos enfrentamos a un desafío inconmensurable» que requiere de una acción «urgente y audaz». No especificó qué acción se requiere. Lo de no especificar qué acciones concretas hay que tomar para detener el apocalipsis climático es un clásico en estos debates. Eso se deja por escrito en resoluciones e informes de los que luego se hace poca o ninguna publicidad. Pero lo cierto es que ningún eurodiputado hizo una propuesta precisa o mínimamente detallada, y eso que el debate se llamaba literalmente Informe del IPCC, una llamada para tomar acciones urgentes adicionales. El sector alarmista de la cámara, claramente mayoritario gracias a la casi total ausencia de eurodiputados del grupo popular, que siempre apoya poniéndose de perfil, se limitó a repetir todas las consignas y profecías a que nos tienen acostumbrados. A decir que «ya no queda tiempo» y que hace falta tomar «medidas urgentes». Los discursos resultaron tan repetitivos que se oyó más de un bostezo en las cabinas de los intérpretes.

El objetivo de estos informes y debates es generar pánico y miedo para justificar prohibiciones y saquear los bolsillos de las familias europeas

Intervención de Cristian Terhes

Otra intervención atípica fue la del diputado rumano, Cristian Terhes, quien durante la pandemia se hizo muy popular en Bruselas por su lucha contra la imposición de los pasaportes Covid, y que en este debate denunció que la llamada lucha contra el cambio climático es «un pretexto para cambiar nuestro comportamiento a través de impuestos y precios más altos». El mismo se preguntó qué conocimientos científicos tienen activistas como Greta Thumberg u oligarcas como Bill Gates sobre el comportamiento del clima. «¿Qué experiencia tienen para darnos lecciones, para presionar y para obligarnos a aprobar leyes que violan los derechos de la gente mientras ellos ganan dinero?», dijo.

(Con información de la Gaceta)

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