Estamos ante un fuego cruzado entre sectores socialistas. Aparecerán involucrados nombres» de dirigentes o exdirigentes muy conocidos con el Me Too socialistas.
El Me Too del PSOE no ha concluido ni mucho menos y amenaza con alcanzar a figuras clave de Moncloa, en medio de una guerra interna socialista y una profunda crisis de liderazgo.
No es un episodio aislado
El Me Too del PSOE no puede interpretarse como una suma de denuncias inconexas ni como un problema menor de disciplina interna como se pretende desde Moncloa,
En el seno del Gobierno y de sus socios existe una inquietud creciente. Las acusaciones conocidas no representan el final del proceso. Las denuncias contra Paco Salazar y otros cargos intermedios solo han abierto una grieta que puede ensancharse en las próximas semanas.
En Sumar asumen que existen más casos. También asumen que su aparición responde a una estrategia política concreta. El Me Too del PSOE se inserta en una dinámica de desgaste deliberado del liderazgo de Pedro Sánchez.
Una guerra interna
El Me Too del PSOE no avanza por razones morales, sino por intereses de poder. Diversos sectores socialistas, enfrentados entre sí desde hace años, utilizan ahora las denuncias como instrumento para ajustar cuentas.
Por un lado, aparecen los cuadros que impulsaron a Sánchez en las primarias de 2017 y que después ocuparon ministerios y puestos clave. Muchos de ellos hoy afrontan causas judiciales o han quedado políticamente amortizados. Por otro lado, se sitúan los sectores próximos a José Luis Rodríguez Zapatero, también bajo presión por el rescate de Plus Ultra y los vínculos con el régimen venezolano.
Entre ambos bloques operan dirigentes desplazados por Sánchez durante su ascenso. Buscan debilitar su entorno más cercano.
El Me Too del PSOE se convierte así en un campo de batalla interno sin reglas.
Dos nombres relevantes y el temor a Moncloa
Las fuentes consultadas dentro de Sumar coinciden en un punto clave: el Me Too del PSOE no ha terminado. Hablan de “dos nombres” de dirigentes o exdirigentes muy conocidos. Uno de ellos mantiene una relación estrecha con Pedro Sánchez. Se trata de una persona vinculada durante años a la Moncloa y cercana a los actuales investigados.
La posible aparición de nuevas denuncias depende, según estas fuentes, de la decisión de las mujeres presuntamente afectadas de dar el paso. Este escenario genera una profunda inquietud entre los socios del Gobierno.
Yolanda Díaz sabe que una caída del Ejecutivo supondría el fin de su actual posición política. Por ese motivo, Sumar evita la ruptura, aunque observa con preocupación cómo el Me Too del PSOE erosiona cada día más la estabilidad del Gobierno.
Corrupción y escándalos: una crisis sistémica
El Me Too del PSOE no aparece en un vacío político. Se suma a una sucesión de escándalos de corrupción que afectan al partido y a su entorno. Las investigaciones judiciales avanzan. Los casos mediáticos se acumulan. La credibilidad del Ejecutivo se deteriora. Y peor aún: los socios parlamentarios temen que las revelaciones no se limiten al ámbito sexual.
Temen que salgan a la luz nuevos episodios de corrupción que afecten a figuras que ocuparon despachos estratégicos en Moncloa. La capacidad de Sánchez para elegir colaboradores queda seriamente cuestionada. También queda en entredicho el discurso feminista del PSOE, utilizado durante años como bandera moral.
El Me Too del PSOE expone una contradicción profunda entre el relato público y las prácticas internas del poder socialista.
Un proceso abierto con consecuencias políticas
El Me Too del PSOE sigue abierto y no ofrece señales de agotamiento. No se trata solo de responsabilidades individuales. Se trata de un sistema de poder que muestra signos evidentes de descomposición. El PSOE asiste a un deterioro institucional que exige transparencia, responsabilidad y verdad.
El Me Too del PSOE puede marcar un antes y un después en la actual legislatura.
La pregunta ya no es si habrá más revelaciones, sino hasta dónde alcanzarán.




