Crecen los alumnos marroquíes en España y el Gobierno fomenta que vengan más con un programa de Mohamed VI

El número de alumnos marroquíes en España crece sin freno mientras el Gobierno impulsa programas educativos financiados por Marruecos que cuestionan la soberanía educativa y cultural española.

Un crecimiento histórico del alumnado extranjero

El sistema educativo español supera por primera vez el millón de alumnos extranjeros en enseñanzas no universitarias.

Durante el curso 2023/2024, las matriculaciones aumentaron en 79.950 estudiantes respecto al año anterior y los alumnos marroquíes en España encabezan la lista con 203.784 escolares. Este dato no responde a una coyuntura puntual. Refleja una tendencia estructural ligada al aumento sostenido de inmigración deliberada procedente de Marruecos.

Según el Instituto Nacional de Estadística, España contaba a 1 de enero de 2024 con 883.243 ciudadanos marroquíes. Se trata de la comunidad extranjera más numerosa del país.

El crecimiento de los alumnos marroquíes en España se consolida como un fenómeno permanente que impacta directamente en las aulas, los currículos y la cohesión social.

Un programa educativo financiado por Mohamed VI

Este escenario no surge de manera espontánea. Responde también a decisiones políticas concretas. Desde los años ochenta, España y Marruecos mantienen un acuerdo para implantar el Programa de Lengua Árabe y Cultura Marroquí (PLACM). El Ministerio de Educación enmarca este plan dentro de la llamada “colaboración bilateral”.

Sin embargo, expertos señalan que se trata de un quinta columna dentro del sistema educativo español. Y es que el programa presenta una singularidad grave: lo financia íntegramente el Gobierno de Mohamed VI.

Además, Marruecos selecciona directamente a los profesores que imparten la asignatura en colegios españoles. España solo cede las aulas. Este hecho plantea un problema evidente de soberanía educativa. El Estado español no controla ni el profesorado ni el contenido efectivo que reciben los alumnos marroquíes en España.

Contenido religioso y ausencia de control español

La Guía Práctica del Profesorado del PLACM detalla los contenidos impartidos en los centros. Entre ellos figura la enseñanza del islam como “religión de convivencia y tolerancia”. El programa incluye el estudio de azoras del Corán, los libros sagrados, los profetas, los ángeles y el Día del Juicio. También se explican los cinco pilares del islam.

Estos contenidos no se limitan a aspectos culturales o lingüísticos. Introducen elementos religiosos en un sistema educativo que el Estado define como aconfesional. Pese a que el contenido se pactó entre gobiernos, España no ejerce supervisión real. El Ejecutivo español acepta profesores controlados por Marruecos dentro de centros públicos.

Esta dejación afecta de lleno al debate sobre integración, neutralidad educativa y derechos de las familias españolas.

La Marcha Verde en las aulas españolas

Las consecuencias de esta falta de control ya se han materializado. En la Región de Murcia, al menos un centro educativo integró en su currículo la celebración de la llamada “Marcha Verde”. Así, el colegio Nuestra Señora del Carmen de Lo Pagán impartió contenidos que conmemoran la invasión marroquí del Sáhara español. Este episodio no resulta anecdótico. Revela hasta dónde puede llegar la influencia extranjera en la educación.

Permitir que los alumnos marroquíes en España reciban formación histórica desde una perspectiva oficial marroquí vulnera la memoria nacional. También erosiona la unidad de España y la autoridad del Estado sobre su propio sistema educativo.

Educación, inmigración y soberanía nacional

La integración no puede confundirse con cesión de soberanía. Tampoco puede traducirse en programas financiados y dirigidos por gobiernos extranjeros. La educación constituye un pilar esencial para la cohesión social y la transmisión de valores comunes. Y cuando el Estado renuncia a su control, abre la puerta a conflictos culturales, identitarios y políticos.

El Gobierno debe garantizar que ningún país extranjero marque contenidos, profesores o celebraciones en las aulas españolas. La soberanía educativa no admite ambigüedades.

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