Los hogares españoles cada vez con menor número de jóvenes y niños

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Durante el 2021, los hogares sin niños o jóvenes menores de 25 años dependientes de sus padres conformaron el 72,4% del total.

Según un reciente informe realizado en 2021 por el centro de análisis de Funcas basado en los datos de países que comparte Eurostat, cada vez son más los hogares españoles que no cuentan con niños ni jóvenes dentro de su estructura.

Esto lo podemos observar en los resultados arrojados por el informe: durante el 2021, los hogares sin niños o jóvenes menores de 25 años dependientes de sus padres conformaron el 72,4% del total, lo que significa que en más de siete de cada diez hogares de familia españoles no viven niños ni jóvenes. Este dato ha incrementado con el tiempo, puesto que, en 2012, la cifra fue del 69,9%.

Asimismo, también fueron censados los hogares unipersonales, calculados en el 26,6% del total, cifra que también aumentó desde el censo del 2012, cuando resultó del 23,6%. Esto quiere decir que, aproximadamente, en un poco más de 1 de cada 4 hogares vive una sola persona.

Respecto al porcentaje de hogares con niños y jóvenes, según el informe, la mayoría se trata de familias nucleares, es decir, aquellas conformadas por parejas con hijos.

No obstante, señalan que los hogares encabezados por solo un adulto o por varios (que no son pareja, tan solo convivientes) también han ido en aumento. El porcentaje de hogares monoparentales llegó a la cifra del 2,5% del total de hogares españoles.

Finalmente, se ha calculado que un 18% de niños de 0 a 16 años no convive habitualmente con alguno de sus progenitores.

Concluyendo el informe, sus autores reflexionan: «La mayor presencia de los hogares sin hijos, tanto en España como en la mayoría de Europa, y la diversificación de la composición de los hogares en los que los hijos sí están presentes son evidencias del profundo cambio familiar que se está produciendo», aludiendo a «una transformación que lleva a preguntarnos si debería preocuparnos como sociedad, si refleja una realidad ineludible, hacia una mayor independencia y libertad individuales o es un síndrome perturbador. Una cuestión que invita a reflexionar y que debería plantearse en el debate público».

(Con información de ABC/InfoCatólica)

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