El deterioro de la clase media en España no es una simple percepción: los datos son contundentes. Bajo el gobierno de Pedro Sánchez, los hogares españoles han sufrido una pérdida constante de poder adquisitivo, mientras que los indicadores económicos reflejan una realidad alarmante. Las políticas económicas nefastas del Ejecutivo, lejos de resolver la situación, han agravado un contexto que empuja a muchas familias hacia niveles de pobreza nunca vistos en la reciente historia del país. Según un análisis de Voz Pópuli señalamos los siguientes:
La caída de la clase media
El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) destaca un dato revelador: cada vez son más los españoles que se identifican como pertenecientes a clases bajas. Aunque la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) define la clase media como aquellos hogares cuyos ingresos oscilan entre el 75% y el 200% de los ingresos medianos, la percepción ciudadana contradice esta estabilidad aparente. Los españoles sienten que su capacidad adquisitiva se ha erosionado, y la inflación tiene mucho que ver.
La losa de la inflación
La inflación ha sido el principal verdugo del poder adquisitivo. El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que las familias pagan hoy un 33% más por la misma cesta de la compra y un 19% más por la energía que hace unos años. Aunque la inflación parece haber perdido intensidad, la realidad es que «la vida sigue encareciéndose, y recuperar el poder adquisitivo perdido no será tarea fácil».
Las subidas salariales recientes no han logrado compensar el desfase creado en el pico de la crisis inflacionista. La combinación de precios al alza y salarios que no alcanzan para mantener un nivel de vida digno ha dejado a muchas familias en una situación límite.
Un PIB engañoso
Aunque el Producto Interior Bruto (PIB) español ha crecido un 6,6% respecto a los niveles prepandemia, este dato no se traduce en una mejora tangible para los ciudadanos. En términos per cápita, el crecimiento ha sido de apenas la mitad, y la OCDE advierte que el ingreso real disponible, indicador clave del bienestar material, cayó un 0,4% en el último trimestre analizado.
La explicación es clara: el aumento de las cotizaciones sociales y la desaceleración en la remuneración de los empleados han golpeado duramente a los hogares. Desde la OCDE afirman que esta situación «se debe a la caída de las rentas de la propiedad y al incremento de las cotizaciones sociales».
El drama de la vivienda
Si hay un área donde el deterioro es más evidente, esa es la vivienda. Los jóvenes se enfrentan a un mercado completamente inaccesible. Un estudio del Consejo de la Juventud de España (CJE) concluye que en comunidades como Madrid y Cataluña es necesario destinar más del 100% del salario para poder alquilar una vivienda. Esto, unido a la falta de oferta y el encarecimiento de las hipotecas, impide la emancipación de las nuevas generaciones.
El precio de la vivienda nueva ha subido más de un 10% en gran parte del país, mientras que la oferta se mantiene en niveles irrisorios, con apenas 100.000 nuevas viviendas al año, según la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas). Esta situación no solo afecta a los jóvenes, sino que también impacta negativamente en la calidad de vida del conjunto de la población.
El empleo maquillado
A pesar de un crecimiento intenso del empleo, con más de 21 millones de afiliados a la Seguridad Social, los contratos fijos discontinuos han maquillado las estadísticas. Más de 700.000 trabajadores tienen un contrato indefinido pero no están trabajando actualmente. Además, el consumo privado per cápita apenas ha avanzado respecto a 2019, lo que refleja una debilidad estructural en la economía familiar.
El Banco de España ha alertado de que «la tasa de paro sigue siendo la más alta de la Unión Europea», con más del 11%, y que los jóvenes son los más afectados, con cifras que superan el 26% de desempleo. Estas cifras son un reflejo de las políticas fallidas de Sánchez, que han puesto en jaque el futuro de las nuevas generaciones.
La debilidad del consumo
En cuanto al consumo privado de las familias, en el tercer trimestre se situaba sólo un 2,5% por encima del nivel prepandemia. Y el Banco de España alertó en septiembre de que en términos per cápita, el consumo real apenas ha avanzado respecto a 2019.
Aunque el Banco de España detectó una debilidad del consumo mayor en aquellas familias con más ingresos y que solían hacer compras ‘superfluas’, el descenso se ha dado en prácticamente todas las rentas y edades (salvo en los mayores de 65 años).
En definitiva, la sensación de empobrecimiento de la clase media española es cada vez más evidente, y los indicadores socioeconómicos no hacen más que confirmarlo. Las políticas económicas del Gobierno, marcadas por una gestión deficiente y una falta de soluciones reales, han contribuido a un deterioro que afecta no solo a las familias, sino al conjunto de la sociedad. Mientras Pedro Sánchez celebra cifras macroeconómicas, los hogares españoles continúan enfrentándose a un presente difícil y un futuro incierto. La «prosperidad» que promulga el Ejecutivo se está convirtiendo en un espejismo que cuesta cada vez más ocultar.
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2 comentarios en «Los indicadores que demuestran empobrecimiento de la clase media en España»
Todo esto patrocinado por ministros que no valen para el cargo en el que están, suponiendo que estuvieran para mejorar las condiciones de trabajo y vida de los españoles, cosa que se ve harto lejana por sus actuaciones con vectores justo al contrario de sus cometidos.
Como se dice, de aquellos polvos estos lodos, todo empezó con el desmantelamiento del tejido productivo español por parte de Felipe González y así nos va ahora.
El EMOS (Equipo Mediático de Opinión Sincronizada) no dará esta información y así muchos pensarán que todo marcha bien