Los demócratas inician una caza de brujas: crean una lista de pro-Trump

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Apoyar, colaborar, haber participado en la campaña electoral de Donald Trump o, simplemente, ser uno de sus seguidores en las redes sociales, es motivo de persecución y señalamiento, según la diputada demócrata Alexandra Ocasio-Cortez. El reinado de Biden ni siquiera ha empezado y ya hay miembros de su partido que exigen crear una lista negra para identificar a los disidentes. La tierra de los libres se tambalea.

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Alexandria Ocasio-Cortez

Ocasio-Cortez, que pertenece al bloque de extrema izquierda dentro del Partido Demócrata, ha sido la primera en iniciar una caza de brujas. Tíos, primos, vecinos o los propios padres tienen que ser registrados para ser avergonzados públicamente. Para ella, los votantes republicanos no tienen cabida en los Estados Unidos Socialistas, un sueño de la puertorriqueña, quien es miembro de la organización Socialistas Democráticos de América.

«¿Alguien está archivando a estos aduladores de Trump para cuando intenten restar importancia o negar su complicidad en el futuro? Preveo una probabilidad decente de que se eliminen muchos tuits, escritos y fotos en el futuro», pidió en su cuenta oficial de Twitter.

La política pretende que nadie se les escape, ¿de cara a un juicio en el futuro? ¿Son culpables los republicanos? ¿De qué? ¿Va a haber un juicio contra ellos? Más preocupante aún son los casi 350.000 Me Gusta que tiene el tuit liberticida.

Si bien, entre las respuestas se halla la del ex-asesor de Barack Obama, Michael Simon, que contestó que «ya la empezaron». De este modo, se ha creado el ‘Proyecto Responsability de Trump’, con el que aplicarán la denominada como «Cultura de la Cancelación». Es decir, bloquearán puestos de trabajo, o harán que pierda el que tenga, e intentarán de mil maneras digitales de aislar al culpable trumpista para socavar y minar su vida hasta el punto de causarle el aislamiento. De esto saben bastante los Black Lives Matter y Antifa. Ocasio-Cortez o Joe Biden sólo tienen que lanzar el mensaje y sus milicianos responderán de inmediato.

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Peor aún es el centenar de contestaciones de los fieles de la diputada por Nueva York. Sólo un par de ejemplos bastan para dar buena cuenta del nivel de totalitarios profesionales que abundan en Estados Unidos.

En uno de los tuits, una joven está dispuesta a denunciar a sus tíos y de paso destrozarles la vida. «Mis dos tíos, son grandes partidarios de Trump, básicamente han dejado de hablar de él. Han dicho cosas bastante horribles en Facebook, mostrando su apoyo. Hice capturas de pantalla de muchas cosas, así que si intentan fingir que no dijeron nada en apoyo, sacaré la información como una loca».

Otro usuario va más allá y espera que se apruebe una ley que considere una traición ser partidario de Donald Trump. De esta forma, el primero que caerá será su vecino, un hereje al que ya tiene fichado.

«Mi vecino ha tenido un letrero de Trump en su jardín durante los últimos 6 meses. La Asociación de Propietarios no lo eliminará por eso, pero cuando reconozcamos oficialmente eso como traición y los castiguemos en consecuencia, me reiré por última vez».

En el archivo-anti-Trump digital en el que cualquiera puede aparecer, también figurarán los financiadores de la campaña republicana, empresarios o cualquiera que lleve un gorra de MAGA (Make America Great Again) por la calle. Aconsejan para ello llevar el móvil en el bolsillo, siempre a mano para publicar la foto del infiel a Biden. «No serán aceptados por la sociedad», han reiterado una y otra vez los votantes del «partido de la tolerancia».

«Se llama responsabilidad. Si alguien dijo algo imperdonable, debe documentarse y mantenerse listo para tirarlo en la cara cuando sea necesario», expresó otro tuitero.

Buena parte del electorado republicano no podía creer (o sí) el llamamiento de la socialista y no se dejaron amedrentar. Los pro-Trump le recordaban:

«Todo estadounidense debería sentirse amenazado cuando un miembro del Congreso de los Estados Unidos pide listas y persecución de ciudadanos estadounidenses por afiliación partidaria. Francamente, debería ser destituida de su cargo».

Y, pese a que todavía está por ver quién ha sido el verdadero ganador de las elecciones presidenciales en el país, los demócratas saben que cuentan con el apoyo del 90% de medios de comunicación y los CEO de las redes sociales. Jack Dorsey, el cofundador de Twitter, sigue censurando a placer a Trump cuando denuncia que ha habido fraude electoral. Por el contrario, permite que Ocasio-Cortez aliente una persecución ideológica sin precedentes en el siglo XXI, y a la que se unen personalidades como Jennifer Rubin. La escritora y colaboradora del Washington Post y del medio MSNBC no se cortó ni un pelo:

«Cualquier R (republicano) que ahora promueva el rechazo de una elección o llame a no seguir la voluntad de los votantes o haga acusaciones infundadas de fraude nunca debe ocupar un cargo, unirse a una junta corporativa, encontrar un puesto en la facultad o ser aceptado en la sociedad «educada». Tenemos una lista«, manifestó en su cuenta oficial de Twitter.

La periodista americana cuenta con más de medio millón de seguidores y es una persona influyente en EEUU. Sus palabras, propia de regímenes dictatoriales, auguran un destino oscuro y cargado de represalias contra los que dudan del resultado de las elecciones. La élite pro-Biden no quiere esperar a que los tribunales dictaminen si Trump ganó o no estas elecciones o si hubo fraude. Ya han empezado la purga.

(Elena Berberana. Libertad Digital)

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