El Caos se define como un estado superlativo de confusión y desorden. Es de todos conocido que el pasado 28 de abril sufrimos un episodio que bien pudiera calificarse, sin reparo, de caótico, como consecuencia de un apagón que se extendió a toda la España peninsular y arrastró parte de Francia y de Portugal en un siniestro abrazo mortal.
Los austriacos predijeron en 2021 la posibilidad de un apagón de larga duración a partir de 2025 y tomaron sus precauciones, alertando a la población y estableciendo protocolos de actuación. En España, a los que dieron crédito a la predicción austriaca se les tachó de alarmistas y “conspiranoicos”, que sólo pretendían sacar rédito como resultado de propagar un miedo injustificado en la población. Todos los medios se hicieron eco de las declaraciones de Sánchez, acusando de otro bulo, sin fundamento, de la derecha y de la extrema derecha. Sin embargo, la realidad viene a demostrar con terquedad que acaban siendo, los más cuestionados, los que terminan teniendo razón. El apagón se produjo.
A casi un mes del suceso, aún no tenemos una explicación oficial pormenorizada de por qué se produjo el apagón y quien tiene que atribuirse su responsabilidad. La experiencia dice que cuando un análisis necesita, injustificadamente, mucho tiempo de maduración, es porque se precisa cocinar una mentira que no ponga a los pies de los caballos a los auténticos responsables del problema sujeto del análisis. No puedo olvidar la premura de la izquierda, tras los atentados del 11-M, acosando las sedes del partido en el poder para exigir, al día siguiente, el reconocimiento de una autoría que les produjera un rédito electoral inmediato. Dicen que las comparaciones son odiosas. Y ésta, por razones históricas, lo es especialmente.
Un asunto tan grave, como el apagón al que nos referimos, no debería cerrarse a la ligera. En cualquier país, con un mínimo de sentido crítico, habría muchas preguntas que sería preciso contestar. ¿Cómo es posible que una situación así no se hubiese previsto y evitado? ¿Por qué razón fallaron los sistemas de aislamiento de los diferentes sectores de la red defectuosos, de manera que el corte de suministro hubiera sido solo de naturaleza local? ¿Por qué se tardó tanto en recuperar el suministro en toda España? ¿Por qué no se hace una auditoría externa independiente, como ha exigido Portugal, para conocer las verdaderas causas y los responsables del apagón?
A las seis horas del apagón, se produjo la primera comparecencia del presidente del gobierno. Ésta se redujo a una mera teatralización en la que no aportó ningún dato de interés. Tan solo alertó a la población contra cualquier información que no estuviera confirmada por los medios oficiales. En esa comparecencia y en las que han venido después, nuestro presidente solo ha pretendido desviar la atención del auténtico foco del problema, utilizando sus herramientas preferidas: la mentira y la omisión de la verdad. Cabe esperar que la versión oficial, que tal vez algún día nos cuenten, no esté exenta de más de lo mismo. Recordemos algunas de sus recientes mentiras:
- Mintió cuando dijo que las centrales nucleares representaron una rémora en la recuperación tras el apagón. La parada de emergencia de una central nuclear hace uso de sistemas redundantes de refrigeración accionados por motores diésel, lo que hace este proceso independiente de la red eléctrica.
- Mintió cuando dijo que la energía nuclear es muy cara, cuando todos sabemos que esto obedece a una estrategia malintencionada que la grava con más impuestos que a otras fuentes productoras de electricidad, al no calificarla de energía limpia cuando hasta la Unión Europea, en trance perentorio, la ha calificado como tal.
- Mintió cuando dijo que en España no hay uranio, cuando es notorio que es uno de los países de la Unión Europea con más reservas de este elemento. También omitió que está prohibida su extracción por una ley que redactó y aprobó su propio gobierno.
- Calló las limitaciones de operación de las centrales renovables y el riesgo de falta de estabilidad que supone hacer un mix eléctrico con un excesivo uso de éstas.
- Mintió cuando dijo que el apagón fue el resultado de una caída repentina de la demanda en 15 gigavatios, de la que el sistema no pudo recuperarse. Esta circunstancia es absolutamente improbable porque estadísticamente no se puede poner de acuerdo las tres cuartas partes de la población para interrumpir su consumo justamente en el mismo instante de tiempo. Posiblemente, haya confundido, o haya querido confundir de forma malintencionada, a sus oyentes entre lo que son las causas y los efectos del hecho en cuestión. Orwell en estado puro.
Descartando, por falta de evidencias, una acción bélica intencionada dirigida a destruir o inhabilitar gravemente la red eléctrica española. Un apagón, como el que sufrimos, podría ser consecuencia de varias causas, entre las que se encuentran las siguientes:
- Fallo crítico del sistema de gestión de la red eléctrica. Esto pondría de manifiesto una vulnerabilidad en la compañía que gestiona el transporte y la distribución de energía eléctrica en España. La compañía responsable es Red Eléctrica (REE). Esta vulnerabilidad podría haber sido consecuencia de un problema en los medios de que dispone la compañía para hacer su labor, de un error de operación o de una toma de decisiones innecesariamente arriesgada. Aunque el presidente del gobierno quiera desvincularse públicamente de la mencionada compañía, la realidad le desmiente, dado que el Estado es el máximo accionista de la empresa con un 20% de sus acciones. Circunstancia que le permite elegir al presidente de la empresa, nombrar hasta tres miembros del consejo de administración, y que el nombramiento del director de operaciones necesite la aprobación del gobierno.
- Ciberataques procedentes de dentro o fuera de nuestro país. La red eléctrica está controlada por aplicaciones informáticas. No sabemos si adecuadamente protegidas. Según la teoría de evaluación de vulnerabilidad, un hecho así, según los resultados obtenidos, podría preceder al desencadenamiento de hostilidades por parte de un país agresor. Con independencia del origen de la hipotética agresión, ésta se realizaría a través de internet y solo se podría sospechar de 4 paises en el mundo con tecnología suficiente que les capacite para realizarla. Posiblemente, en beneficio de un tercero. Estos países son Estados Unidos, Rusia, China e Israel. No parece que nuestro gobierno actual tenga buenas relaciones con ninguno de ellos, aunque sí que las tienen paises como nuestro “amigable” vecino del sur. Caso de que el apagón fuese consecuencia de un ciberataque, ¿nuestro gobierno lo reconocería? ¿cabría esperar alguna represalia? ¿Diría la verdad a la población?
- Fenómeno meteorológico excepcional. Descartable en esta ocasión, dado que la AEMET no detectó ningún fenómeno atmosférico inusual, y tampoco se produjeron fluctuaciones repentinas de temperaturas en las horas previas al suceso.
- Experimento social. ¡Ninguna hipótesis se debería descartar! Su objetivo podría ser comprobar la resiliencia y docilidad social ante la adversidad, como paso preparatorio a la llegada de calamidades aún mayores. Este experimento constaría de cuatro fases:
- Creación del problema como consecuencia de decisiones inadecuadas o malintencionadas.
- Se prolonga la crisis innecesariamente vigilando que la respuesta social no llegue a ser incontrolable.
- Se desmarcan los causantes de la catástrofe de toda responsabilidad, culpando a un cabeza de turco adecuadamente escogido.
- Se finaliza la crisis haciendo que los causantes aparezcan como salvadores, buscando una confianza de la sociedad en quien no la merece.
Cuando ocurre un accidente aéreo, en pocas horas, una vez encontrada la caja negra, se conocen los detalles precisos que lo ocasionaron. Solo hay que seguir la secuencia cronológica de los acontecimientos registrados. En el caso que nos ocupa, sabemos que Red Eléctrica (REE) guarda registro de todo lo que ocurre en la red, incluyendo los parámetros de calidad y la cantidad de potencia suministrada por cada elemento productor conectado a la red, así como de las acciones manuales y automáticas que pueden conducir a comportamientos excepcionales en la operación. No es aceptable que todavía no se haya dado una explicación pormenorizada, salvo que se esté buscando una verdad oficial exculpatoria y el olvido social.
Aunque sé que una parte de la población ha podido vivir la experiencia de forma anecdótica, restándole importancia al hecho, también hay muchísima más gente que ha padecido las graves consecuencias que ha tenido la pérdida de suministro eléctrico prolongado. Téngase en cuenta que no solo fallaron todos los dispositivos eléctricos con utilidad más o menos crítica, también fallaron las comunicaciones, con la excepción de algunas emisoras de radio que hicieron uso de grupos electrógenos, se cerraron muchas estaciones de servicio, trenes y metros dejaron bruscamente de prestar su servicio y la mayoría de las empresas pararon su actividad. Menos mal que el suministro de agua pudo mantenerse en la inmensa mayoría de las ciudades, gracias a la utilización de equipos de bombeo que no necesitaban la electricidad. Como muestra de la gravedad del suceso, conviene no menospreciar algunas de sus consecuencias:
- A los enfermos críticos, dependientes de equipos medicalizados, que dejaron de disponer de asistencia vital en su domicilio, al no estar preparados, la mayoría de ellos, de equipos electrógenos ni fuentes de alimentación ininterrumpida que pudiesen soportar un apagón de 12 horas. Ya se han contabilizado por la prensa varios muertos.
- A las ambulancias que, ante el colapso de las carreteras de afluencia a las grandes ciudades, no pudieron llegar a tiempo a los hospitales para atender a los enfermos críticos.
- A los accidentes de tráfico y atropellos consecuencia de la falta de circulación regulada por semáforos.
- A las personas que quedaron atrapadas en un ascensor, o que tuvieron que bajarse del tren o del metro en medio de la nada.
- A las personas discapacitadas, sean físicas, psíquicas o sensoriales, que tuvieron que hacer frente a circunstancias, a veces de soledad y abandono, para las que no están preparadas ni entrenadas. Permítanme que les cuente que, mi mujer y yo, tardamos cerca de 5 horas en recorrer una distancia de 15 kilómetros para poder recoger a mi hijo, con discapacidad intelectual, de su trabajo en Madrid. Sin tener siquiera la posibilidad de poder comunicarnos con él y poder tranquilizarle, al quedar el servicio de telefonía inoperativo. Tengo que dar las gracias, una vez más, a los compañeros de mi hijo que no quisieron dejarlo un solo momento, mucho más allá de su horario laboral. Sin duda, la sociedad civil es nuestra única esperanza.
- A los que sufrieron pérdidas materiales como consecuencia del cierre temporal de sus negocios y de la pérdida de bienes perecederos. Las pérdidas se han cifrado al menos en 2000 millones de euros. Perdidas que no asumen la mayoría de seguros ni tampoco el Consorcio de Compensación.
Suponiendo que la causa más probable del apagón fuera consecuencia de un fallo en el sistema de gestión de la red eléctrica, todo parece apuntar a que se optó por una opción de riesgo en la decisión del mix energético que eligió la compañía REE. Si así fuese, es probable que la decisión de riesgo fuese de naturaleza política más que de naturaleza técnica. De no ser así, no se explicaría que REE en su informe de 2024 avisara del riesgo que acarrea el cierre progresivo de centrales de carbón, ciclos combinados y nucleares. Circunstancia que reduce, notablemente, la capacidad de respuesta y la estabilidad del sistema eléctrico.
Para intentar justificar la inestabilidad mencionada en el párrafo anterior, permítanme mencionar unos breves detalles técnicos. Espero que el lector no se ofenda si considera que algunos de ellos son sobradamente conocidos.
- La energía eléctrica se suministra en forma de corriente alterna, con objeto de minimizar las pérdidas en el transporte.
- REE dispone de herramientas que le permiten conseguir un equilibrio entre oferta y demanda. Como son:
- Planificación diaria. Previsión de oferta y demanda
- Uso de energías de respaldo
- Mecanismos de ajuste para corregir desequilibrios.
- Los elementos productores de energía, para que sean candidatos válidos con los que pueda contar REE para el mix eléctrico, deben ser capaces de proporcionar su energía eléctrica respetando estrechos márgenes de tensión y frecuencia con objeto de no poner en riesgo a otros elementos de producción conectados a la misma red eléctrica.
- En lo que respecta a la clasificación de las centrales productoras de energía eléctrica, hay que mencionar que existen:
- Las centrales no renovables que incluyen a las térmicas, que funcionan con carbón, las de ciclo combinado, accionadas por gas, y las centrales nucleares.
- Además, están las renovables que incluyen las centrales hidroeléctricas, los aerogeneradores y las centrales que aprovechan la energía solar, sea mediante placas solares u otros mecanismos como heliostatos. El mayor problema de este tipo de centrales es la dispersión, imprevisibilidad y disponibilidad intermitente en el suministro. Otro problema importante radica en las dificultades para proporcionar una frecuencia estable de suministro cuando no hay suficientes elementos de producción síncronos en el mix, que aseguren una inercia suficiente en frecuencia. Los elementos de producción síncronos incluyen todas las no renovables y, además, a las centrales hidroeléctricas.
De lo anterior se pueden sacar fácilmente algunas conclusiones:
- Puede ser una locura elegir un mix eléctrico en el que no haya una adecuada representación de elementos síncronos que aseguren una estabilidad en frecuencia.
- Demonizar las centrales no renovables conduce a un aumento en el riesgo de apagones, así como una inercia para poder recuperarse de ellos. De nada sirve cerrar las centrales nucleares con la excusa de evitar un riesgo medioambiental cuando todos los paises de nuestro alrededor disponen de ellas.
- El único elemento de producción que es renovable y también síncrono son las centrales hidroeléctricas. Centrales que además tienen la notable ventaja de que pueden ajustar fácilmente la oferta a la demanda mediante el bombeo de agua en altura cuando hay excedente de producción. Estas centrales precisan disponer de un pantano. Curioso que desde que murió Franco no se haya construido ninguno de importancia, que pudiera haber evitado, además, algún desastre como el de la reciente DANA de Valencia. Por el contrario, sí que se han destruido unos cuantos con argumentos supuestamente medioambientales.
- Por más que se incluyen más renovables, cuyo coste de producción es cero, el precio del kilovatio-hora resulta cada día más gravoso para el consumidor. No cabe duda de que alguien, con el beneplácito del gobierno, se está forrando.
Al igual como ocurrió con la DANA de Valencia, no se han sacado conclusiones válidas que permitan tomar decisiones de actuación para que algo parecido no vuelva a ocurrir. Tras la experiencia de la catástrofe de Valencia, se sigue sin acometer la construcción de las presas contempladas en el derogado plan hidrológico nacional que pudieran contener el agua en zonas de riesgo. Siguen sin derogarse las leyes que impiden limpiar los cauces de los ríos, circunstancia que reduciría la acción destructiva del agua. Tampoco se ha reconocido el error de no haber actuado con rapidez en suministrar ayuda inmediata declarando el nivel 3 de alerta y movilizando al ejército para cubrir las necesidades urgentes como era la búsqueda de desaparecidos. Una desidia así solo puede obedecer a una ineptitud fuera de rango, o a una motivación dolosa.
Con demasiada frecuencia, los problemas no solo aparecen como consecuencia de una acción directa que los desencadenan, sino que pueden también surgir del hecho de no haber ejecutado, de forma preventiva, las acciones que hubieran evitado o paliado un riesgo conocido. En eso consiste la responsabilidad por omisión.
De la experiencia personal vivida ese día, tengo que decir, categóricamente, que, en general, el despliegue policial en Madrid, lejos de aliviar el caos producido por el apagón, lo acrecentó. Raro era el cruce que estaba asistido por algún policía que controlara el tráfico. El ejército, por decisión política, no estaba ni se le esperaba. La circulación de las autovías de acceso a Madrid se cortó para desviar el tráfico a la M40. La mayoría de las calles principales también estaban cortadas en el interior de Madrid con criterios sin la menor lógica. Aquello era una auténtica ratonera para hacer perder la serenidad a cualquiera.
La falta de una red de comunicación de emergencia adecuada, hacía que la población no estuviera puntualmente informada a través de la radio y que las órdenes policiales no pudieran ser actualizadas, lo que, lejos de corregir los atascos, los desviaba de uno a otro lugar sin proporcionar solución alguna. La policía, en general, parecía más preocupada de prevenir una ola inexistente de saqueos, custodiando, las estaciones de metro, que ya habían cerrado sus puertas, que en desempeñar una labor de ayuda social: Caos en estado puro. Sin duda la responsabilidad de acrecentar este caos no puede ser de otros más que de los responsables políticos que daban las órdenes, posiblemente la delegación del gobierno, siguiendo sabe Dios qué consignas políticas o qué protocolos a todas luces ineficaces. Responsables políticos que han demostrado sobradamente, una vez más, que la responsabilidad que ostentan está muy por encima de sus méritos para ejercerla.
Dicho lo anterior, sería injusto no mencionar la labor de aquellos policías que siguiendo su instinto de servicio supieron identificar cual era la labor fundamental que tenían que desempeñar: regular el tráfico de forma sensata y asistir a las personas necesitadas de ayuda. No conviene olvidar tampoco la ingente tarea que tuvo que hacer el cuerpo de bomberos, rescatando a gente atrapada en ascensores o que, por sus limitaciones de movilidad, quedaron bloqueados durante el apagón.
El cóctel para seguir fabricando el Caos en España está servido. Este incluye las mentiras para anestesiar a la población y desviar la atención de lo importante, la falta de autocrítica y de acción preventiva que permita evitar nuevas catástrofes, la inercia interesada en la actuación tras un grave siniestro y el fanatismo climático. Mientras no se exijan con seriedad responsabilidades penales, seguro que el episodio del 29 de octubre de 2024, en Valencia, y el 28 de abril de 2025, en toda España, no serán los últimos. Lo peor puede estar aún por venir.

Eusebio Alonso | Licenciado en ciencias físicas. Subdirector del diario online Adelante España.
6 comentarios en «Los cómplices del Caos | Eusebio Alonso»
,,, ¿cuándo será el próximo «apagón»?… (que tienen programado)
Usted da por hecho algo que en mi artículo no se expresa de forma categórica. No teniendo información fidedigna y contrastable, yo no puedo concluir nada. Solo dar posibles causas alternativas de un hecho. Lo que sí dice mi artículo, es que en las catástrofes que hemos vivido recientemente se ha actuado con máxima ineptitud o de forma dolosa. En ello me ratifico.
Si usted tiene datos que nos ayuden a prevenir la próxima catástrofe, le ruego que tenga la amabilidad de compartirlos con nosotros indicando la fuente y las evidencias que lo confirman.
Gracias
Wow, me deja sin aliento sus conocimientos Señor Alonso! Me pregunto si ese señor que esta en el gobierno, y sus seguidores tienen una fracción de conocimiento de lo que usted habla aquí, pues si no es así, o no tiene empleados que tengan estos conocimientos, de que se puede sorprender un pueblo sobre lo que puede suceder en su país. »lo peor esta por venir» puede interpretarse que personas totalmente ineptas tengan el poder de mandar, sin el mas mínimo sentido común de las cosas. Llamarle a las cosas por su nombre, como se viene haciendo por miles de años, y cambiar el concepto de las palabras, educando a los niños de esa manera etc. es de esperar un total caos!
Nadie lo sabe, por eso es de personas con inteligencia y sentido común rodearse de personas con talentos diferentes, President Trump!
Buenos días señora.
Muchas gracias por una valoración que no merezco. El problema no radica en el conocimiento. Seguro que hay muchos asesores políticos, aquellos que lo son por méritos propios, no los que lo son por parentesco o amistad, que saben lo suficiente para hacer las cosas bien. El problema es la actitud del político de imponer, de forma tiránica, su voluntad ideológica por encima del sentido común y del auténtico interés ciudadano. ¿Qué se puede hacer con ellos? Pues muy sencillo, no votar a ningún partido que le haya defraudado previamente. Desconfíe del voto útil. Es una estrategia para la alternancia en la corrupción y la ineficacia. Además, es lo que impide dar una oportunidad a nuevos partidos que, tal vez, llegado el caso, podrían ofrecer un mejor desempeño. Por favor, defienda valores, no siglas.
»Por favor defienda valores, no siglas», responde, el señor Alonso? Gracias por motivarme a consultar con la enciclopedia RANCES, diccionario ilustrado de la lengua española para poder opinar con conocimiento de causa al no poder descifrar el porque de su respuesta sobre mi opinion. Dice el diccionario sobre la definición de ‘sigla’: »letra inicial que se emplea como abreviatura de una palabra», y admito mi ignorancia. No entendí ni entiendo el sentido de su frase ni como debo interpretarla. Si mencione al President Trump es porque admiro al hombre, por sus tremendas agallas de enfrentarse al mundo. Habla claramente, se le entiende todo, no se jacta de saber mas que nadie teóricamente, simplemente hace las cosas con sentido común, haciendo posible que todo le salga bien, y ama a su país sobre todo, incluso dar la vida. Definición de Valor: »persona, cosa o cualidad dignas de ser poseídas». Para que España pueda escoger buenos gobernantes los votantes tienen que reconocer esos valores. (Los míos no cuentan)
No tengo nada contra Trump. Nada más lejos de mi intención que cuestionarlo. Defiende a su país, que es por que lo han elegido. Sin duda me ha malinterpretado.
Cuando hablo de siglas, me refiero a partidos políticos representados por siglas concretas. Lo que quería decir, simplemente, es que, en la sociedad en la que vivimos, son los políticos los que intentan arrastrar los valores de sus votantes según sus intereses, y no al revés. Si queremos una sociedad mejor no deberíamos seguirles ese juego tan zafio. Un partido que deja de defender nuestros valores debería quedar fuera de nuestra intención de voto por unos cuantos años.