Las redes sociales y sus peligros | Albert Mesa Rey

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Pocos son los que no están conectados a una de las múltiples redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea que el mundo cibernético ofrece.  Facebook es actualmente la red social más extendida y se calcula que tiene unos dos mil millones de usuarios en todo el mundo. En el apartado de aplicaciones de mensajería instantánea la palma se la lleva WhatsApp con 300 millones de usuarios y está respaldada por el trío que forma con Facebook e Instagram. Hay otras muchas: YouTube, Messenger, Instagram, WeChat, Tik-tok, Telegram, Twitter, LinkedIn, etc. Como todo en este mundo nada es bueno o malo, solo depende del uso que se le dé.

Uno de los problemas del uso excesivo de las redes sociales, el estar permanentemente conectado es que: “nos acercan a los que están lejos y nos alejan de los que están cerca”.

Las redes sociales actualmente se han apropiado de una gran parte de la sociedad y son los jóvenes quienes más se han dejado influenciar por este medio de comunicación alternativo. No es extraño ver a los adolescentes e inclusive a los niños hipnotizados en su teléfono celular mientras se encuentran ya sea publicando, revisando o simplemente charlando a través de su Facebook, Twitter y más recientemente el WhatsApp.

En este artículo, voy a intentar enfocar este hecho social desde la doble vertiente de los peligros inherentes a las redes sociales y de las adicciones, complementando o ampliando un articulo sobre el tema que publiqué en noviembre de año pasado. Por si estuvieras interesado amable lector, te dejo el enlace. (https://adelanteespana.com/las-adicciones-albert-mesa-rey).

Peligros de las redes sociales:

Con la participación en las redes sociales, hemos convertido nuestra vida en algo completamente trasparente. La cantidad de datos personales que subimos a la red son increíbles. No somos conscientes que cuando subimos a la red cualquier comentario, imagen o publicación perdemos completamente nuestro control sobre ellos. En la mayoría de los casos estos datos que compartimos tienen poco impacto en nuestra privacidad. En la mayoría de los casos, sirve para que la publicidad que nos llega esté personalizada porque los algoritmos que están detrás de las redes sociales trazan un perfil sumamente detallado de nosotros. Por decirlo de alguna manera, estos algoritmos nos conocen mejor que nosotros mismos.

Afortunadamente los que vivimos en países democráticos donde las constituciones garantizan la libertad de expresión, el riesgo de represalias por parte del estado es muy bajo. Pero que no se nos escape, el control que ejercen en las comunicaciones y en especial las redes sociales en los países con regímenes autoritarios les sirve para identificar opositores. Nada es eterno y quien sabe si algún día las tornas cambien y la constitución ya no nos proteja de nuestras publicaciones.

En un plano de mayor impacto, muchos departamentos de recursos humanos hacen “Inteligencia de Fuentes Abiertas -OSINT” y pueden descartar de entrada a algunos candidatos por sus publicaciones en las redes sociales. No es ciencia-ficción, es actualidad.

Otra parte que es muy preocupante son los ciberdelincuentes que usan los datos que generosa e inconscientemente les proporcionamos por ese medio. En otros artículos en esta revista he tratado con algún detalle los ciberdelitos más corrientes. Ten en cuenta amable lector que el ciclo de vida de una ciberestafa comienza por el estudio de las potenciales víctimas recopilando toda la información posible.

Difusión de bulos y desinformación:

Desde hace pocos años la aparición de bulos ha cambiado la opinión de millones de personas sobre cualquier tema que tenga gran difusión.

La técnica se centra en publicar y expandir noticias falsas hasta que lleguen masivamente a todo el público de una red social, con el peligro que entraña leer y no contrastar la información vertida desde un medio concreto.

Por último, y lo incluimos dentro de los bulos o “fake news” aunque se puede extender a otros ámbitos, es muy peligroso publicar determinados comentarios ofensivos que descalifiquen a otra persona, porque pueden acabar teniendo serias repercusiones legales.

Hablar sobre un tema político o sobre creencias religiosas y hacerlo sobre noticias falsas suele ser una mezcla letal para leer opiniones radicales. Aunque haya gente que no lo crea, usar Facebook o Twitter no es más que poner en texto los pensamientos de una persona, por lo que hay que tener mucho cuidado al publicar comentarios de los que luego uno se tenga que arrepentir.

Peligro por adicción:

El Condicionamiento Operante o Instrumental es el término que se emplea para referirse al método de aprendizaje que se produce a través de la asociación de refuerzos (recompensas) y castigos con una determinada conducta.

Te preguntarás que tiene que ver el aprendizaje con los peligros y el uso de las redes sociales. El quid de la cuestión está en el “Refuerzo Condicionado”, que es un estímulo fácil de manejar y utilizar en el contexto en el que se trabaja. En el caso que nos ocupa se traduce en Vivir por y para los likes.

 Este problema, generado sobre todo entre los jóvenes, se debe a su momento vital en el que deben desarrollar relaciones con otras personas de su edad o similar. Si bien tradicionalmente esto se hacía en persona, las nuevas tecnologías han trasladado la creación de nuevas relaciones a través de la pantalla de un móvil. La cuestión radica en el momento en que la persona solo está pendiente de recibir o no una alerta en su teléfono, tras haber subido “stories” o publicar contenido que considere atractivo para la gente y esté esperando que tenga solicitudes de amistad o mensajes directos en cascada, cuando no debería ser así.

 Conclusión:

Los peligros de las redes sociales existen. Están ahí latentes cada día y si no se tiene un mínimo nivel de manejo de las redes sociales, las consecuencias pueden ser fatales. Por eso, hagamos ahora un repaso a las principales recomendaciones para evitarlos:

  • Configura la privacidad de tus perfiles de manera que solo tus amigos vean tu información.
  • Evita publicar datos personales o tus planes sobre las vacaciones.
  • No aceptes solicitudes o mensajes de cuentas o personas desconocidas.
  • Evita pulsar URLs abreviadas que no conozcas su procedencia.
  • Informa sobre cuentas sospechosas u ofensivas.
  • Crea cuentas separadas para tu vida personal y (si es necesario) para tu vida laboral.

Amable lector: Si tienes tiempo e interés en ampliar alguno de los conceptos citados de este artículo, sugiero que “pinches” en los enlaces que he ido resaltando. Gracias por leerme.

Albert Mesa Rey | Escritor

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