Las familias numerosas, entre la espada y la pared | María Menéndez Zubillaga

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Fiambreras, becas o comer en casa. Son posibles opciones para que los alumnos puedan comer durante la jornada escolar de cada día. Porque los niños comen cada día, por lo menos es lo aconsejable y si no lo hacen pues es que algo va mal. Vamos, que no es un capricho comer cada día.

Los comedores escolares tienen unos precios altos. Son caros. Y no puedes hacer como en casa, economía de escala. En el colegio hay que pagar por cada uno. Y eso se multiplica en el seno de las familias numerosas. Nos queda el recurso de la fiambrera, pero no sabemos por qué motivo, por lo menos en Madrid, ha caído en desuso. Los colegios ya no dejan llevar la comida de casa.

¿Entonces? ¿Qué hacemos? Pues pedir la beca o ayuda para pagar un precio reducido en el comedor escolar. En Madrid. El asunto es que las familias numerosas no estamos en el grupo de colectivos preferentes para adjudicar este precio reducido. No sabemos el por qué. Solo sabemos que es demasiado costoso. Porque además ese pago es para la comida central pero los niños tienen la mala costumbre también de desayunar, merendar y cenar. Así que podríamos decir que el comedor escolar es un sobrecoste.

Cuando hemos llevado la propuesta a la dirección de becas y ayudas, nos piden que les justifiquemos por qué considerar a la familia con la renta per cápita no nos sirve . ¡No solo no nos hacen caso, sino que nos piden justificación de por qué lo pedimos! Y eso que están continuamente asegurando que trabajan por la familia.

Si se aplica la renta per cápita de igual manera a las familias con 1 o 2 hijos y a las familias numerosas —con 3 o más hijos—, las familias numerosas nos quedamos fuera. ¿Y por qué, se preguntarán? Porque el razonamiento simple es que, si considero la renta per cápita, a más hijos, más posibilidades. Pero solo si lo aplicas para las familias numerosas. No para todas las familias.

Necesitamos un indicador que corrija la discriminación de considerar igual a las familias con 1 o 2 hijos que a las familias con 3 hijos o más. ¿Por qué? Por el mismo razonamiento que pasa con los tramos. Como en el precio del agua. Cuando pasas de tramo, el precio sube, no solo por el gasto, sino por subir de tramo.

Vamos, que te penalizan por consumir más. En parte tiene su lógica pues sería como penalizar para que se consumiera el agua de una manera más racional y que pasar de tramo supusiera que la estás derrochando.

Pero, claro, en una familia numerosa donde conviven más personas de lo habitual y donde cada una se ducha diariamente, pues ese gasto aumenta y pudiera parecer que se derrocha, pero es que en realidad lo que pasa es que hay más gente de lo habitual. Y se necesita un índice corrector para que no se pase al tramo siguiente, pareciendo que se despilfarra.

De un tramo a otro hay un salto que nos penaliza y discrimina frente a otros. Y eso lo dice la ley nacional de protección de familias numerosas, la ley 40/2003, en la exposición de motivos, donde pone: «Las llamadas familias numerosas presentan una problemática particular por el coste que representa para ellas el cuidado y educación de los hijos… Estas circunstancias pueden implicar una diferencia sustancial con el nivel de vida de otras familias con menos hijos o sin ellos… No debe olvidarse que el artículo 9.2 de nuestra Constitución establece el principio de igualdad material, que debe llevar al legislador a introducir las medidas correctoras necesarias para que los miembros de las familias numerosas no queden en situación de desventaja en lo que se refiere al acceso a los bienes económicos, culturales y sociales».

Cuando hemos llevado la propuesta de este índice corrector, a través de la renta familiar estandarizada, idea original de la federación vasca de familias numerosas —HIRUKIDE— y puesta en práctica en algunos organismos públicos del País Vasco, la respuesta fue que justificáramos el que muchas familias numerosas se quedaran fuera de esta ayuda para reducir el precio del comedor escolar.

Seguramente a otros colectivos nos les han examinado tan a fondo ni les han exigido tantas pruebas para recibir una escasa ayuda. Aún así intentamos demostrar a través de una encuesta a las familias numerosas, que no por ser más miembros en la familia los ingresos eran más . Así que aplicar la renta per cápita de igual manera a familias con 1 o 2 hijos que a familias con 3 o más hijos no era justo.

Hemos recogido firmas y realizado una encuesta para conocer de primera mano nuestras reivindicaciones. Efectivamente no hay correlación entre la renta familiar y el tamaño de la familia. ¡Ojalá a más hijos hubiera más ingresos!

Así que puede haber una familia con 1 o 2 hijos con una determinada renta familiar con la que puedan llegar a final de mes sin agobio y que pueda acceder a este precio reducido en el comedor escolar. De la misma manera puede haber una familia con muchos hijos y una renta familiar alta —relativamente— que a pesar de ello lleguen mal que bien a final de mes y que ni de broma puedan acceder a este precio reducido.

Pocas vías de protesta y reivindicación tenemos. Publicar artículos es una de ellas. Una manera de despertar conciencias. De visibilizar tratos injustos que repercuten negativamente en la sociedad y que penalizan el enorme esfuerzo y la formidable y valiosa aportación de las familias numerosas. Y encima cuando estamos inmersos en un fabuloso agujero demográfico por la gravísima falta de nacimientos.

La política social ayuda en la compra de cada día. La política familiar ayudaría a llenar la despensa. A los que tenemos llena la despensa nos penalizan por ello. Por eso la «Estrategia de protección de la maternidad y fomento de la natalidad» nos olvida. Se busca tener hijos y se olvida a los que ya los tienen. Escupir para arriba o tirar piedras a nuestro tejado se nos da muy bien.

 

María Menéndez Zubillaga, presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Madrid

 

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