Las aberraciones de la ley trans | Luis Losada Pescador

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“Todos tienen derecho a ser quienes son”, argumenta la ministra Irene Montero

La apisonadora gubernamental impuso la ley trans. Se trata de una ley altamente ideológica abiertamente contrario a la causa feminista. La nueva ley permite el cambio de sexo registral cada seis meses con la mera expresión de voluntad. No requiere intervención quirúrgica, ni cambios en la vestimenta ni siquiera informe psicológico. Eso sería cuestionar mi autopercepción de identidad sexual…

Además, la ley no prevé ningún mecanismo para evitar fraudes, por lo que desde el CGPJ se advierte de los problemas de seguridad jurídica que generará la controvertida ley. Si la legislación establece jubilaciones más tempranas para mujeres, seguramente habrá quien repentinamente se sienta mujer sin necesidad de dar explicaciones de ningún tipo.

Si puedo competir en el deporte femenino mejorando mi ranking, es posible que caiga en la tentación de abusar la ley. Si soy un violador y la ley me permite seguir viviendo entre mujeres con la sola afirmación de sentirme mujer, lo haré. Si soy candidato y no encajo en las listas cremallera, basta con que afirme ser mujer para que pueda formar parte legal del listado.

Cuando el sentimiento prima sobre la evidencia biológica, el caos está asegurado.

Pero es que además, todo esto se hace supuestamente para “ampliar las posibilidades de libertad”, explica Irene Montero. Para que todos “tengan derecho a ser quienes son”. ¿De verdad que se garantiza la felicidad impulsando las trampas en el solitario? Nadie está secuestrado en un cuerpo que le es ajeno. Quien tiene ese sentimiento tiene un problema. Grave. Pero no es físico. Ni legal. Es mental. Y toda la sociedad debe de volcarse en ayudarle. No en enterrarle.

Pero el colmo de los colmos de la controvertida ley son los niños. Sólo Holanda permite el cambio de sexo de los menores además de España. ¿De verdad que vamos a someter a los pequeños a operaciones quirúrgicas y hormonaciones de consecuencias irreversibles? La ley establece la posibilidad desde los 12 años para el menor maduro, sin explicar ni detallar como se evidencia la madurez.

¿No se puede hacer una operación estética pero si cambiar de sexo sin el consentimiento de sus padres?, ¿quién se hará responsable de las consecuencias de la violación de la patria potestad?

Y por cierto, ¿qué relación tiene todo esto con aquello de Montero de que “los niños tienen derecho a tener relaciones sexuales con quien les de la gana?

Luis Losada Pescador | Periodista 7NN

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