Desde hace varios años, la izquierda y el movimiento «woke» de la cancelación unen fuerzas para que durante estas fechas no haya ningún tipo de referencias al sentido cristiano
Lo sucedido en esta ocasión confirma las intenciones de una corriente que se quiere imponer de manera unilateral y sectaria, que pasa por el borrado del único sentido posible de este acontecimiento: la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, como hijo de Dios
Así, y desde hace años en España, los ayuntamientos que caen en manos de siglas de la izquierda o el nacionalismo separatista apestan por celebrar este momento con iluminación, mercadillos que de ningún modo guardan relación con la Navidad. Así ha sucedido con varios personajes públicos o políticos, de izquierda que han seguido una hoja de ruta de ir eliminado cualquier presencia pública o sentido religioso de a Navidad y han optado por una celebración pagana al más estilo masónico.
A continuación, como botón de muestra, presentamos algunos de los ejemplos más sectarios, tanto de ayer como de hoy, de este intento de querer borrar cualquier sentido religioso y trascendente de la Navidad.
Ada Colau y el solsticio de invierno
En los tiempos en los que gobernaba la ciudad de Barcelona, la lesbiana y comunistas Ada Colau invitaba a todos los barceloneses a «celebrar el solsticio de invierno». Así, esta alcaldesa pretendía mostrar a sus vecinos que había maneras de vivir «la Navidad de una manera diferente». Quería una Navidad alternativa y laica. Una retórica que lo que pretendía confirmar era la demostración de la destrucción y borrado de las tradiciones religiosas del plano municipal. «Celebramos el solsticio de invierno y el triunfo de la luz sobre la oscuridad, pues la primavera llegará pronto».
Manuela Carmena y sus cabalgatas
Durante la etapa de la también comunista Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, las tradicionales Cabalgatas de Reyes fueron famosas por su polémica.
En la de 2016, el Consistorio apostó porque se omitieran tanto las referencias al Niño Jesús como a los villancicos de toda la vida, que dieron paso a la música discotequera, las danzas étnicas y los bailes indígenas. Mientras, en algunos barrios, los Reyes Magos fueron cambiados por ‘Reinas Magas’.
La Cabalgata del barrio de Vallecas de 2018 fue más allá porque contó con una carroza cuyo mensaje era «la normalización de los derechos LGTBI y la expresión de la diversidad», además de contar con la participación de una ‘drag queen’, La Prohibida.
Las universidades públicas
Las universidades han abrazado también los postulados de esta doctrina ‘izquierdista y woke. Acostumbrados a identificar tradición y religión con algo negativo, esta ideología se ha colado por las puertas y ventanas de las instituciones que teóricamente fueron diseñadas para albergar el conocimiento y el pensamiento crítico.
Tal y como pasó en Estados Unidos, donde este movimiento creció a la sombra y cobijo de sus campus, las universidades españolas no han escapado a ello. Al ejemplo del rector de la Complutense, que apostó por su felicitación navideña por mencionar al «fin del otoño», encontramos otros de, al menos, parecido cuño.
En la Autónoma de Madrid, su rectora, Amaya Mendikoetxea, ha apostado este año por una felicitación para «estos días» donde comparte sus «mejores deseos para un año 2024 lleno de ilusión», pero con ausencia también de la palabra Navidad. No han sido estos dos, ni mucho menos, los únicos casos. Tampoco serán los últimos.
(Con información de El Debate)
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En su último año de mandato, Carmena rectificó, y aprovechó el bicentenario del Museo del Prado para proyectar en la Puerta de Alcalá preciosas imágenes de pinturas clásicas sobre la Navidad. En los años anteriores se negó a sustituir las luces «laicas» del monumento por otras que aludieran al belén, como sí hacían sus predecesores y hacen sus sucesores. La rectificación la honra, pero era año electoral, claro.
El primer año de Carmena hubo en esa plaza reproducciones a escala de la Estrella de la Muerte (curioso, en el mismo lugar en que debió haber estado la estrella de Belén, ergo de la Vida) y al año siguiente una estatua de Batman (un ídolo que en alguna medida recuerda al demonio hasta en la estética, un dios hecho a sí mismo, pues recordemos que Bats no tiene poderes).
Feliz Necedad, Mediocrísimas Señoras y Mediocrísimos Señores Rectoras y Rectores, Alcaldesas y Alcaldesos y otros y otras Altos Cargos y Altas Cargas (y tanto que lo son) que hacen esas cosas. Para eso, no pierdan tiempo de trabajo (es decir, tiempo que deberían dedicar a trabajar y que dedican a saber a qué) en felicitar a nadie, (des)gracias. Y no les cito la más célebre frase de Fernando Fernán-Gómez para no ofender a Nuestro Señor, cuya Natividad celebramos. Él no lo merece.