El doctor Jacinto Bátiz, médico paliativista, es el director del Instituto Para Cuidar Mejor del Hospital San Juan de Dios de Santurce. Es autor del libro ¡Cuidadme así!,
La periodista María Fernández le ha entrevistado para El Debate. Por su interés reproducimos en adelante España dicha entrevista.
¿Qué es para usted la vida?
La cultura de la muerte está a la orden del día, ¿qué opina de la moda que pretende acabar con la vida de un humano, ya sea mediante abortos o eutanasias, y no dársela a los enfermos que realmente quieren seguir viviendo?
Me parece tremendo que decidamos sobre la vida de los no nacidos, ya que no podemos tener en cuenta su deseo. Si cada uno de nosotros pensáramos que estamos viviendo por la generosidad de nuestros progenitores para darnos la vida a pesar, en ocasiones, de sus grandes dificultades económicas, deseos de comodidad, etc., tal vez lo veríamos de otra manera.
Por otro lado, me resulta muy duro admitir que algunas instituciones humanas, o parlamentos elegidos democráticamente, usurpen el derecho a poder determinar quién tiene derecho a la vida. La eutanasia, en su propia definición, incluye que es a petición del enfermo, pero tenemos que preguntarnos por qué solicita la eutanasia. En mi opinión basada en mi larga experiencia como médico paliativista quien pide la muerte, lo que quiere es otra cosa, no quiere seguir sufriendo.
El enfermo cuando sufre y comprueba que los profesionales que le atienden no le alivian el sufrimiento considera que la muerte es la única solución para dejar de sufrir. Sin embargo, esto no nos debiera dejar tranquilos porque detrás de la petición, en este caso, «quiero morir» hay un trasfondo que significa «quiero vivir de otra forma».
También habla de la dignidad humana, ¿qué es?
La dignidad humana es la condición especial que reviste todo ser humano por el hecho de serlo y lo caracteriza de forma permanente y fundamental, desde su concepción hasta su muerte. La dignidad, podríamos decir, es un bien invulnerable propio de cada persona que no se puede perder, pero que sí se puede dañar. Y cuanto mayor sea el desamparo y la necesidad de ayuda de una persona, mayor es la posibilidad de que se sienta herido en su dignidad.
En mi opinión debemos de tener en cuenta cuando atendemos a un enfermo que dignidad para él es lo que el enfermo dice que es, es lo que el enfermo describe como tal, y no lo que los demás pensamos que es.
Hay una frase que comentó que me llamó la atención: ¿Por qué una bacteria se considera vida en marte cuando un latido prenatal no se considera vida en la tierra? ¿Ha encontrado la respuesta? ¿Qué opina?
No encuentro respuesta a esta pregunta que yo mismo me hice, aunque tal vez tenga que ver con el hecho de que no tomamos en valor la vida humana o, dicho de otra forma, tal vez porque la despreciamos. En este mismo medio de comunicación hace más o menos un mes leía el siguiente titular: El Gobierno prepara una ley para proteger a los grandes simios mientras desprecia la vida humana. A mí me preocupa esta «deshumanización» que tal vez está motivada por la «hipertecnificación» a la que nos estamos acostumbrando.
En el campo de la Medicina y sobre todo, en la disciplina de la Medicina Paliativa, a la que yo me he dedicado muchos años en la asistencia a los enfermos y ahora a compartir mi experiencia a través de la divulgación y la formación, he comprobado que el enfermo necesita de la Ciencia, pero acompañada del acercamiento humano de quien se la administra.
A mí me parece que quienes legislan en nuestro Parlamento no tienen la sensibilidad suficiente para preocuparse de quienes sufren en los procesos finales de su vida con enfermedades crónicas avanzadas, incurables y en fase terminal. Según datos de la SECPAL en nuestro país cada año fallecen alrededor de 75.000 enfermos que necesitan cuidados paliativos sin tener acceso a este tipo de cuidados.
Aún no existe una Ley Estatal de Cuidados Paliativos. Tan solo 10 comunidades autónomas tiene regulado este derecho para sus ciudadanos, el resto de las comunidades autónomas no lo tienen. Sin embargo, en España tenemos aprobada una ley de eutanasia a la que se han acogido, durante el año 2023, 727 enfermos que la han solicitado y se ha realizado un total de 323 eutanasias. Es decir, hemos resuelto el sufrimiento a 323 enfermos y no lo hemos hecho a 75.000 que también sufrían.
La Organización Mundial de la Salud ya advirtió hace muchos años que un país que legislara sobre la eutanasia antes que legislar sobre cuidados paliativos sería un país irresponsable.
¿Cómo supo que quería ayudar y cuidar a enfermos en las últimas etapas de su vida?
Yo era médico de urgencias del Hospital San Juan de Dios de Santurce (Vizcaya) y después de 10 años de atender a pacientes agudos a los que había que resolver su situación para que se curaran, me encargaron cuidar a un enfermo en coma irreversible en el Hospital. A partir de entonces fui consciente que también podíamos cuidar cuando no éramos capaces de curar para aliviar su sufrimiento mientras llegaba su muerte. Desde entonces he acompañado y cuidado a las personas que se encontraban en el umbral de salida de esta vida y a sus seres queridos que también sufrían.
¿Cómo se puede defender la vida?
Cuando dirigía la Unidad de Cuidados Paliativos de mi Hospital, la he defendido acompañando a mis pacientes hasta su momento final, evitando el sufrimiento, no adelantando su muerte, pero tampoco evitando que la muerte llegara a su tiempo. Mi objetivo era ensanchar la vida que le quedaba, no la de prolongarla a toda costa.
Ahora, que dirijo el Instituto Para Cuidar Mejor, compartiendo mi experiencia con los profesionales que inician su camino profesional y divulgando que los cuidados paliativos cuidan la vida de las personas, que estos cuidados no tienen como objetivo la muerte, sino que cuidan la vida evitando el sufrimiento mientras esta llega a su tiempo.
¿Qué les diría a los jóvenes que aún no se han visto influidos por estas políticas en contra de la vida?
Que la vida es bella y que hay que protegerla. Que acojan a quienes deseen que la vida continúe, que acompañen a quienes se sientan solos en la vida y que ayuden a quienes tienen dificultades para seguir viviendo.
¿Cómo le gustaría que le cuidaran cuando llegue su momento?
Como ya voy acercándome a ese periodo final de la vida, por mis años, he dejado plasmado en mi último libro, titulado ¡Cuidadme así!, algunos deseos de cómo deseo que me cuiden. Como, por ejemplo: que respeten mi dignidad como persona, que no prolonguen innecesariamente mi agonía y que no permitan que sufra, que alivien mi sufrimiento si es preciso con la sedación paliativa, pero que no adelanten mi muerte intencionadamente.
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