La Unión Europea aprueba otras dos especies de insectos como alimento humano

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El 3 de enero, una forma en polvo de Acheta domesticus -más conocido como grillo doméstico- recibió luz verde para el consumo humano en la Unión Europea. Asimismo el consumo de la forma larvaria del Alphitobius diaperionus -también conocido como gusano de la harina-, para el consumo humano en la Unión Europea en forma congelada, en pasta, desecada y en polvo se ha aprobado a finales de esta semana.

Los nuevos productos a base de insectos para el consumo humano representan el último impulso de la Unión Europea para normalizar el consumo de insectos mediante la legislación, numerosos responsables de diversas organizaciones apoyan el impulso para que los insectos sean considerados como alimento por razones tanto económicas como medioambientales, según ellos, en los últimos años.

En un comunicado de prensa en el que confirma la aprobación de los productos derivados de insectos, la UE subraya que, aunque “corresponde a los consumidores decidir si quieren comer insectos o no”, los alimentos a base de insectos pueden servir como “fuente alternativa de proteínas”, y subraya que muchos insectos ya se comen en otras partes del mundo.

También subraya que ambos productos aprobados “son seguros según los usos y niveles de uso” y “no suponen ningún riesgo para la salud humana” siempre que se produzcan y consuman según lo establecido por la UE.

“La seguridad alimentaria es la máxima prioridad para la Comisión”, informa Der Spiegel a un portavoz de la Comisión Europea en relación con la aprobación.

En los últimos años, las élites mundiales se han esforzado por alejar a las poblaciones occidentales del consumo de carne, tema que volvió a ser objeto de atención en la conferencia anual del Foro Económico Mundial celebrada en Davos a principios de este mes. “Si mil millones de personas dejan de comer carne, el impacto es enorme”, señaló Jim Hagemann Snabe, presidente del fabricante alemán Siemens, durante un panel sobre el cambio climático en la conferencia.

“Predigo que en el futuro tendremos proteínas que no provengan de la carne, probablemente sabrán incluso mejor”, continuó. “Tendrán cero emisiones de carbono y serán mucho más saludables que el tipo de alimentos que comemos hoy, esa es la misión que tenemos que emprender”.

Muchas instituciones nacionales se han sumado a esta iniciativa de abandonar la carne; en los Países Bajos, las escuelas llegaron incluso a alimentar a los niños con gusanos de la harina el año pasado, con la esperanza de que se abrieran a ella como fuente alternativa de proteínas.

Sin embargo, esta iniciativa no parece ser del agrado de todos los implicados, ya que muchos miembros de las élites globalistas parecen dispuestos a mantener sus propios hábitos carnívoros a pesar de los intentos de alejar a los trabajadores de renta media de este tipo de alimentación.

Por ejemplo, en la conferencia sobre el clima COP27 de la ONU, celebrada en Egipto el año pasado, se sirvieron platos de alta gama a base de ternera, pollo y salmón, a pesar de que el organismo internacional ha estado presionando para que se produzca una transición hacia fuentes alternativas de proteínas.

Los análogos de la carne como la carne de imitación (de productos vegetales), la carne cultivada y los insectos pueden ayudar en la transición hacia dietas más saludables y sostenibles”, decía un informe publicado por la ONU allá por 2018.

(Con información de Alerta digital)

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