La UE se aprovecha de las crisis para erosionar la soberanía nacional estableciendo transferencias de poder permanentes a Bruselas.

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Un nuevo informe de un grupo de expertos arroja luz sobre las tácticas mediante las cuales la «Reina Úrsula» utiliza medidas de emergencia para establecer transferencias de poder permanentes a Bruselas.

Quizás muchos de nosotros no somos conscientes de la guerra que se libra entre bastidores contra la soberanía de los Estados miembros de la Unión Europea, pero muchos menos podemos explicar exactamente cómo se está produciendo. ¿Por qué los países parecen cada año más débiles a la hora de defender sus intereses, a pesar de que no se están aplicando reformas estructurales obvias que expliquen esta invasión?

Informe “El golpe silencioso: la toma de poder de la Comisión Europea”,

Está escrito por el periodista británico Thomas Fazi, donde señala que la integración supranacional —el proceso de expansión constante y exponencial de las competencias y poderes de la UE— es la raíz de prácticamente todos los problemas que enfrentamos hoy en Europa.

Fazi también advirte que este proceso no siempre se lleva a cabo dentro de los límites legales e institucionales de la UE. En cambio, la mayoría de las veces se trata de lo que los académicos llaman “integración furtiva” o “integración encubierta”: el acto de tomar deliberadamente por sorpresa a los países al impulsar transferencias de poder envueltas en brillantes medidas de emergencia en tiempos de crisis, medidas que luego resultan ser permanentes e irreversibles.

La Comisión Europea aprovecha los “momentos de miedo público”

En concreto, Fazi examinó tres de esos “momentos de miedo público” que permitieron a la Comisión Europea dar más pasos hacia convertirse en un Estado supranacional.

La primera fue la crisis de la deuda europea —o crisis de la eurozona— entre 2009 y mediados de la década de 2010, que abrió la puerta para que la UE se convirtiera por primera vez en una entidad soberana, con capacidad de imponer reglas presupuestarias para rescatar a sus economías más en dificultades.

Ejemplos más recientes, y mucho más graves, son la crisis del COVID y la guerra en Ucrania.

Por ejemplo, la COVID se utilizó para acostumbrar a los Estados miembros a la muy controvertida idea de endeudarse conjuntamente a nivel de la UE, algo que siempre se encontró con una fuerte oposición de los países frugales, recelosos de compartir una «unión de deuda» en el pasado. Al final, la COVID logró cambiar por sí sola la constitución económica de la UE, y el debate que duró una década se superó «no mediante una deliberación democrática, sino mediante políticas de emergencia», señaló Fazi.

Los 800.000 millones de euros que se han tomado prestados del paquete Next Generation EU para la ayuda a la pandemia tienen otro propósito: son una poderosa herramienta para seguir influyendo y chantajeando a los países que se niegan a adherirse a las líneas ideológicas de Bruselas o a hacer lo que ella les ordena. Esto les ocurrió a Polonia y Hungría, a quienes se les suspendió su parte de los fondos de emergencia por supuestas violaciones del Estado de derecho, y probablemente les ocurrirá a otros países, incluida Eslovaquia , que recientemente se encontró en la mira de la Comisión.

Además, no olvidemos que el «mecanismo de condicionalidad» impulsado durante las negociaciones del presupuesto de emergencia de 2020 no es exclusivo de los fondos de ayuda para la pandemia. Desde entonces, puede utilizarse (y se está utilizando) para congelar los fondos regulares de la UE a los Estados miembros cuando Bruselas lo desee.

La COVID-19 también permitió a la Comisión establecer un régimen centralizado de adquisición de vacunas, persuadiendo a los países de la UE para que permitieran a la Comisión comprarlas en su nombre, alegando que el bloque tenía mejor poder de negociación que los estados miembros individuales. Resultó ser «un enorme desperdicio de dinero», señaló Fazi, ya que la UE compró más de diez dosis de vacunas para cada ciudadano a un precio mucho más alto que el precio medio mundial, solo para descartar posteriormente vacunas sobrantes por valor de miles de millones de euros . Por no hablar de » Pfizergate «, el mayor escándalo de corrupción de la historia de la UE, que von der Leyen trata como si nunca hubiera sucedido. Se niega a adherirse a las normas de transparencia de la UE y hasta el día de hoy publica sus mensajes de texto.

La guerra en Ucrania generó muchas oportunidades similares para que la élite de la UE también se aprovechara. Fazi detalló cómo la Comisión diseñó los regímenes de sanciones en gran medida en solitario, sin involucrar a los Estados miembros en el proceso, y lo justificó con la necesidad de actuar rápidamente. “En realidad, se coordinó más con Washington que con las capitales de la UE”, señaló Fazi.

Además, al hacer promesas de gran alcance a Ucrania en nombre de los estados miembro desde el primer día, von der Leyen se estableció silenciosamente como líder del bloque en política exterior, defensa y cuestiones de seguridad, competencias que antes habían estado estrictamente reservadas a las capitales. Si bien fue intencional, su estrategia fue genial: las declaraciones de von der Leyen crearon “una realidad epistémica” sobre el terreno, fomentando automáticamente un sentido de consenso antes de que pudiera haberlo y presionando internamente a los estados miembro para que apoyaran cualquier política que ella propusiera durante las votaciones del Consejo.

Fazi subrayó que en todas estas crisis se observa la misma tendencia: “las soluciones de emergencia se convierten en el nuevo status quo institucional ”. Y sólo si comprendemos cómo se está produciendo este golpe silencioso podremos tener la esperanza de detectar el próximo intento y empezar a ampliar el debate público hasta que nuestros gobiernos encuentren el coraje para contraatacar.

El tiempo es esencial, ya que el efecto acumulativo de estas apropiaciones de poder hace cada vez más difícil detenerlas. Pero los países de la UE nunca deben rendirse, añadió Fazi. Deben elegir incluso las batallas perdidas, porque el día que dejen de intentar preservar su soberanía será el día en que perderán el control de su destino para siempre.

Fuente: Tamás Orbán | The European Conservative

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