Rosa María Payá: “La represión en Cuba es la peor de América Latina”

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Rosa María Payá es una activista cubana por la libertad y los derechos humanos en Cuba. Hija del disidente Oswaldo Payá, fallecido en un «accidente de tránsito» en 2012 (cuya responsabilidad la Comisión Interamericana de Derechos Humanos atribuyó a agentes castristas), es fundadora de la iniciativa Cuba Decide, una iniciativa ciudadana que pretende reformar el sistema político y el Estado de derecho en Cuba.

El periodista

Lamentablemente, todavía hay mucha gente que tiene una concepción romántica de Cuba. ¿Hasta dónde llega la represión en Cuba?

Tengo amigos en prisión por compartir mensajes en Facebook y una joven de 22 años acaba de ser condenada por transmitir una de las protestas con su teléfono. Ese es el nivel de represión que vivimos en Cuba. Hay más de 1.100 presos políticos en Cuba. En una dictadura, un preso político no es solo alguien que pertenece a un partido u otro; son personas que salieron a la calle a gritar “libertad”; son líderes sociales y miembros de movimientos de oposición; son artistas como el rapero cubano Maykel Osorbo, que recibió un Grammy mientras estaba en prisión. La represión en Cuba es la peor de América Latina y hay más presos políticos en Cuba que la suma de todos los países del continente, incluso teniendo en cuenta países como Bolivia, Nicaragua y Venezuela.

Para que os hagáis una idea, probablemente el líder más importante de la oposición cubana, José Daniel Ferrer, lleva preso desde el verano de 2021 en una celda de aislamiento en estado de putrefacción. Cada 3-4 meses dejan que su mujer y su hija se acerquen un par de minutos a la puerta de la celda y comprueben que sigue vivo. Además, la constitución de la dictadura amenaza con la pena de muerte a quien quiera cambiar el sistema político y económico del país: el comunismo y el socialismo. Es una amenaza que llevan a cabo, porque mi padre fue asesinado junto a Harold Cepero, otro dirigente del Movimiento Cristiano Liberación; igual que el régimen asesinó a manifestantes en las calles en el verano de 2021. La represión es brutal y busca silenciar a la disidencia. Pero a pesar de ello, y a pesar del hambre, la gente sigue manifestándose en las calles y las protestas aumentan cada año porque la situación económica es un desastre y estamos al borde de un Estado fallido. Los cubanos no han dejado de rebelarse y existe la convicción generalizada de que la única salida a la crisis es salir de la dictadura. Esa ha sido siempre la única opción.

A pesar de las protestas y la represión, vemos cómo gran parte de la comunidad internacional mantiene una postura ambigua ante la dictadura, como es el caso del Gobierno de Pedro Sánchez en España, o del representante de la UE, Josep Borrell. ¿A qué cree que se debe esa indiferencia?

Por un lado, tenemos un aparato de propaganda muy poderoso que, por ejemplo, convirtió a un asesino de cubanos, el Che Guevara, en un icono de la juventud internacional; o a un ególatra narcisista, Fidel Castro, en un icono del progresismo. Hoy, estos grupos controlan los medios de comunicación internacionales, como Prensa Latina , que traduce la propaganda del Partido Comunista Cubano al francés, al árabe o al inglés, y también la de Russia Today , que de esa manera llega al público europeo. Este aparato de propaganda es muy influyente y se combina con la mediocridad de muchos gobiernos democráticos, una mediocridad que tiene connotaciones trágicas para los cubanos y también para los europeos.

¿Por qué Pedro Sánchez recibe a Díaz Canel en Bruselas cuando el presidente cubano colabora con Putin en su agresión contra Europa? ¿Por qué la UE firma tratados de cooperación con Cuba que dan cientos de millones de euros a un régimen, cuando lo único que gestiona bien es la represión? ¿Por qué Europa financia a un régimen que persigue a su pueblo? Esto es fruto de la complicidad de políticos como el señor Borrell, que ha facilitado este acuerdo. El Parlamento Europeo ha pedido su cancelación por la falta de respeto del régimen a los derechos humanos, pero Borrell sigue apoyándolo, pese a que es una evidente contradicción con los intereses europeos.

Usted mencionó el papel de Cuba como difusor de la propaganda del Kremlin. La UE sanciona a Rusia, pero no hace nada con respecto a Cuba.

Hay que recordar que el régimen cubano es el aliado transatlántico más importante de Putin y, según datos de hace un año, hay al menos 3.000 cubanos en el frente de batalla en Ucrania combatiendo bajo la bandera rusa. El régimen cubano ha sido parte activa de esta agresión contra Europa no sólo a través de su aparato militar y de propaganda, sino también a través de su influencia diplomática, que es muy grande.

Sánchez y Borrell pertenecen al mismo partido político que José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente español y destacado miembro del Grupo de Puebla. ¿Puede este vínculo explicar la actitud complaciente hacia el régimen cubano?

Por supuesto, pero la conexión es más directa y estratégica. El Grupo de Puebla es la continuación del Foro de Sao Paulo, que se quemó internacionalmente y cambió de marca, pero no de miembros. Una de las principales tareas del régimen cubano desde que llegó al poder fue la formación de una agencia de inteligencia. Esa agencia, el G2, se organizó con la ayuda de la KGB (de donde proviene Putin) y la Stasi, y hoy controla la inteligencia militar venezolana. Después de la caída del Muro de Berlín, la forma de Fidel Castro de mantener su influencia fue el Foro de Sao Paulo que organizó con Lula da Silva, una plataforma política que incluía a la mayoría de las fuerzas de izquierda del continente, tanto democráticas como terroristas. El Foro de Sao Paulo y la intromisión del servicio de inteligencia cubano, que está infiltrado en todos los países de la región, ayudaron a Hugo Chávez a llegar al poder y lograron saquear el dinero de Venezuela.

Este es el comienzo de la expansión del “socialismo del siglo XXI”, que pretende colocar a los aliados de Castro en el poder y que sigue muy vigente hoy en día. Es el enfoque que ha permitido también la infiltración de China, Rusia e Irán en la región. No estamos hablando de un romanticismo, en muchos casos absurdo, de la izquierda internacional con Cuba; estamos hablando de un aparato de inteligencia que funciona desde hace 60 años, que no tiene que dar explicaciones ni rendir cuentas a ningún parlamento, y que sigue funcionando a pesar del desastre y la debilidad del régimen en la isla. Pero es muy difícil derrotar a la represión y su monopolio de la violencia sin una comunidad internacional comprometida con la causa, y eso es lo que no tenemos los cubanos.

Es sorprendente que, a pesar de su debilidad interna, el régimen muestre tanta fuerza en el exterior, como lo hizo cuando intervino militarmente en Angola durante la Guerra Fría. La impresión es que el régimen está dirigido por los servicios de inteligencia.

Por supuesto. La dirección del aparato de inteligencia la tiene la familia Castro y unos cuantos generales más. Cuba está gobernada por un sistema de inteligencia; el resto son las caras civiles que pone ese aparato militar. Y no hablamos mucho del intervencionismo cubano, pero además de Angola, el régimen intervino en la Guerra del Yom Kippur, en Sudáfrica y en Etiopía. Eso le ha servido para ejercer una gran influencia en muchos países.

El problema surge cuando uno se pregunta quién está enfrentando este avance del autoritarismo a nivel global, y especialmente en las Américas. Nadie lo está haciendo con las mismas herramientas que el régimen cubano. La comunidad internacional, es decir, las democracias que quedan en las Américas, la UE y los Estados Unidos, tienen en sus manos convertirse en una amenaza creíble para los intereses económicos, personales y criminales del grupo de familias militares que controlan el régimen cubano. Está en sus manos ser un elemento de presión para acompañar la lucha del pueblo cubano por la libertad.

La administración Biden acaba de permitir a los bancos estadounidenses hacer negocios con el “sector privado cubano”, lo que suena bastante extraño en una dictadura comunista. ¿Cómo se explica esta ingenuidad?

El régimen cubano utiliza un método para influir y obtener concesiones de Estados Unidos. En cinco ocasiones ha creado crisis migratorias para desestabilizar y chantajear al gobierno estadounidense. La última fue en noviembre de 2021, cuando el régimen llegó a un acuerdo con Daniel Ortega en Nicaragua para eliminar la restricción de visado para los cubanos. Desde entonces, al menos 400.000 cubanos han cruzado la frontera sur, lo que representaría el 3% de la población de la isla. Esto se ha convertido en un arma de presión que ha provocado que el gobierno estadounidense actúe de forma absurda.

En Cuba no hay sector privado. Hay cubanos que tratan de sobrevivir con iniciativas muy pequeñas al margen del régimen. Y hay una nueva clase de aspirantes a oligarcas y testaferros de los militares, que son los que pueden importar mercancías del exterior, y que son el medio para que el régimen eluda posibles sanciones. Muchos de estos testaferros son represores del régimen. Es una emulación mediocre de la creación de una oligarquía al estilo ruso. Es así de burdo; por eso es muy triste que Estados Unidos, sabiendo esto, haga concesiones al régimen cubano.

¿Cree que el nuevo presidente argentino, Javier Milei, que ha asumido una postura muy anti-régimen, puede marcar un punto de inflexión?

Milei ha sido muy claro en su condena al castrismo y a las dictaduras de Venezuela y Nicaragua. Ha rebajado las relaciones diplomáticas con el régimen, lo que es una muestra de solidaridad con el pueblo cubano y un gesto de autoprotección, porque las embajadas cubanas son nidos de agentes de inteligencia. Creo que Milei está muy bien orientado y que las demás democracias de América Latina harían muy bien en seguir su línea como una cuestión de autopreservación.

¿Cómo derrotar al régimen cubano?

Europa debe dejar de financiar al castrismo y los acuerdos bilaterales deben terminar. No me cabe duda de que la mejor manera de quebrar el régimen es sofocar sus intereses personales y criminales, que nada tienen que ver con el pueblo. El pueblo cubano ofrece, con su lucha en las calles, la oportunidad de que la democracia global acabe con la cabeza del pulpo totalitario en América Latina. Nosotros, como sociedad civil y oposición, tenemos un camino viable desde nuestra iniciativa, compartida por muchas organizaciones de la oposición. Se llama Cuba Decide y consiste en realizar un plebiscito vinculante e iniciar un proceso de transición a la democracia.

Para que se pueda celebrar un plebiscito vinculante, ¿no sería necesario que una parte del régimen se vuelva contra el propio régimen?

Nuestras esperanzas no están puestas en los opresores del pueblo cubano, pero en estos momentos, los opresores están decidiendo si fusilar o encarcelar a los manifestantes. Y el elemento que puede hacer que esa decisión vaya en el sentido de someterse al pueblo y no en su contra es la presión de la comunidad internacional sobre sus intereses económicos, personales, familiares y mafiosos.

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