Amenaza con cortar relaciones diplomáticas y comerciales y llama a su embajador a consultas
La ministra de Defensa, Margarita Robles, verbaliza la evidencia: el régimen de Maduro es una “dictadura,” una añagaza de democracia. Se suma al reconocimiento del Congreso de los Diputados de Edmundo González como vencedor de las elecciones del pasado 28 julio. Es verdad que la soberanía del pueblo respaldó la lucha por la democracia en Venezuela con el voto en contra del PSOE. El gobierno, para disimular el escándalo propició un encuentro en Moncloa con Edmundo González. No hubo declaraciones ni reconocimiento pero sí imágenes del paseo y foto. ‘Lo importante es la foto’, Zapatero dixit.
La foto de Sánchez con Edmundo se suma a la acusación de “dictadura” por parte de Robles. Así que el régimen, que tiene la piel muy fina, ha decidido llamar a consultas a su embajador. Pataleta de niño caprichoso.
Queda por ver si la crisis llega a mayores. Porque desde la Asamblea Nacional venezolana -una especie de Congreso fake– ya se habla de cortar “toda” relación con España: diplomática, comercial y empresarial. ¿De verdad que Venezuela no quiere el lubricante español que le permite convertir su petróleo en gasolina?, ¿es en serio que quiere expulsar los millones de euros de inversión de Repsol en el país?, ¿seguro que no quiere exportar nada a España siendo que somos su tercer mejor comprador?
Puede que sea verdad porque para el régimen el control férreo del poder es mucho más importante que el bienestar de su pueblo. Enfrentarse a España ‘vendida’ como potencia colonial probablemente de buenos réditos a corto. Pero es el camino más directo para el suicidio social, económico y político.
La respuesta de España es sacar el paraguas y esperar a que pase la tormenta. “Es una decisión soberana”, responde Albares a la decisión de llamar a consultas al embajador. Nada. Ni una crítica, ni un comentario. Nada. Lástima. Porque España está perdiendo la oportunidad de liderar la lucha por la libertad y la democracia en Venezuela. Podríamos hacerlo por razones históricas, lazos de sangre, y poblaciones imbricadas.
Pero el indigno ‘cambiacolchones’ ha optado por colocarse -colocarnos- en el lado equivocado de la historia. Y peor: imitando las peores prácticas. “Estamos viendo como se construye una dictadura delante de nuestros ojos”, denuncia Ayuso.
Luis Losada Pescador | Periodista
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