La Nueva Ruta de la Seda: ¿Vía de desarrollo o de colonización económica? | Albert Mesa Rey

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Cuando hablamos de la Ruta de la Seda, a muchos nos vienen a la memoria los viajes de Marco Polo. La Ruta de la Seda fue una antigua red de rutas comerciales que se extendía desde China hasta el Mediterráneo, conectando a Asia con Europa y África. Fue un importante corredor de intercambio cultural, económico y tecnológico durante varios siglos, desde alrededor del siglo II a.C. hasta el siglo XV d.C.

No era una sola ruta, sino más bien una red de rutas terrestres y marítimas que se ramificaban en diferentes direcciones. La ruta terrestre principal comenzaba en la ciudad de Chang’an (hoy Xi’an) en China y se dividía en varias ramas, atravesando Asia Central, Persia, el Cáucaso y llegando a Europa a través de Anatolia. Desde allí, la ruta se bifurcaba hacia el oeste, hacia el Mediterráneo, o hacia el norte, hacia Europa del Este.

La Ruta de la Seda desde alrededor del siglo II a.C. hasta el siglo XV d.C.

La ruta marítima de la seda se desarrolló principalmente en el Océano Índico y el Mar del Sur de China, conectando los puertos de China, el sudeste asiático, la India, el Golfo Pérsico, África Oriental y llegando hasta el Mediterráneo.

A lo largo de la Ruta de la Seda, se comerciaban una amplia variedad de bienes, como seda china, porcelana, especias, metales preciosos, joyas, textiles, productos agrícolas, tecnologías, religiones y conocimientos científicos.

Además del comercio, la Ruta de la Seda también permitió el intercambio cultural y el flujo de ideas, religiones y tecnologías entre las diferentes civilizaciones a lo largo de su extensión. Fue una ruta importante para el budismo, el islam, el cristianismo y el zoroastrismo, que se difundieron a través del comercio y las interacciones culturales a lo largo de la ruta. Sin embargo, hoy quisiera hablar de la Nueva Ruta de la Seda promovida por el actual gobierno chino y sus implicaciones socioeconómicas.

La Nueva Ruta de la Seda

La Nueva Ruta de la Seda, también conocida como la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, es un proyecto de desarrollo y conectividad propuesto por el gobierno de China en 2013. Como hemos comentado en la introducción de este artículo, el nombre hace referencia a la antigua Ruta de la Seda.

La Nueva Ruta de la Seda tiene como objetivo principal fomentar la cooperación económica y comercial entre Asia, Europa y África a través de la mejora de infraestructuras de transporte, la facilitación del comercio y la promoción de la inversión en los países involucrados. Se compone de dos componentes principales:

El Cinturón Económico de la Ruta de la Seda: se refiere principalmente a la mejora de las infraestructuras terrestres y la conectividad entre China, Asia Central, Europa y Rusia. Esto incluye la construcción de carreteras, ferrocarriles, oleoductos y gasoductos que faciliten el comercio y el intercambio económico.

La Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI: se centra en el desarrollo de infraestructuras portuarias y rutas marítimas en el Océano Índico y el Mar del Sur de China. Esto tiene como objetivo fortalecer los vínculos comerciales marítimos entre China, el sudeste asiático, África y Europa.

La Nueva Ruta de la Seda ha generado tanto interés como controversia a nivel internacional. Los defensores argumentan que puede impulsar el crecimiento económico en los países participantes, promover el comercio y la inversión, y fortalecer los lazos políticos y culturales entre las naciones. Sin embargo, también ha habido preocupaciones sobre la influencia geopolítica de China, la deuda que algunos países pueden adquirir para financiar los proyectos y los posibles impactos ambientales de las nuevas infraestructuras.

Rutas terrestres y marítimas de la Nueva Ruta de la Seda también conocida como la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda (BRI, por sus siglas en inglés)

Potenciales peligros de la Nueva Ruta de la Seda

Si bien la Nueva Ruta de la Seda ha sido presentada como un proyecto ambicioso con el potencial de impulsar la conectividad y el desarrollo económico, también se han planteado algunos posibles peligros y desafíos asociados a esta iniciativa. Aquí hay algunos de ellos:

Dependencia económica: La Nueva Ruta de la Seda puede generar una mayor dependencia económica de los países participantes con respecto a China. Al aceptar inversiones chinas y participar en proyectos de infraestructura financiados por China, algunos países pueden encontrarse en una situación de deuda y dependencia económica que podría afectar su soberanía y capacidad de tomar decisiones independientes.

Desigualdades económicas: Existe el riesgo de que los beneficios económicos generados por la Nueva Ruta de la Seda se distribuyan de manera desigual entre los países involucrados. Los países más pequeños y menos desarrollados podrían tener dificultades para competir en igualdad de condiciones con China u otros países más grandes, lo que podría aumentar las desigualdades económicas y profundizar las brechas existentes.

Riesgos ambientales: La construcción de infraestructuras a gran escala asociadas con la Nueva Ruta de la Seda, como carreteras, ferrocarriles y puertos, puede tener impactos negativos en el medio ambiente. La deforestación, la degradación de los ecosistemas, la contaminación del agua y la emisión de gases de efecto invernadero son algunas de las preocupaciones ambientales planteadas en relación con estos proyectos.

Problemas de gobernanza y corrupción: La implementación de proyectos a gran escala en múltiples países conlleva desafíos en términos de gobernanza y corrupción. Existen preocupaciones sobre la falta de transparencia, la corrupción y la mala gestión en la ejecución de los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda, lo que podría afectar negativamente a los países involucrados y dar lugar a resultados no deseados.

Es importante tener en cuenta que estos son algunos de los posibles peligros asociados con la Nueva Ruta de la Seda y que la evaluación precisa de los riesgos y beneficios depende de diversos factores y circunstancias específicas de cada país involucrado en los proyectos.

Tensiones geopolíticas de la Nueva Ruta de la Seda

La expansión de la influencia económica y política de China a través de la Nueva Ruta de la Seda ha generado tensiones geopolíticas. Algunos países y regiones ven esta iniciativa como una forma de aumentar la influencia china y ejercer control estratégico sobre importantes rutas comerciales y recursos naturales. Esto puede generar conflictos y desconfianza entre los actores regionales e internacionales. Algunos de los aspectos destacados son los siguientes:

Competencia entre potencias: La iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda es vista como una forma de expansión de la influencia de China en los ámbitos económico y geopolítico. Esto ha generado preocupaciones en otras potencias regionales y globales, como Estados Unidos, India y Japón, que ven el proyecto como un intento de China por aumentar su poder y proyección en detrimento de sus propios intereses.

Disputas territoriales: Algunas rutas y proyectos de infraestructura de la Nueva Ruta de la Seda atraviesan áreas que son objeto de disputas territoriales, como el Mar del Sur de China y Cachemira. Estas disputas existentes pueden agravarse o complicarse debido a la participación de China en el desarrollo de infraestructuras en esas regiones.

Intereses regionales en conflicto: La implementación de la Nueva Ruta de la Seda ha llevado a una mayor competencia e interacción entre diversos actores regionales. Por ejemplo, India se ha mostrado reticente a unirse al proyecto debido a preocupaciones sobre la influencia china en la región y ha expresado sus propias iniciativas de conectividad para contrarrestar la presencia china. Además, algunos países de Asia Central están equilibrando sus relaciones entre Rusia, China y Occidente, lo que puede generar tensiones y rivalidades en la región.

Preocupaciones de seguridad: La expansión de las infraestructuras y las inversiones chinas en el marco de la Nueva Ruta de la Seda ha llevado a preocupaciones sobre la seguridad. Existen inquietudes en relación con la protección de los activos y proyectos chinos en el extranjero, así como sobre el aumento de las tensiones en áreas sensibles debido a la presencia china en ellas.

Impacto en las alianzas existentes: La participación de los países en la Nueva Ruta de la Seda puede afectar las alianzas y relaciones bilaterales existentes. Algunos países aliados de Estados Unidos y de otras potencias pueden optar por colaborar más estrechamente con China en el marco de esta iniciativa, lo que puede generar tensiones y reajustes en las relaciones internacionales.

Es importante tener en cuenta que estas tensiones geopolíticas son dinámicas y pueden evolucionar con el tiempo y los cambios en la situación internacional. Además, diferentes países y actores pueden tener perspectivas y preocupaciones específicas sobre la Nueva Ruta de la Seda, lo que contribuye a la complejidad del panorama geopolítico relacionado con este proyecto. De hecho, la invasión de Rusia a Ucrania frenó el ímpetu de la Nueva Ruta de la Seda China.

Impacto de la invasión de Rusia a Ucrania

Es indiscutible que la invasión de Rusia a Ucrania frenó el ímpetu de la Nueva Ruta de la Seda China, dado que el país asiático se ve obligado a aumentar sus exportaciones por el mar, lo que es más costoso y lento para dar salida a sus productos, algo que también constituye una subida de precios en las mercancías; en atención a lo cual Pekín sale altamente perjudicado desde el punto de vista comercial, situación que además repercute mundialmente; de tal suerte que una recesión estaría muy cerca de varias naciones.

Según los datos de los investigadores de Shanghái, en el primer semestre de 2022 no se ejecutó ningún proyecto de la Nueva Ruta de la Seda en Rusia. Los chinos quieren evitar a toda costa el riesgo de las sanciones occidentales. Aunque el proyecto estaba vigente desde 2017, tampoco se completó la construcción conjunta de un súper avión de transporte. Los pocos negocios en curso entre rusos y chinos quedan fuera del esquema promovido por Xi.

Tras suspender las inversiones en Rusia, Beijing decidió intensificar el comercio con Oriente Medio, como explica a Meduza Kristof Wan, director del Centro para el Desarrollo Ecológico de la Universidad de Fudan, en Shanghai. Esto significa que los grandiosos planes de construcción de infraestructuras, que permitirían a los productos chinos llegar a Europa de forma rápida y fluida a través de Rusia y Asia Central, se quedarán en el papel, al menos por ahora.

Hoy, tanto Rusia como China deben lidiar con una intensa presión del sistema de información occidental, y la Nueva Ruta de la Seda no es una excepción. Según Wan, se trata de un fenómeno transitorio, a pesar de que el conflicto en Ucrania se está prolongando.

Por el momento, Moscú y Beijing se centran en el suministro de energía. China depende del petróleo ruso en un 15% y del gas en un 8%. Las dos partes firmaron nuevos acuerdos industriales poco antes del inicio de la invasión de Ucrania. Gracias por leerme.

Albert Mesa Rey es de formación Diplomado en Enfermería y Diplomado Executive por C1b3rwall Academy 2022. Soldado Enfermero de 1ª (rvh) y Clinical Research Associate (jubilado). Escritor y divulgador. Actualmente director del diario digital «Benemérita al día» del Círculo Ahumada – Amigos de la Guardia Civil .

 

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