La mentira se desmorona: el COVID salió de un laboratorio y deben pagar los responsables

El laboratorio de Wuhan se menciona de forma reiterada como epicentro potencial del brote

Durante años, el relato oficial negó lo evidente. Se impuso el silencio, se censuraron voces disidentes, y se aplicaron medidas draconianas que atentaban contra la libertad de movimientos de las personas bajo la excusa de una emergencia sanitaria. Pero hoy, gracias a documentos oficiales y nuevas publicaciones de la Casa Blanca, la verdad aflora: el virus del COVID-19 salió de un laboratorio y los confinamientos, las mascarillas y el distanciamiento social fueron herramientas de represión, no de salud pública.

La Casa Blanca confirma: el origen está en Wuhan

La web de la Casa Blanca ha sido actualizado con una nueva sección basada en las conclusiones del Subcomité Selecto del Congreso sobre la pandemia. Ya no se habla de «origen natural» ni de murciélagos o mercados húmedos. Ahora se utiliza directamente el término «fuga de laboratorio» como hipótesis principal.

El informe pone en el punto de mira al Instituto de Virología de Wuhan, especializado en coronavirus y sospechoso desde el inicio. Entre los datos clave que aporta el documento se encuentran:

• La existencia de una característica genética en el virus que no se encuentra en la naturaleza.

• La aparición de casos en trabajadores del laboratorio ya en otoño de 2019.

• La falta absoluta de pruebas a favor del origen natural.

«Si existiera evidencia sólida de un origen natural, esta ya habría salido a la luz», señala el nuevo texto oficial.

Fauci y la manipulación científica

El informe revela que la publicación que más promovió la teoría naturalista del virus, “El origen próximo del SARS-CoV-2”, fue impulsada por el Dr. Anthony Fauci. Su objetivo: desacreditar cualquier otra teoría, especialmente la de la fuga de laboratorio.

Además, el Dr. David Morens, estrecho colaborador de Fauci, ha sido acusado de eliminar registros oficiales y compartir información confidencial con EcoHealth Alliance, organización dirigida por el controvertido Dr. Peter Daszak.

Esta ONG recibió fondos públicos estadounidenses para financiar experimentos de ganancia de función en Wuhan. Unos fondos que ya han sido cancelados por el Departamento de Salud de EE. UU., que además ha iniciado un proceso de inhabilitación de la entidad por irregularidades flagrantes.

Las medidas represivas fueron injustificadas

Más allá del origen del virus, el informe entra de lleno en la crítica de las medidas impuestas durante la pandemia. El Subcomité Selecto acusa a las autoridades de aplicar medidas coercitivas sin base científica real:

• Confinamientos masivos, que destruyeron empleos, afectaron la salud mental y arruinaron a miles de familias.

• Uso obligatorio de mascarillas, sin respaldo empírico sólido.

• Distanciamiento social, una imposición arbitraria que incluso Fauci reconoció después como carente de fundamento científico.

La Casa Blanca denuncia que el propio Departamento de Salud entorpeció la investigación:

«Dilatando tiempos, ocultando documentación e impidiendo la supervisión adecuada de la gestión durante la pandemia».

Justicia y reparación: los culpables deben responder

Ahora que la verdad sale a la luz, ya no basta con saber lo que ocurrió. Los responsables deben responder ante la justicia. Políticos, burócratas, funcionarios sanitarios y directivos farmacéuticos que colaboraron en la imposición de un régimen de control, bajo la excusa del virus, deben rendir cuentas por sus acciones.

No se trató solo de errores. Fue un ataque sistemático a las libertades, a los derechos fundamentales y a la dignidad de los ciudadanos. Una maquinaria perfectamente engrasada que aprovechó el miedo para imponer el pensamiento único, perseguir al disidente y moldear la sociedad a imagen de la Agenda 2030.

Hoy, cuando ya es oficial que el virus salió del laboratorio y que las medidas fueron represivas y desproporcionadas, urge una exigencia clara y contundente: justicia.