La inmigración. Hay que tomar conciencia de la situación | Jose Ignacio Echegaray

La inmigración

Es un complejo problema que afecta a una gran parte de los países europeos. La situación no es la misma en todos los países, en algunos la inmigración existe desde hace muchos años y han ido recibiendo a personas de otros países de forma paulatina y legal. El problema es que actualmente son muchos y en un porcentaje muy alto, no se han adaptado a las costumbres del país que los ha recibido. Esto, lógicamente, está suponiendo un choque cultural que genera situaciones conflictivas, sobre todo cuando los inmigrantes pretenden imponer su modo de vida y su religión.

El caso de España es diferente, la inmigración ha llegado bastante más tarde que en otros países europeos, pero ha llegado y no para de llegar.

En mi opinión el problema no está en la propia inmigración en sí, está en el modo en que están llegando y en cómo la estamos recibiendo.

El modo es, ninguno. No existe una planificación y una ordenación de cómo debe llegar y, una vez en España, cómo debemos gestionar su incorporación o no, a nuestro país. Simplemente los inmigrantes llegan, fundamentalmente por mar, los recibimos y luego no sabemos qué hacer con ellos.

Al no existir un plan ordenado, tanto para la llegada como para la permanencia, la realidad es caótica, lo que indudablemente está creando problemas de todo tipo. Efectivamente, el gobierno no cuenta con una política efectiva para regular las entradas de personas sin papeles.

El diario El Mundo de 1 de agosto de 2025 publicó un artículo de Marisa Cruz en el que comentaba que, en un sondeo realizado por Sigma Dos para El Mundo, el 63,6% de los votantes considera que existe un problema de integración de los inmigrantes que entran en territorio nacional.

Hablar de inmigración no es ser racista, es poner encima de la mesa un problema grave actualmente y que, si no le ponemos solución, cada vez será más importante. Es preciso analizar cómo tiene que actuar España para dejar a nuestros hijos y nietos un país con algunos problemas muy graves solucionados:

¿Cuántos inmigrantes necesitamos y cuántos podemos integrar realmente?

¿Qué controles debemos tener en nuestras fronteras? No es lógico que a un turista no se le permita la entrada si no tiene la documentación en regla y a una persona que llega en cayuco, sin ningún tipo de documentos, se le permita la entrada y se le aloje dándole todas las facilidades.

¿Qué tipo de cultura queremos que exista en España?

¿Qué coste supone la inmigración ilegal?

¿Qué problemas nos está suponiendo la admisión de inmigrantes ilegales?

¿Cómo podemos luchar contra las mafias que trafican con seres humanos y contra las falsas Ongs?

¿Cuánto nos cuesta a los españoles la compra de votos de los subsidiados?

En España hemos pasado de 1,07 millones de inmigrantes en 1996 a 9,19 millones en 2024, si les sumamos más de 2 millones nacidos en España, estamos hablando del 23% de la población nacional.

Por eso es muy importante que sepamos cuántas personas necesitamos y cuántas podemos integrar.

En definitiva, estamos hablando de elaborar un proyecto ordenado y bien planificado que nos permita gestionar con eficiencia un tema que ya es un enorme problema porque no se ha sabido o no se ha querido abordarlo con un mínimo de sentido común.

Llevamos mucho tiempo oyendo que Europa, y en general occidente, sufre un invierno demográfico desde hace décadas y que es necesario buscar soluciones a las dificultades que han originado, y siguen originando, las bajísimas tasas de natalidad.

Se ha señalado, prácticamente como única solución, la inmigración. Puede ser parte de la solución, pero no la única solución y, en cualquier caso, una inmigración sin ningún tipo de planificación ni regulación nunca puede solucionar esos problemas, muy al contrario, supone crear nuevas situaciones conflictivas.

Es curioso que ningún país, y mucho menos España, nunca ha propuesto tomar medidas que corrijan esas tasas de natalidad tan bajas. Pienso que eso sería atacar el problema desde su raíz. Llevamos tanto tiempo machacando con ideologías que van en contra de la familia y, por ende, de la natalidad, que ahora sería muy difícil hacer campaña en sentido inverso. Además, los dirigentes que tenemos no están por la labor. No obstante, si en algún momento en España, llegaran a dirigirnos unos políticos con dos dedos de frente y una mínima vocación de servicio público, verían que lo primero que hay que hacer es tomar todas las medidas que se les ocurran para aumentar significativamente la natalidad.

Los actuales hacen justo lo contrario, impulsar el aborto y los medios contraceptivos, además de desprestigiar y denostar a la familia, especialmente si es numerosa.

A todos los que criticamos la situación actual de la inmigración, inmediatamente somos tachados de racistas, xenófobos, fachas, etc. Nada más lejos de la realidad. Desde la óptica de la Religión Católica todos queremos lo mejor para los inmigrantes y por supuesto, que sean tratados como merece su dignidad de personas y que seamos solidarios con ellos buscando el bien común.

Pero eso no se consigue lanzando mensajes a los países con pocos recursos diciendo que esto es la tierra prometida y que vengan de cualquier modo, para luego recibirles y no poder darles una vida digna a cada uno. Y mucho menos, dejándolos en manos de los traficantes de seres humanos y falsas organizaciones humanitarias. Lamentablemente, esa aventura, no en pocas ocasiones, acaba con la muerte de muchos de ellos en el mar.

La pobreza de muchos países africanos no se puede solucionar con la emigración de sus nacionales. Es imposible meter África en Europa. Hay que buscar más soluciones, fundamentalmente, ayudando a esos países, pero de una forma más eficaz de lo que se ha hecho hasta ahora.

Las organizaciones internacionales, en lugar de promover el aborto y enredarse en ideologías de género y cambios climáticos, más les valdría diseñar soluciones imaginativas para contribuir al desarrollo de esos países. No se trata de enviarles ayudas pasivas, se trata de enseñarles a crecer para que ellos mismos se responsabilicen y progresen de forma activa.

Esas mismas organizaciones internacionales y los países afectados tienen el deber inexcusable de luchar contra las mafias que trafican con personas y sus aliados, falsas organizaciones humanitarias.

El problema no se soluciona con cantos de sirena, hurtándoles el derecho a residir en su país, con su familia y con sus costumbres. Tampoco podemos dejar sin jóvenes a un país pobre, porque los necesita mucho más que nosotros.

La emigración ha existido desde siempre, lo mismo que el derecho de las personas a poder fijar su residencia en donde más les convenga. Pero todo eso debe hacerse bien, y bien quiere decir con un plan predeterminado serio y riguroso en el que se contemplen, con los análisis previos correspondientes, el qué, el cómo y los recursos que vamos a destinar a su desarrollo. Es imprescindible un gran despliegue de gestión diplomática con los países de origen de los inmigrantes.

La situación actual en España, es insostenible. Urge gestionar la inmigración. El gobierno no lo va a hacer, entre otras cosas, porque ahí tiene un buen caladero de votos. Ya sabemos que Sánchez y su banda son capaces de hacer lo que sea para seguir en el poder. Lo vemos todos los días.

Jose Ignacio Echegaray | Colaborador de Enraizados

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1 comentario en «La inmigración. Hay que tomar conciencia de la situación | Jose Ignacio Echegaray»

  1. El problema está bien planteado y las posibles soluciones son inviables,con el gobierno actual que fomenta ideológicamente el problema y lo financia

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