La extrema izquierda iberoamericana despliega una ofensiva ante el posible regreso de Trump a la Casa Blanca

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La extrema izquierda iberoamericana está preocupada, muy preocupada. Nunca imaginó que Javier Milei pudiera ganar en Argentina y sobre todo que Donald Trump pudiese superar tantos obstáculos y que esté a nada de convertirse en el candidato oficial del Partido Republicano, y posible nuevo presidente de EEUU. Tampoco se imaginó que hubiera una reacción en Europa de los sectores nacionales europeos y que pudieran ganar las elecciones de junio próximo, como las encuestas parecen indicar. Esto les produce miedo y confusión porque pudiera cambiar el tablero internacional.

La extrema izquierda se moviliza

Por consiguiente, los miembros del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla constuidos por personas y partidos de izquierda y extrema izquierda, incluidos grupos guerrilleros, buscan precipitar los conflictos y producir desenlaces en la región, con el fin de controlar el continente antes de que ocurran las transformaciones políticas en Estados Unidos y Europa. Veamos algunas que ya se están produciendo:

Argentina

En Argentina existe un ataque sistemático de la izquierda –desde adentro y desde fuera del país– para desestabilizar la recién inaugurada administración de Milei, el cual se hizo evidente en el paro del 25 de enero. No se lo esperaban. El escritor y analista Mike González lo documentó muy bien en su más reciente artículo.

La intervención de Milei en el Foro de Davos, en el mismo centro del poder mundial, con un discurso que atacaba la misma esencia de la izquierda, fue el detonante que no podían tardar más en su reacción. Días más tarde, el 1 de febrero, se llevaron a cabo protestas para impedir la aprobación del paquete de leyes que Milei necesitaba para recuperar la economía tras el desastre causado por el anterior Gobierno kirchnerista. Algunas de estas protestas fueron violentas, con el objetivo de causar heridos o muertos y acusar así al gobierno de violar los derechos humanos.

En estas manifestaciones participaron ciudadanos extranjeros, entre ellos un chileno, acusado de colaborar en el incendio del metro de Santiago (2019), orquestado por grupos de izquierda.

Colombia

En Colombia, el presidente y exguerrillero Gustavo Petro –miembro del Foro de Sao Paulo, el Grupo Puebla y la Internacional Progresista– ha anunciado que convocará protestas masivas, si es procesado por los delitos que han salido a la luz, en relación con su campaña electoral, entre ellos, haber recibido dinero del narcotráfico.

Obviamente, tanto el Grupo Puebla como la Internacional Progresista publicaron comunicados, victimizando a Petro y diciendo que estaba siendo acusado ilegalmente por sus adversarios para destituirlo.

Para evitar ser vinculado con el narcotráfico, Petro ha interpuesto una denuncia penal contra el expresidente Andrés Pastrana, quien durante los últimos dos años ha estado documentando los vínculos de Petro con los intereses del narcotráfico.

Venezuela

En Venezuela, el dictador Nicolás Maduro ordenó la inhabilitación de María Corina Machado, elegida en unas primarias de la oposición con tres millones de votos. Este 5 de febrero, el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, anunció un cronograma electoral sin la participación de Machado.

Por tanto, la dictadura venezolana apuesta por continuar con el régimen represor y  elimina la opción de una salida pacífica y electoral a la crisis, por lo que 170 parlamentarios de 15 países –en coordinación con el Foro Madrid– enviaron una carta abierta al fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Kham, pidiéndole que acelere los procedimientos existentes contra Maduro.

«Tras obstaculizar las vías electorales, al régimen solo le queda la opción de seguir reprimiendo a una población hambrienta y acorralada, escalando la violencia y cometiendo más crímenes de lesa humanidad, es decir, desencadenar un derramamiento de sangre», indica la carta abierta.

México

En México, el presidente marxista y demagogo, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado una serie de reformas electorales, con el fin de garantizar la permanencia de su corriente política en el poder, tal como se hizo en Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Como puede verse, en los cuatro países mencionados, la extrema izquierda quiere producir un desenlace que les permita mantenerse en el poder, antes de que se celebren las elecciones europeas en junio, y antes de que las primarias estadounidenses definan la posible candidatura republicana de Trump, así como su más que previsible victoria en las presidenciales del 5 de noviembre.

(Con información de la Gaceta)

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