Barna Pál Zsigmond es secretario de Estado del Ministerio para los Asuntos de la Unión Europea (UE) de Hungría,.
La periodista Rebeca Crespo entrevista le entrevista para la Gaceta donde advierte de los riesgos de un bloque comunitario cada vez más centralizado, controlado por la izquierda y alejado de los intereses de los europeos. Por su interés reproducimos fragmentos de la misma.
La UE parece así dividida entre convertirse en un superestado o seguir siendo una unión de naciones soberanas. ¿Cuál sería el impacto si gana la centralización?
Lo que vemos ahora mismo es una lucha de poder entre federalismo y soberanía. Los partidos conservadores quieren volver a la idea original de la Unión Europea: cooperación entre estados-nación soberanos. La élite de Bruselas y la Comisión, especialmente en los últimos diez, 15 años, han intentado concentrar el poder y establecer un Estado federal europeo. Quieren quitar tanto poder como sea posible a los estados-nación.
Esta lucha aparece en la política de inmigración, en cuestiones culturales y familiares, en la agricultura y en la ampliación del bloque. Nuestro gobierno y el movimiento de Patriotas quieren mantener las competencias de los estados-nación. Pero cada vez que sucede algo en Europa, la Comisión quiere ganar más poder. Pasó con el COVID, con la crisis de inmigración ilegal, y ahora con la guerra en nuestras fronteras.
Bruselas tiende a vincular la competitividad con más regulación y con la llamada «transición verde». Mientras tanto, la industria pierde terreno frente a los Estados Unidos o Asia. ¿Está la Comisión empujando a Europa hacia el declive?
Sí. Si miras los números, la economía europea se está quedando por detrás de China y de los Estados Unidos. Compramos energía a tres o cuatro veces el precio que ellos pagan, y esto golpea el corazón de la competitividad. Durante nuestra presidencia comunitaria, nuestro principal objetivo fue recuperar la competitividad de Europa. Y lo que vemos ahora mismo, también cuando se trata de grandes estructuras geopolíticas, es que Europa no está sentada en la mesa en la que se toman las decisiones. En cuanto al proceso de paz, Europa no está sentándose en la mesa. Hace diez, 20 o 50 años, Europa, o al menos sus grandes potencias, estaban allí; ahora mismo nadie nos está tomando en serio porque estamos siguiendo extraños juegos ideológicos en lugar de tener una política basada en la normalidad.
Hablando de Ucrania, Hungría pide un alto el fuego y negociaciones de paz, a diferencia de Bruselas. ¿Cuáles serían las consecuencias para Europa si esta confrontación continúa?
Ya vemos las consecuencias: precios de la energía extremadamente altos, mercados interrumpidos e inestabilidad en la agricultura. Viviendo en la frontera con Ucrania, nosotros vemos el impacto directo. La mayor amenaza es de seguridad, porque la escalada es peligrosa. La UE estaba destinada a ser un proyecto de paz y, si no tenemos cuidado, Europa podría ser arrastrada a la guerra.
Estamos ayudando a Ucrania tanto como podemos, hemos recibido más de un millón y medio de refugiados ucranianos, y más de 50.000 todavía viven y trabajan en Hungría. Desde el primer momento, nuestro país ha dicho que necesitamos paz, un alto el fuego y canales de comunicación. La UE creyó que las sanciones debilitarían a Putin y que la ayuda militar a Ucrania traería la victoria, pero esta estrategia no está funcionando. Mientras tanto, Europa pierde competitividad y seguridad, y ni siquiera está en la mesa donde se toman las grandes decisiones. Los líderes mundiales están negociando la paz, pero Europa está ausente.
La adhesión de Ucrania a la UE también está en el centro del debate. ¿Qué riesgos habría en incorporar a un país en guerra y con problemas de corrupción?
Hungría siempre ha apoyado un proceso basado en méritos. La ampliación es un proceso legal muy elaborado: tienes que cumplir ciertas condiciones, luego entras en nuevas etapas; cumples más condiciones y progresas. Si al final las cumples todas, puedes convertirte en miembro de la UE. Así que siempre hay dos preguntas: ¿cumple un país los requisitos y puede integrarse en la estructura europea? ¿Y está en el interés del pueblo europeo integrar ese país desde una perspectiva económica?
Con respecto a Ucrania, en primer lugar hay una guerra. Es una potencia atómica, así que es una amenaza de seguridad. No podemos tener un miembro involucrado en una guerra y que además sea una superpotencia atómica. Primero viene la seguridad. Después de que logremos la paz, podemos discutir condiciones.
Y también está la cuestión de cumplir los principios democráticos —los criterios de Copenhague— incluyendo la lucha contra la corrupción. Nosotros, los húngaros, tenemos además una condición muy específica: hay una minoría húngara en Ucrania. Hemos pedido varias veces que se respeten sus derechos, y no lo vemos, desafortunadamente. Hay muchas condiciones establecidas en los Tratados que tienen que respetarse.
Hay otro aspecto muy importante para nosotros: los Balcanes Occidentales —los seis países de los Balcanes Occidentales, y también Georgia y Moldavia—. ¿Qué pasará con ellos? Algunos llevan esperando más de 20 años para unirse, hicieron muchos progresos, y no ha pasado nada. De nuevo, es un doble rasero ideológico en Bruselas comparado con la situación de Ucrania.
La inmigración es otro gran tema. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, advirtió en verano de que «una vez legalizas a los inmigrantes, no hay camino de regreso», y denunció el plan Soros. ¿Qué significa esta advertencia y por qué Bruselas promueve las fronteras abiertas?
Es uno de los mayores problemas de Europa. Por eso Hungría construyó vallas en su frontera sur. Creemos que es competencia de cada Estado decidir quién entra, pero la Comisión quiere cuotas obligatorias. Hungría incluso fue multada con 200 millones de euros, más un millón diario, por negarse a las cuotas. Justo hace unos días, la presidenta de la Comisión visitó Polonia. También tiene una valla en su frontera, y felicitaron a Polonia por construir vallas y no dejar entrar a inmigrantes en Europa —protegiendo las fronteras— porque se dijo que existe una instrumentalización de la inmigración por parte de Rusia y Bielorrusia. Nuestro punto es que también hay instrumentalización de la inmigración por ciertas bandas, lo que representa un peligro para la seguridad de Europa. Ha habido ataques terroristas cometidos por inmigrantes ilegales, lo que también es una amenaza para la seguridad europea.
Cuando me preguntas por Soros —al que conocemos muy bien porque es nuestro compatriota—, sí, tiene un plan. Él declaró, incluso en televisión, que Europa debería acoger a un millón de inmigrantes cada año. Básicamente, al hacer eso, cambiaríamos toda la cultura de nuestro continente, porque estas personas tienen una cultura diferente. Es lo que está sucediendo en algunas grandes ciudades europeas. Estamos comprometidos a proteger nuestras fronteras y preservar nuestra cultura. Nosotros, los húngaros, queremos decidir quién entra en nuestro país, y no queremos que Bruselas decida estas cuestiones.
España también enfrenta una ola de inseguridad como consecuencia de la inmigración ilegal. ¿Cree que hay un vínculo entre la inmigración masiva y el crimen?
Si miras las cifras, es más que obvio que muchos crímenes y ataques terroristas son cometidos por inmigrantes ilegales. Nuestro estilo de vida —que heredamos de nuestros padres y abuelos, nuestra cultura y forma de vida europea— también está cambiando al dejar entrar a cientos de miles de musulmanes con una cultura diferente. Es una cultura muy interesante y la respetamos, pero no puedes exponer a la gente de la noche a la mañana a estas nuevas situaciones. En la práctica cotidiana, la integración no está funcionando y terminas con estas cifras de criminalidad. Si miras las estadísticas, verás que sí existe un vínculo directo entre inmigración ilegal y crimen.
Y aquí hay otro aspecto: cada vez más Estados están imponiendo controles en las fronteras internas de Schengen. Schengen es uno de los mayores logros de la UE. Al no detener a los inmigrantes ilegales en las fronteras externas, en realidad perdemos Schengen y terminaremos con controles fronterizos como los que tenían nuestros padres y abuelos —perdiendo la libertad de viajar dentro de Europa sin documentos—.
¿Cree que este cambio es posible con la actual Comisión Europea? Estoy pensando en lo que pasó en Rumanía: un candidato soberanista ganó las elecciones, pero los tribunales y el Parlamento Europeo intervinieron y fueron repetidas. ¿Podría ocurrir en otros países?
Como miembro del gobierno, soy cauteloso al hablar sobre la política interna de otros países. Pero no es bueno cuando los tribunales deciden asuntos electorales. El pueblo es quien debe decidir. Cuando los tribunales intervienen, va en contra de los principios democráticos. Lo hemos visto en Rumanía, en Francia y en Alemania.
Es una tendencia preocupante: Bruselas nos da lecciones sobre el estado de derecho, pero ignora los abusos de los gobiernos de izquierda mientras critica constantemente a los de derecha. Lo mismo sucede con los tribunales de la UE: sus fallos son a menudo muy liberales en inmigración y familia, y muy federalistas en soberanía. Esta es otra lucha que debemos enfrentar.
2 comentarios en ««La élite de Bruselas quiere establecer un Estado federal europeo» – secretario de Estado húngaro para los Asuntos de la UE»
La izquierda europea dirigente de las izquierdas de cada miembro europeo…solo quiere tener todo el poder para realizar su política socio comunista como China….y las demás fuerzas de nacionales de derechas, aun no se han dado cuenta que de la única forma que se les desplaza es copiando sus políticas sociales de migración…wok…pero al revés, justo al revés pero como ellos actúan…
Unidos todos de todas la naciones y actuando al mismo paso…
Tiene usted razón.