La tasa de paro real en España cerró en el 15% el pasado año, una vez sumados los fijos discontinuos inactivos.
La llamada «comunista besucona» Yolanda Díaz miente. Manipula y tergiversa los datos. Hace trilerismo económico. Y después vende como éxito lo que es un fracaso estrepitoso.
Es evidente que una cosa es el paro oficial y otra muy diferente el paro real o efectivo. Debería ser lo mismo, pero no lo es. Esta discrepancia surgió como consecuencia de la reforma laboral que llevó a cabo en 2021 la ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, para, en teoría, y según vendió, reducir el empleo temporal. Pero, básicamente, lo que hizo fue una de trilerismo, esto es, cambiar el nombre a los contratos temporales, convirtiéndolos en «fijos discontinuos», con la particularidad de que dejan de contabilizar como parados incluso en períodos de inactividad, maquillando así las cifras oficiales de desempleo. Voilá. Con eso redujo cientos de miles de parados.
Y esta trampa estadística es lo que, en esencia, permite al Gobierno reducir también de forma artificial la tasa de paro. Mientras que el paro registrado se sitúa en 2,77 millones, el paro real, incluyendo los fijos discontinuos inactivos, se eleva a un total de 3,55 millones, superando incluso las cifra de 2022 y 2023. Es decir, el Gobierno esconde 778.000 parados bajo la alfombra de los fijos discontinuos . El desempleo real asciende pues al 15%.
Mientras que el paro registrado se redujo en 141.000 personas entre enero de 2023 y enero de 2024, el paro efectivo disminuyó sólo en 13.000. Excepto en septiembre, mes en el que vuelven a la actividad laboral los demandantes del sector educativo, el paro efectivo creció en el segundo semestre del pasado año, tal como lo hacía el paro registrado antes de la reforma de Díaz en 2021.
Y es que la demagogia y la mentira son el denominador del comunismo en aquellos sitios donde gobierna. Y este caso, la comunista Yolanda Díaz se ha convertido en una alumna adelantada. Pero eso sí, mientras, cada vez hay más parados en España. Pero a los comunistas esto no les importa.
Fuente: M. Llamas | Libre Mercado
