Javier Urra: «Nadie nace en un cuerpo equivocado. Es un tópico erróneo»

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Como el, otros muchos psiquiatras y psicólogos –y las sociedades médicas que los representan– creen que traerá «nefastas consecuencias» para los más vulnerables: los niños y adolescentes con entornos de riesgo y problemas de salud mental.

La nueva Ley ¿responde a la necesidad de otorgar nuevos derechos a una parte de la población marginada hasta ahora?

La transexualidad existe, nadie lo niega. Lo hemos llamado siempre disforia de género, aunque la Organización Mundial de la Salud dejara de reconocerla como tal en 2018. Lo que pasa ahora es que nos quieren «vender» que es una realidad mucho más grande de lo que se ve. Hay muchísimos menores con problemas emocionales: depresivos, obsesivo-compulsivos, carencias afectivas, trastornos de la conducta alimentaria, etc. Esa sí es la gran mayoría. Transexuales hay, pero muy pocos, muchísimos menos. En el centro que yo dirijo, de 1.120 niños y adolescentes con problemas que hemos atendido, solo 2 eran transexuales. A esos dos les hemos atendido y acompañado en su proceso, que estaba perfectamente regulado y ajustado a sus necesidades.

Un tópico que hay que desterrar es la frase de que «hay gente que nace en un cuerpo equivocado». No, nadie nace en un cuerpo equivocado. Lo que hay son personas que tienen distintas orientaciones sexuales. Hay que distinguir entre orientación e identidad sexual. Lo segundo es algo mucho más profundo, que es parte de la esencia de la persona y que atañe a con que género se identifica. Esta Ley plantea algunos aspectos que dejan claramente en indefensión a los menores, y no sé si tendría que intervenir el Tribunal Constitucional para reparar esos derechos que creo se vulneran –posiblemente con la mejor voluntad –pero de manera desacertada. Haremos muy bien en ayudar a los niños y niñas que realmente son transexuales, pero siendo cautos, yendo despacio, viendo cómo evolucionan y no cometiendo errores o induciendo ideológicamente.

¿En qué sentido?

Porque a los que hacen las leyes les molesta que les lleven la contraria. Como le decía, los clínicos siempre apostamos por ser más prudentes en los criterios, porque, después, si como adulto te arrepientes de la decisión que has tomado, no puedes dar marcha atrás. Y digo «no puedes» en el sentido estricto: está prohibido, nadie te va a ayudar, es un camino solo de ida. Ya se están viendo casos de adultos transgénero arrepentidos que reclaman a la Sanidad pública por haberles «arruinado la vida» siendo niños o adolescentes, al no exigir informes de los especialistas que les trataban y darles acceso a la cirugía de eliminación de sus genitales sin las suficientes evidencias de que algo así les iba a ayudar.

Estamos en un momento delicado respecto a la salud mental de la población, especialmente de los más jóvenes. ¿Irá a peor?

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