Manifestación contra la islamización en Canarias: «España cristiana y no musulmana»

Primeros signos de rebelión: Tarrasa marca el camino

La islamización de la sociedad española ya no es una sospecha ni una advertencia profética. Es una realidad que empieza a despertar una reacción popular. En Tarrasa, cientos de ciudadanos salieron a la calle para alzar la voz. ¿Su mensaje? Claro y directo: defensa de la civilización cristiana y rechazo a la islamización y a la inseguridad.

Los organizadores fueron contundentes: “El islamismo es una ideología político-religiosa que atenta contra los derechos humanos y que acaba con nuestra civilización”. No se puede decir más claro.

Esto no fue un hecho aislado. Fue la primera grieta en el muro del silencio. Y es una señal de que la paciencia de los españoles está llegando a su fin. La islamización de la sociedad española es una evidencia creciente en nuestras calles, barrios y escuelas.

Canarias: una voz que se alza por la identidad cristiana

Después de Tarrasa, la reacción llegó a Canarias. En una reciente manifestación que recoge Hispanidad se pudo escuchar el grito que ya se convierte en lema: “España cristiana y no musulmana”. No es odio, no es xenofobia. Es identidad, es cultura, es supervivencia.

¿Se puede pedir convivencia cuando uno de los sistemas religiosos niega los pilares de nuestra civilización? La islamización de la sociedad española choca frontalmente con la dignidad de la persona, la libertad religiosa, y la igualdad entre hombre y mujer.

No se trata de una religión privada. El islam, como estructura civil y legal, pretende imponerse desde dentro. Se ampara en el relativismo multicultural para expandirse. Se aprovecha de la cobardía institucional. Y todo eso con la complicidad del progresismo, de la izquierda multicultural, y del Nuevo Orden Mundial (NOM).

Cristianismo e islam: diferencias irreconciliables

La pregunta es inevitable: ¿son compatibles el cristianismo y el islam? Muchos voceros del NOM insisten en una respuesta políticamente correcta. Pero la realidad histórica, filosófica y moral grita lo contrario: no, no lo son.

La islamización de la sociedad española supone el retroceso de siglos de evolución cultural, jurídica y social. El cristianismo exalta la dignidad individual, la libertad, el perdón, la racionalidad y el amor como centro de toda vida social. El islam, como estructura jurídica y política, impone sumisión, castigos físicos, subordinación de la mujer y restricción religiosa.

No se puede edulcorar lo evidente: las raíces cristianas de Europa y de España no son compatibles con el islam. No en su estructura, no en su doctrina, no en su visión del ser humano.

Un pueblo que comienza a perder el miedo

La buena noticia es que el pueblo comienza a despertar. Aunque tímidamente, españoles valientes están saliendo a la calle, hartos de callar. Hartos de ver cómo se impone en las instituciones una normalización de la islamización de la sociedad española sin debate ni consulta.

La corrección política ha sido el mayor cómplice. Pero empieza a romperse. Cada vez más ciudadanos comprenden que no hay neutralidad posible: o defendemos nuestras raíces cristianas o nos rendimos a un modelo ajeno a nuestra historia, incompatible con nuestra libertad.

Se ha repetido demasiadas veces: “no todos los musulmanes son islamistas”. Pero eso no impide que el islam, como sistema legal-religioso-político, sea incompatible con nuestros valores sociales y cristianos.

La islamización de la sociedad española es el resultado de décadas de relativismo, de inmigración sin integración, de cesión cultural. Pero aún estamos a tiempo de revertir este proceso.

Necesitamos más Tarrasa, más Canarias. Necesitamos una España que recupere la voz y diga sin miedo: “España cristiana y no musulmana”. Porque no se trata solo de religión. Se trata de identidad, de cultura, de libertad, de dignidad.