Humillación Puigdemont | Luis Losada Pescador

El prófugo presume de tener sometido al presidente del gobierno

El prófugo Puigdemont escenificó este jueves su primer acto de campaña. Rodeado de los suyos anunció su candidatura a las catalanas y su -supuesta- renuncia a las europeas. ¿El escenario? Elna, un pequeño municipio al sur de Francia, de nuevo, burladero de la justicia española. Elna es simbólico para los secesionistas porque ahí es donde se imprimieron las papeletas del 1 de octubre y donde se guardaron las urnas fake que el CNI -supuestamente- no fue capaz de encontrar.

La escena, épica. Cientos de personas aclamando al prófugo de “president”. Él, ufano, anuncia que terminará el trabajo que dejó a medias, que pretende restituir la presidencia destituida por el 155.

Presume de ser el garante de la gobernabilidad de Sánchez y de que la legislatura se negoció en Bruselas. Una “anomalía democrática”, dice. ¡Y tanto! Lo peor es que Puigdemont tiene razón. Escucharle presumir de cómo chantajeó y chantajea al gobierno es todo menos la cacareada concordia. 

Su hoja de ruta es todo menos “pasar página”. Su negociación es más bien extorsión: o referéndum de autodeterminación o declaración unilateral de independencia. Y lo peor es que no va de farol. Porque sabe que no tiene freno, que Sánchez es una marioneta a la que se le puede sacar todo. Lograron eliminar el delito de sedición y rebajar la malversación tras conseguir los indultos. Ahora han logrado no sólo la amnistía sino una amnistía amplia e inmediata que incluya malversación y terrorismo. Sánchez es un chollo para los vendepatrias de la secesión.

Lo malo no es que Puigdemont sea desleal con España, carezca de escrúpulos y esté dispuesto a romper la cuerda en la negociación. Lo malo es que Sánchez se lo permita y ceda de manera sistemática y pretenda vendernos que la cesión y la humillación es un gesto valiente para la reconciliación y la concordia. Una cobardía sin vergüenza. Puigdemont era un cadáver político y Sánchez lo ha resucitado. El prófugo se siente tan fuerte que ahora lanza una OPA sobre ERC y las CUP para presidir una candidatura conjunta frente al constitucionalista españolista. Será que no. Pero por él que no quede.

Está por ver que supere a ERC en las catalanas porque de momento el CIS catalán le coloca como tercera fuerza política. En caso de ser la primera fuerza secesionista, ¿exigirá al PSC la presidencia a cambio de la gobernabilidad en Madrid? Está descontado.

Puigdemont se cree impune. Pero existe un detalle llamado estado de Derecho. Y ocurre que está imputado por el Supremo por delito de terrorismo. Y ocurre que Llarena no ha aceptado su séptima recusación. Y también ocurre que la Comisión Europea ya ha emitido un informe donde señala abiertamente que en la Ley de Amnistía es contraria al Derecho de la Unión. 

Así que ese escenario de regresar a España para su investidura en olor de multitudes al grito de ‘president’, ‘In-de-pen-den-ci-a’, Catalunya Lliure, etc. puede no ser más que un sueño húmedo de un presunto delincuente de uno de los peores delitos: atentar contra la nación mediante la violencia, la mentira y el chantaje.

Hay algo peor: dejarse chantajear por semejante personaje.

Luis Losada Pescador | Periodista

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