El globalismo y la agenda 2030 no admiten la libertad de expresión ni las discrepancias. En cualquier parte del mundo cuando alguien o algo se sale de la dictadura impuesta se le reprime con la censura, la cancelación e, incluso, la cárcel. Hoy es en Alemania, pero pronto será en España. El aprendiz de dictador Sánchez ya está dando los pasos para ello.
Persecución al partido alemán soberanista de Alternativa para Alemania (AfD)
Dentro de esta dictadura globalista no pueden permitir que haya partidos políticos que defiendan los intereses soberanos de sus respectivas naciones. Y por ello hay que ir contra ellos.
En Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) –un partido político que defiende la identidad soberana alemana frente al globalismo – es ya el segundo partido del país en intención de voto, y su subida no parece tener límite, algo que tiene literalmente aterrada a la clase política alemana, toda ella sumisa al globalismo. Y, obviamente están dispuestos a lo que sea para detener su avance.
Y entre ese «lo que sea» está, además de la continua amenaza con ilegalizar el partido, someterlo a un régimen especial de supervisión y espionaje por parte de los servicios secretos alemanes, una indignante anomalía a la que acaba de dar un espaldarazo crucial un tribunal alemán.
Un juzgado, a petición de los servicios secretos alemanas, avala que sea vigilado y espiado
Los servicios secretos alemanes -la poderosa agencia de inteligencia nacional- , la Oficina para la Protección de la Constitución (BfV), y un juez del tribunal superior ha permitido que la BfV siga clasificando a Alternativa para Alemania (AfD) como «caso sospechoso» de extremismo de derecha. «Extrema derecha» es la palabra comodín para ser usada como se quiera y con quien se quiera. A lo que el sistema quiera. Además, en este caso, ya es el colmo, es la de ser «sospechoso». Y como consecuencia de ser «sospechoso de ser de extrema derecha», avala que la Inteligencia alemana siga vigilando, infiltrando y espiando a AfD.
La medida allana el camino para que BfV y otras autoridades utilicen poderosas tecnologías de vigilancia contra el partido, incluida la lectura de correos electrónicos, historiales de navegación y monitoreo de correos electrónicos y chats. En efecto, cualquier persona asociada con el partido ahora puede verse atrapada en la red de vigilancia que ahora puede desplegarse legalmente contra la segunda fuerza más popular del país.
La Oficina para la Protección de la Constitución (BfV), un organismo político y parcial
En particular, la Oficina para la Protección de la Constitución (BfV) está liderado por Thomas Haldenwang, de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), abiertamente hostil a AfD. Aunque la CDU ocupa el primer puesto en intención de voto, AfD crece en buena medida a expensas de los democristianos, que tienen más interés que nadie en ilegalizar el partido o, al menos, entorpecer su ascenso.
Además, el BfV ya confirmó que tiene informantes -espías- trabajando dentro del partido y ya está presentando el próximo caso contra AfD, que lo catalogará como un «caso cierto de extremismo de derecha», lo que podría abrir las puertas a una posible prohibición del partido. La clasificación como «caso sospechoso» significa que la BfV puede usar recursos de inteligencia; por ejemplo, puede reclutar agentes encubiertos o informantes pagados en el entorno del partido.
Por su parte, el tribunal superior afirmó que «AfD está llevando a cabo esfuerzos dirigidos contra la dignidad humana de ciertos grupos de personas y contra el principio de democracia». Argumentó además que «existe una sospecha fundada de que corresponde a los objetivos políticos de al menos una parte significativa de AfD conceder sólo a ciudadanos alemanes con antecedentes migratorios un estatus legalmente devaluado. Esto constituye una discriminación basada en la ascendencia que es inadmisible según la Ley Fundamental y es incompatible con la garantía de la dignidad humana».
Un juez que no busca la verdad rechaza todas las pruebas de AfD
AfD protestó porque el juez del caso, Gerald Buck, había rechazado 470 intentos de presentar pruebas ante el tribunal en nombre del partido. También señaló que la audiencia que recibieron fue notablemente breve. El juez afirmó que las pruebas que AfD intentaba presentar eran irrelevantes para el caso o revelarían los métodos de investigación utilizados por la Oficina de Protección de la Constitución (BfV).
AfD ha prometido apelar el caso judicial, que en última instancia podría llegar al máximo tribunal del país, el Tribunal Constitucional.
En definitiva, ni el sistema alemán ni el globalismo quiere un partido político que defienda los intereses de Alemania y se oponga a la sumisión frente al globalismo y por eso quieren ilegalizarlo. Buscarán cualquier excusa para ello.
Y una vez realizado esta prueba piloto en Alemania lo rebotarán en España con Vox. Y si no, al tiempo.
Fuente: La Gaceta
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