Hagamos las cosas razonablemente

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La última votación en el Parlamento Europeo pone cosas en el punto de mira: edificios “eficientes” por ley y veto a la calefacción diésel o gas en 2035. La votación en el Parlamento Europeo aprobó hace dos semanas, por 343 votos a favor, 216 en contra y 78 abstenciones, su proyecto de informe para la descarbonización del sector de la construcción para 2050. Todo proviene del estudio realizado por la Comisión Europea que considera que el 40 % que los edificios son responsables del 36 % de la energía que se obtiene de elementos que producen gases de efecto invernadero y el 40 % de la que se produce. En la mayoría de los casos no son energéticamente eficientes, por lo que no podremos conseguir en 2050 la emisión de gases cero, aún quedarán entre un 85 % y un 90 % de edificios que harán imposible alcanzarlo. La UE exigirá que todos los edificios nuevos tendrán que ser cero emisiones a partir de 2028, plazo que se acorta a 2026 para edificios públicos. Los edificios residenciales tendrán que conseguir la clasificación energética E en 2030 y la D en 2033. Para ello, deberás comprobar el aislamiento térmico de tu vivienda e instalar ventanas de cristal doble para lograr que el calor se conserve y se establezca una temperatura media en la vivienda. Aspira a llegar a 35 millones de edificios y, según los que piensan, van a crear “160.000 puestos de trabajo verdes adicionales” en la construcción.

Hay excepciones: monumentos, edificios protegidos “por su valor arquitectónico o histórico”, iglesias y lugares de culto o vivienda pública social si la renovación puede suponer “un aumento del alquiler que no podría compensarse con el ahorro en la factura energética”. Con este planteamiento se conseguiría que la mayor parte del conjunto inmobiliario de la UE sea de tipo E o, lo que es lo mismo, de cero emisiones. Con ello, Europa será climáticamente neutra de aquí a 2050, sin contar las excepciones mencionadas.

Como en todos los casos, los que tendremos que gastar el dinero seremos los europeos vía subvenciones, que saldrán de los impuestos. El resto del mundo, que es la mayoría, seguirá más o menos como está; eso sí, el CO2 lo tendremos proveniente de otros lugares gracias a las corrientes y podremos seguir respirando y cultivando, teniendo buenos bosques y prados.

(Jacinto Seara | Científico y Escritor)

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