Grave cesión de Sánchez a Mohamed VI: El Gobierno desmonta el CNI en Marruecos y deja a España a ciegas sobre seguridad

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Limita la presencia de agentes del CNI en el país vecino, potencialmente enemigo por sus deseos de anexión de territorio español

La traición de Sánchez ante Mohamed VI: Sumisión y vasallaje en su máxima expresión

La cesión del Gobierno de Pedro Sánchez ante Marruecos ha alcanzado un nuevo nivel de sumisión y vasallaje, cuando no de traición, con la eliminación de la presencia de agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en territorio marroquí. Según una investigación del diario El Mundo, el Ejecutivo ha desmantelado la operativa de inteligencia en un país que, de facto, actúa como enemigo al pretender la anexión de Ceuta y Melilla. Esta decisión no solo compromete la seguridad nacional, sino que también supone una traición a los intereses españoles.

Desmantelamiento del CNI

Fuentes de inteligencia han confirmado que la actividad del CNI en Marruecos ha quedado reducida a una presencia testimonial. Aunque desde el propio organismo aseguran «las necesidades informativas que tiene el CNI en Marruecos están bien cubiertas. Es falso que haya habido una limitación»,  sin embargo, otras fuentes desmienten esta afirmación, denunciando que en los últimos tres años se ha paralizado por completo la labor de inteligencia y contrainteligencia en el reino alauí.

Antes de esta retirada, los agentes españoles vigilaban sectores clave para la seguridad nacional, incluyendo la defensa, la lucha contra el yihadismo, la inmigración ilegal y los intereses comerciales. Sin embargo, el Gobierno ordenó la retirada abrupta de estos efectivos, dejando a España en una situación de total vulnerabilidad en un territorio que la propia inteligencia considera «crucial». Es inconcebible, salvo que haya intereses espurios, que ante un país vecino que quiere anexionarse territorio español, el gobierno elimine a sus agentes de información.

Sánchez y su Gobierno: ¿Aliados de Marruecos?

Este desmantelamiento coincide con los acuerdos alcanzados entre Pedro Sánchez y Rabat en materia de seguridad y migración, así como con el giro sobre el Sáhara Occidental. En marzo de 2022, el Gobierno español abandonó su histórica posición de apoyo a un referéndum de autodeterminación para la excolonia, respaldando en su lugar el plan de autonomía marroquí. Esta cesión, que nunca fue explicada con claridad, fue interpretada como un acto de sumisión ante las presiones de Mohamed VI.

Fuentes de la inteligencia española con experiencia en el terreno han manifestado su malestar ante esta situación. «El Gobierno no quiere molestar a Marruecos. Por eso ha sacado de allí al CNI, para evitar cualquier tipo de problema o de malentendido que comprometa la relación«, aseguran. Sin embargo, esta estrategia no ha impedido que Marruecos haya utilizado la inmigración como arma de presión contra España.

Marruecos, una amenaza latente para España

El 17 de mayo de 2021, el Gobierno de Mohamed VI permitió la entrada masiva de miles de migrantes a Ceuta como represalia por la presencia en un hospital español del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Este incidente evidenció la capacidad de Marruecos para desestabilizar la seguridad española a través de la inmigración. En lugar de tomar medidas firmes, el Gobierno de Pedro Sánchez optó por la complacencia y el apaciguamiento.

Otro episodio alarmante fue el espionaje con el programa Pegasus. Investigaciones independientes han revelado que los teléfonos de Pedro Sánchez, la ministra de Defensa Margarita Robles, y el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, fueron infectados con este software de vigilancia. Un informe del The Guardian apunta a Marruecos como responsable del espionaje a más de 200 dispositivos españoles.

Una política de sumisión y vasallaje peligrosa

La estrategia del Gobierno de no confrontación con Marruecos ha dejado a España en una situación de vulnerabilidad extrema. Mientras Rabat fortalece sus posiciones en el Magreb, intensifica su presión sobre Ceuta y Melilla y recurre a la inmigración como herramienta de chantaje, el Ejecutivo de Sánchez desmantela el CNI y renuncia a la defensa activa de los intereses nacionales.

Es evidente que la relación entre España y Marruecos ya no es de igualdad, sino de vasallaje. La sumisión del Gobierno de Pedro Sánchez no solo pone en peligro la soberanía española, sino que también debilita la posición estratégica de nuestro país en el Mediterráneo.

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