Sánchez se inventa un plan de supuestos 14.100 millones de euros; ¿igual que el plan del volcán de la Palma, el de la dana o el comité de expertos?
Es un ‘mago’. No son tus impuestos. El presidente Sánchez se inventa un plan para combatir los aranceles de Trump en tiempo real. Un poco de aquí, otro poco de allá y otro poco de acullá. ¡Tachán! Lo importante es el marketing. Da igual que la mayoría sean préstamos. No importa que muchas sean partidas europeas reasignadas. Por cierto, ¿primero era digitalización, luego guerra de Ucrania y ahora ayudas a los afectados por los aranceles?
Harán bien los afectados en descontar la ayuda sanchista. Los afectados del volcán de palma siguen en barracones. A Sánchez sólo le importa la foto. Y la foto ha quedado bien. Pues ya estaría…
En términos de marketing ha sido mucho mejor que von der Leyen que parece noqueada por un arancel preanunciado. ¿No hay nadie en la Comisión que tuviera preparada una respuesta?
Por lo demás, la guerra comercial desatada por Trump plantea varios debates de fondo. El primero es si la respuesta española de las ayudas es la correcta. Si el plan de Sánchez fuera cierto, dedicaría 14.100 millones para paliar un impacto de 21.100 que se traduce en pérdidas de 4.000 millones. ¿Es razonable movilizar 14.100 millones para evitar unas pérdidas de 4000? Es verdad que el tsunami para algunos sectores es brutal y obligará a corto a recortar plantillas y producción.
Pero la solución nunca puede ser apagar el incendio con gasolina. Y menos con mucha gasolina. Los aranceles también tendrán un impacto de inflación en Estados Unidos a corto plazo y Trump no ha planteado cheques paliativos.
Por otra parte, está el debate de si la solución debe de ser la reciprocidad y la escalada proteccionista. ¿No será mejor más libertad frente al proteccionismo?, ¿más productividad y competitividad frente al encierro americano?
Por último, ¿podemos hacer algo para defendernos? Sí. Podemos eliminar trabas burocráticas a las empresas, rebajar la fiscalidad del trabajo, eliminar la hiperregulación. O sea, lo que plantea Dragui. Porque la alternativa es la de ese empresario gallego que tras una inspección de Trabajo tira la toalla y le entrega la fábrica y los 80 empleados al Estado. Llega un momento en que la asfixia es tan irrespirable que algunos optan por la eutanasia empresarial.
Los aranceles son una amputación. Pero la hiperregulación, hiper inspección e hiper fiscalización es la muerte.
Luis Losada Pescador | Periodista
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