El genocidio cristiano avanza a sangre y fuego en África, perpetrado por el yihadismo islámico. Solo en 2024, ISIS asesinó a 1.480 cristianos.
No se trata de cifras abstractas, sino de vidas humanas truncadas por el solo hecho de confesar a Cristo. El martirio vuelve a ser parte de la vida cristiana.
Los datos son contundentes y vergonzantes: Occidente calla, pacta y financia a regímenes que amparan o promueven a estos asesinos. El genocidio cristiano no es una teoría: es una realidad.
Más de 4.900 asesinatos en 2024: el terrorismo islámico no se detiene
En los primeros seis meses de 2024, los asesinos islamistas de ISIS realizaron más de 1.600 ataques terroristas en África, Asia y Oriente Medio. Las cifras oficiales recogidas por ellos mismos son escalofriantes.
El mismo Estado Islámico (ISIS) ha desgranado todos los detalles de sus actividades y masacres sanguinarias en su boletín semanal Al-Naba : 198 ataques con artefactos explosivos improvisados: 606 enfrentamientos; 35 asesinatos selectivos: 84 emboscadas: 18 ataques suicidas: 197 operaciones sin detallar
Estas acciones se cobraron 4.943 vidas humanas, incluyendo 1.480 cristianos identificados como “cruzados” por los islamistas. El genocidio cristiano se ceba con Nigeria, Mozambique y la República Democrática del Congo.
África: epicentro del genocidio cristiano
La región más golpeada por la barbarie yihadista es África Occidental y Central, donde el 75 % de los asesinatos de ISIS se produjeron.
En Nigeria, Níger y Camerún, los terroristas de la rama ISWAP (Provincia de África Occidental del Estado Islámico) realizaron 445 ataques, dejando 1.552 muertos y heridos. En la República Democrática del Congo, los ataques de la Provincia de África Central (ISCAP) mataron o hirieron a 1.126 personas en 240 operaciones.
Fuera del continente africano, el ISIS también ha sembrado el caos en: Siria: 174 ataques, 254 muertos, Mozambique: 100 operaciones, 205 víctimas o Somalia: 71 ataques, 837 baja
La expansión del genocidio cristiano no se limita a una zona concreta. Es una guerra global contra la fe cristiana. El islamismo radical actúa con odio planificado y una estrategia internacional. Un auténtico genocidio cristiano que adquiere aquí toda su carga de dolor y denuncia. ISIS no oculta su objetivo: exterminar a los seguidores de Cristo. Es una limpieza religiosa con tintes ideológicos.
Iglesias quemadas, cristianos secuestrados, tierras arrasadas
No solo asesinan. También destruyen. Los yihadistas han incendiado 20 iglesias, quemado 1.616 casas y granjas, destruido 70 cuarteles y arrasado 497 vehículos. Además, han secuestrado a 230 personas —muchas de ellas mujeres cristianas—, confiscado 79 vehículos. No se trata de acciones aisladas, sino de un plan sistemático de terror, control y sometimiento. El genocidio cristiano incluye no solo la eliminación física, sino también la destrucción del entorno vital cristiano.
Los que sobreviven al terror quedan marcados: sin casa, sin iglesias, sin medios de vida. Y todo ante el silencio cómplice de gobiernos y organismos internacionales.
Occidente calla, paga y encubre el genocidio cristiano
Mientras los islamistas asesinan a cristianos por miles, Occidente sigue enviando fondos a gobiernos islámicos yihadistas como el de Siria. Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU prefieren mirar a otro lado. No denuncian, no actúan, no exigen explicaciones.
La tibieza, cobardía y complicidad de las democracias occidentales es escandalosa. La sangre de los mártires clama justicia, pero no encuentra respuesta. El genocidio cristiano es silenciado.
Resulta inaceptable que países que presumen de libertad financien directa o indirectamente a terroristas o a gobiernos que los amparan. Lo que no se atreven a hacer ellos, lo financian a través de terceros.
Ser cristiano hoy es ser mártir
Hoy, más que nunca, ser cristiano en muchos países significa vivir bajo amenaza constante. Significa poder ser asesinado, secuestrado o exiliado solo por llevar una cruz o asistir a misa. Como dijo el Papa Benito XVI, “el siglo XXI será el siglo de los mártires”. El genocidio cristiano ya está aquí y exige una respuesta firme.
Debemos romper el silencio, denunciar esta barbarie y exigir a nuestros gobiernos que dejen de colaborar con el enemigo de la fe. El mundo no puede seguir ignorando este genocidio cristiano. Cada día que pasa sin actuar, nos convierte en cómplices.
El silencio mata. El genocidio cristiano solo se detendrá si el mundo cristiano reacciona con fuerza, coraje y fe.
Es hora de decir basta.