Fin de los vientres de alquiler en España: una victoria de la verdad biológica

Desde el 1 de mayo, España vuelve a proteger la dignidad infantil

En un tiempo en el que lo antinatural pretende imponerse por decreto, una noticia como esta merece celebrarse sin matices. Desde el 1 de mayo de 2025, se ha prohibido registrar en el Registro Civil a los niños nacidos por gestación subrogada (vientres de alquiler). El Gobierno adapta así la regulación española a la sentencia del Tribunal Supremo que considera que los vientres de alquiler constituyen una mercantilización y privan de dignidad a las mujeres y a los menores

Esta decisión no solo marca un antes y un después en la política familiar española, sino que constituye un paso firme hacia la recuperación del sentido común y el respeto a la verdad biológica.

La nueva norma establece que solo podrán registrarse como hijos aquellos que lo sean por maternidad biológica o adopción legalmente reconocida. Esto significa que los contratos de compraventa de niños, disfrazados de “altruismo reproductivo”, quedan fuera del amparo legal. Y eso, sin duda, es una victoria para la infancia, para la familia natural y para la dignidad de las mujeres.

Detrás de esta decisión se esconde un conflicto ideológico cada vez más visible: el choque entre el feminismo radical y el lobby LGTB, unidos en lo político pero enfrentados en lo biológico. El vientre de alquiler, una práctica defendida a capa y espada por los sectores queer, cosifica a la mujer y convierte al niño en un objeto.

En esta ocasión, las feministas han vencido. Pero más importante aún: han vencido los niños, ha vencido la biología, ha vencido el sentido común. Como reza el dicho, Dios escribe con renglones torcidos, y esta resolución lo confirma: en medio de un clima ideológico hostil a la verdad, ha caído derrotado el sectarismo y la aberración.

Los auténticos beneficiados de esta medida son los más vulnerables: los niños. Ellos, que no pueden defenderse, estaban siendo usados como moneda de cambio en un mercado de intereses ideológicos y económicos. La gestación subrogada es una práctica inhumana que, más allá de la propaganda sentimentalista, destruye la filiación natural y convierte la paternidad en una ficción contractual.

Con esta decisión, España reafirma que la maternidad no se compra ni se subroga. Solo puede proceder de un vínculo biológico o de una adopción conforme al derecho, en la que prime siempre el interés superior del menor.

Esta resolución es también un revés para la agenda 2030, el transhumanismo y todos aquellos que pretenden rediseñar al ser humano al margen de su naturaleza. Al impedir el registro de los hijos nacidos por vientres de alquiler, se rechaza la idea de que la biología pueda ser suplantada por el capricho ideológico.

Porque la familia no es una construcción social arbitraria, sino una realidad natural fundada en la unión de un hombre y una mujer, abierta a la vida y al bien del hijo. Cada paso que demos para protegerla es un paso hacia una sociedad más justa, más humana y más libre.

Este tipo de medidas demuestran que aún es posible avanzar en la dirección correcta. Son pequeños logros en medio de una batalla cultural durísima, pero absolutamente necesarios. No debemos tener complejos al celebrar lo que está bien.

Este no es solo un cambio administrativo: es una afirmación de principios. Se ha dicho “no” a la mercantilización de la vida. Se ha dicho “sí” a la verdad. Se ha dicho “sí” a la infancia. Y eso debe reconocerse y celebrarse con firmeza.

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1 comentario en «Fin de los vientres de alquiler en España: una victoria de la verdad biológica»

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