El fanatismo climático de Europa no sirve para nada: China produce más de la mitad de las emisiones de CO2

fanatismo climático europeo

Mientras que la UE apenas representa un 2,97% de todas las emisiones de CO2, China emite el 56,2% del total y su contaminación sigue creciendo.

El fanatismo climático europeo castiga a los ciudadanos para intentar onseguir el mantra de la reducción de las emisiones globales, mientras China produce más de la mitad del CO₂ mundial y aumenta su contaminación sin freno.

Europa sacrifica su economía sin impacto real

El fanatismo climático europeo se ha convertido en una política dogmática. La Unión Europea presume de liderar la lucha contra el calentamiento global mediante restricciones grandes energéticas y fiscales extremas que afectan negativamente a las personas y a las industrias. Sin embargo, estos sacrificios no generan resultados reales a escala global.

Europa apenas representa tan solo el 2,97% de las emisiones de CO₂ derivadas del carbón. Estados Unidos y Canadá suman otro 4,81%. Occidente, en conjunto, reduce emisiones mientras empobrece a sus ciudadanos.

El problema no reside en buscar energías más limpias. El problema surge cuando los gobiernos imponen la transición a golpes de impuestos y prohibiciones. El fanatismo climático europeo ignora la realidad geopolítica y económica del planeta.

China contamina más que todo Occidente junto

China concentra el núcleo del problema climático global.

Según datos de Our World In Data, en 2024 el mundo emitió 15,81 mil millones de toneladas de CO₂ por carbón. China generó el 56,2% de ese total. La India aportó otro 13,34%. Esto es, ambos países suman casi el 70% de las emisiones mundiales.

Mientras tanto, la Unión Europea apenas influye en el resultado final.

El fanatismo climático europeo exige sacrificios drásticos a un bloque que apenas altera el balance global. China sigue construyendo centrales de carbón y expandiendo su industria pesada. Europa cierra fábricas, destruye empleo y encarece la energía.

Población, emisiones y desigualdad global

Occidente representa alrededor del 10% de la población mundial. Ese 10% genera solo el 7,78% de las emisiones globales.

China y la India concentran el 35% de la población mundial y provocan el 69,54% del CO₂.

Los datos desmontan el relato oficial. El fanatismo climático europeo no responde a criterios científicos equilibrados. Responde a una agenda ideológica que castiga al ciudadano medio.

Europa se autoimpone objetivos de “cero emisiones” que no cambian el clima global. Sin embargo, China mantiene intacto su modelo contaminante mientras gana poder económico.

Europa se empobrece mientras China crece sin límites.

Transición forzada y empobrecimiento ciudadano

Europa no impulsa la transición energética de forma natural. Los gobiernos encarecen artificialmente la energía tradicional para forzar alternativas más caras. Este modelo golpea a familias, autónomos y pequeñas empresas.

El caso del coche eléctrico resulta paradigmático. Las autoridades castigan fiscalmente el motor de combustión. La mayoría de los ciudadanos no puede permitirse un vehículo eléctrico.

En países como España, el fanatismo climático europeo agrava la pobreza energética y la desigualdad social.

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