Mientras países europeos están dando pasos para ser más cautos con un tema tan importante y con consecuencias tan irreversibles como es el cambio de sexo y en alguno de ellos, prohibiendo los bloqueadores de pubertad en menores, en España, de momento, es imposible un cambio así. Tenemos un gobierno donde predomina el sectarismo ideológico y se niega a admitir la evidencia y la realidad.
El Gobierno niega los efectos adversos de los bloqueadores de pubertad en menores
El Gobierno de Sánchez ha asegurado que no hay «ninguna señal» de sospecha de reacción al tratamiento con bloqueadores de la pubertad en jóvenes trans, según se desprende de una respuesta parlamentaria.
«Hasta la fecha, no se ha identificado ninguna señal de sospecha de reacción adversa adicional a las que aparecen en las fichas técnicas de estos medicamentos, ni comunicado por otras fuentes al Comité Europeo de Seguridad (PRAC)», señala en respuesta a la pregunta parlamentaria, sobre si el Ejecutivo adoptará medidas «para promover el cese de la administración ordinaria de bloqueadores de la pubertad en menores».
En concreto, la pregunta parlamentaria señala que los servicios sanitarios británicos han descubierto que este tratamiento tiene «consecuencias irreversibles» para los pacientes, como «daños cerebrales, infertilidad permanente y otros riesgos en el largo plazo».
El Ejecutivo sectario de Sánchez no atiende a las evidencias científicas y añade que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en relación con el uso de medicamentos en condiciones diferentes a las autorizadas, es responsable de notificar las sospechas de reacciones adversas al titular de la autorización de comercialización, de acuerdo a lo previsto en el Real Decreto 1344/2007, de 11 de octubre, por el que se regula la farmacovigilancia de medicamentos de uso humano.
También destaca que el Gobierno, a través del Ministerio de Juventud e Infancia, «defiende los derechos de la infancia, a su pleno desarrollo, protección y participación en la sociedad». Igualmente, recalca que, en lo relativo al derecho a la salud «debe garantizarse que la infancia pueda vivir acorde a su género«.
La respuesta del gobierno en contra de la mayoría de los países
La respuesta del Gobierno va en la dirección contrario de lo que están diciendo la mayoría de países europeos y americanos sobre el consumo de bloqueadores.
Así, el servicio de salud pública de Reino Unido, uno de los servicios de salud pioneros en este tipo de tratamientos, ha prohibido los bloqueadores en menores con el argumento de que no existe evidencia científica de que cuán seguro es tomarlos o si son clínicamente efectivos para justificar su prescripción a niños y jóvenes «en transición».
Por su parte, el estado de Florida en Estados Unidos también decidió prohibirlos en marzo del pasado año al no considerarlos seguros. Por su parte, el Colegio Americano de Pediatras califica como «abuso infantil» que debe ser criminalizado el recetar bloqueadores hormonales
Además, Italia ha sido el último país que ha propuesto limitar el uso de los bloqueadores de la pubertad y tratamientos hormonales cruzados que suelen seguir a los primeros en un proceso de reasignación de género. No existen, sostiene el Gobierno italiano, evidencias médicas que justifiquen su empleo.
Durante los últimos meses, múltiples informes han demostrado que estos tratamientos en menores pueden provocar infertilidad, osteoporosis, dolores musculares, menopausia, entre otras consecuencias. Otros estudios aseguran que los efectos son también intelectuales generando consecuencias a largo plazo en la inteligencia y en la memoria.
Fuente: La Gaceta
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