Las últimas propuestas para una nueva ley europea sobre libertad de prensa han hecho saltar las alarmas porque establecerían una ventana de oportunidad
La ley europea de libertad de medios de comunicación pretende asentar un marco común para el mercado interno de la Unión Europea y creará medidas destinadas a proteger a periodistas y otros profesionales del mundo de la información y de la comunicación de «injerencias políticas».
La ambigüedad calculada
La letra pequeña: espiar a los periodistas
Como suele ocurrir en estos casos, las propuestas atractivas para todos los públicos son cantos de sirena. Las enmiendas propuestas a la ley corren el riesgo de dar a los gobiernos nacionales vía libre para espiar a periodistas, según ha afirmado el eurodiputado rumano Cristian Terhes del grupo ECR.
Sin embargo, los Gobiernos de la UE, encabezadas por Francia, quieren más exenciones. París solicitó una cláusula “explícita e incondicional” para salvaguardar las prerrogativas de los países del bloque en materia de seguridad y defensa, así como una inmunidad más limitada para los periodistas.
Los Gobiernos de los países miembros de la Unión Europea quieren que se autorice el espionaje a periodistas mediante el uso de ‘software’ especializado, poniendo como excusa la seguridad nacional. La UE daría libertad a los gobiernos nacionales para que, bajo su criterio, legislaran según para qué ocasiones podría espiarse legalmente a los periodistas y otros profesionales. Los criterios para esto serían varios: delito de terrorismo u homicidio, delito grave con una pena mínima de prisión.
Reacciones en contra
Por su parte, periodistas y defensores de la privacidad han rechazado estas propuestas ya que consideran que la nueva cláusula daría libertad a los Gobiernos para espiar a los reporteros. “La seguridad nacional es una excepción clásica. Abre la puerta a todo tipo de abusos“, dijo jefa de la oficina de Reporteros Sin Fronteras (RSF) en Bruselas, Julie Majerczak.
Junto con otras 59 organizaciones de la sociedad civil, RSF envió una carta a los embajadores representantes permanentes adjuntos, instándoles a reconsiderar su postura. Este proyecto “no solo debilita las salvaguardas contra el despliegue de ‘software’ espía, sino que también incentiva fuertemente su uso basándose únicamente en la discreción de los Estados”, criticaron los signatarios.
El eurodiputado conservador rumano se ha mostrado preocupado y escéptico. Reconoce que nadie niega que los delitos más graves deben ser perseguidos, pero también expresa su miedo a que los Estados miembros abusen de estas disposiciones y puedan adaptar sus legislaciones nacionales para que el espionaje a determinados periodistas sea legal a ojos de la UE.