El aprendiz de dictador Pedro Sánchez mostró el lunes sus intenciones para acabar con la libertad de expresión y de opinión en España enarbolando una supuesta lucha contra el «fango» que, afirma, encabezan la «derecha y la ultraderecha». Sus palabras e intenciones, que avanza un plan de «limpieza» -el término utilizado por el propio Pedro Sánchez– se mimetiza con la grandilocuencia de otras experiencias recientes, como la Ley contra el Fascismo, Neofascismo y otras expresiones similares, que el régimen del dictador comunista Nicolás Maduro aprobó hace sólo un mes para perseguir a la oposición venezolana en defensa de «la democracia». Parecido, ¿verdad?
La ley Maduro que va a imitar Sánchez
La ley de Maduro, que ha suscitado la preocupación de sus opositores y numerosas críticas de los defensores de los derechos humanos, se perfila como un instrumento contra la libertad de expresión y opinión y contra cualquier tipo de disidencia. Porque dentro del «fascismo» se puede incluir toda opinión crítica que al gobierno le parezca -como la de Leopoldo López-, que será perseguida en «defensa de la Humanidad», según expuso en su presentación la vicepresidenta chavista Delcy Rodríguez – la de las maletas en Barajas-.. En su exposición de motivos proliferan las expresiones que, como en el discurso de Sánchez, equiparan la persecución de la crítica con la supuesta protección de la «democracia».
Penas y castigos. Comisarios Políticos
La ley del dictador venezolano «busca establecer los medios y mecanismos para preservar la convivencia pacífica, la tranquilidad pública, el ejercicio democrático de la voluntad popular, el reconocimiento de la diversidad, la tolerancia y el respeto recíproco, frente a expresiones de orden fascista, neofascista o de similar naturaleza que puedan surgir en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela», se recoge en sus primeros párrafos. Esto es, con palabras bonitas, lo que hace es censurar a todos aquellos que disientan del gobierno. Así, la mano derecha de Maduro ya adelantó que piensan castigar a una supuesta «secta» en la que estarían los opositores Henrique Capriles y Leopoldo López, así como cercenar toda futura protesta contra la dictadura venezolana.
El articulado recoge un severo plan de sanciones, con hasta 12 años de cárcel y elevadas multas, incluso por la convocatoria de manifestaciones. Se cerrarán los medios que difundan «mensajes prohibidos». De decidir lo que es y no es «fascismo» y «neofascismo» se ocupará una comisión –Alta Comisión contra el Fascismo, Neofascismo y Otras Expresiones– elegida por el propio Maduro. Serán los famosos políticos que tan nefasto recuerdo tuvieron en la guerra civil española, Obviamente, los defensores de derechos humanos han alertado del objetivo de este plan para «criminalizar» la crítica. Y es que el gobierno venezolano ha tachado de «fascista» a todo aquel que no comparta su pensamiento ideológico.
Por «fascismo», según la ley, se entiende «el racismo» o la «misoginia», pero también «el clasismo, el conservadurismo moral y cualquier tipo de fobia contra el ser humano». Lo decidirá Maduro. También, los mensajes que podrán ser «prohibidos», que serán aquellos que considere que «reproduzcan la cultura del odio», «denigren de la democracia y sus instituciones», «promuevan la suspensión de derechos y garantías» y «exalten principios, hechos, símbolos y métodos del fascismo».
«No sólo el Estado debe ser democrático y respetuoso de la igualdad. Todos y todas los y las habitantes de la República Bolivariana, de Venezuela deben actuar dentro de ese mismo marco que establece la Constitución», proclama Maduro en su nueva ley, que considera que la oposición «fascista» supone «consecuencias negativas para la convivencia social, la democracia y los derechos humanos».
Hasta en EEUU advierten de las actitudes dictatoriales de Sánchez
Y mientras Pedro Sánchez prepara su ofensiva contra la libertad de expresión y los medios de comunicación críticos, EEUU ha advertido, en su último informe anual, sobre algunos de los riesgos que amenazan a la prensa libre en España.
El documento detalla, por capítulos, el estado de los derechos humanos en nuestro país. En lo relativo a la libertad de prensa, se destaca, por ejemplo, la existencia de «acoso» por parte de «funcionarios gubernamentales» y «políticos» contra «ciertos medios de comunicación y periodistas».
En años anteriores, el informe de EEUU denunciaba expresamente los «ataques» por parte del Gobierno de Pedro Sánchez a los medios: «Pedro Sánchez acusó a los medios conservadores de agitar a la sociedad cada vez que la derecha pierde unas elecciones», recogía por ejemplo el informe de 2021.El documento lanzaba duras críticas no sólo contra Sánchez, sino también contra Pablo Iglesias, señalando que había amenazado con mandar a prisión a los periodistas por publicar «información comprometedora» sobre Podemos. Este nuevo informe de EEUU se conoce en plena estrategia de Sánchez contra los medios de comunicación críticos por las informaciones sobre su mujer, Begoña Gómez. Tras anunciar su continuidad en La Moncloa, el presidente socialista ha confirmado que su objetivo es ir contra los medios, a quienes culpa de difundir «bulos», llamando a la sociedad a «combatir» la «maquinaria del fango» por «la democracia».
No, no es un juego. El aprendiz de dictador Sánchez va en serio. Quiere acabar con la libertad de expresión y con los medios críticos. Quiere convertirse en un dictador y, para ello, está siguiendo el modelo de su admirado, el dictador comunista Nicolás Maduro.
Fuente: Mediterraneo / OK Diario
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