Enrique Granados. El continuador del Romanticismo | Albert Mesa Rey

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Esta semana se cumplen 155 años del nacimiento de uno de los grandes compositores españoles de lo que llamamos “música clásica”. trágicamente desaparecido en 1916 en el naufragio del vapor Sussex torpedeado por un submarino alemán.

En el panorama de la música española, Enrique Granados aparece como una figura fulgurante. Romántico en su vida y en su obra, quiso continuar a finales del siglo XIX y principios del XX, el movimiento al que habían pertenecido sus admirados Chopin y Schumann.

Biografía: Pantaleón Enrique Joaquín Granados Campiña (ese era su nombre) conocido como Enrique Granados, nació un 27 de julio de 1867 en Lérida. Su padre, Calixto Granados Armenteros de origen cubano, era oficial del ejército y su madre Enriqueta Elvira Campiña era santanderina de origen.

Fue precoz en su afición por la música y recibió de niño en su ciudad natal las primeras lecciones de solfeo y piano a cargo de José Junqueda, director de la banda militar.

Cuando la familia se trasladó a Barcelona, el joven Enrique ingresó en la Escolanía de la Merced, donde continuó sus estudios musicales con el maestro Francisco Javier Jurnet. Al poco tiempo prosiguió su perfeccionamiento técnico junto a Juan Bautista Pujol, maestro a su vez del no menos famoso Isaac Albéniz.

La participación de Felipe Pedrell fue determinante en la obra posterior de Granados. Fue él quien le introduciría en la técnica compositiva y tal vez le infundiera en el espíritu nacionalista tan acorde con el romanticismo que luego afloraría constantemente en su obra.

Generosos mecenas apoyaron al joven Granados, entre ellos destacarían Eduardo Conde fundador de los grandes almacenes barceloneses “El Siglo” y Salvador Andreu fundador de unos laboratorios de productos farmacéuticos (Laboratorios del Doctor Andreu) creador de unas pastillas para la tos («Pastillas del Doctor Andreu»).

Tras un largo periplo por cafés de dudosa reputación o de decadencia manifiesta, acabaría dando clases particulares a precios exorbitantes para la época (100 pesetas del ala mensuales).

Pero el chiquillo quería más y le contaba sus cuitas a Condé, tras escucharle en su primera aparición pública un concierto el 9 de abril de 1886 en el Ateneo de Barcelona, interpretando junto con Ricardo Viñes la obra para dos pianos de Gottschalk, Tarantella, tomó la decisión que haría de Granados el grande que fue por derecho propio. En septiembre del año 1887 pudo finalmente ponerse en camino hacia París.

Una fiebre tifoidea repentina, lo dejo doblado recién llegado. En el momento de su recuperación había superado la edad máxima de acceso al prestigioso conservatorio de Paris.

Entonces, Granados decidió estudiar piano de forma privada con Bériot, un pedagogo infrecuente en el oficio. Bériot era a su vez, maestro del jovencísimo Maurice Ravel. Bériot era un perfeccionista que hacía hincapié en el refinamiento tonal de la interpretación, atacando con excelencia los pedales. Y no solamente eso, le añadió el plus de la improvisación, preludiando las obras con un calentamiento previo para poner a la audiencia en tensión con temas breves improvisados antes de meterse en harina.

En la capital francesa vivió con su amigo y coterráneo, el pianista Ricardo Viñes. París le dio a Granados grandeza a espuertas. No solo consolidó su amistad con Albéniz, compañero suyo en Barcelona, sino que además conoció a los mejores músicos del momento: Claude Debussy, Camille Saint-Saëns, Paul Dukas, Gabriel Faure. Teresa Carreño, Maurice Ravel e Igor Stravinsky.

Regresó a Barcelona en 1889, donde dio un memorable concierto en el Teatro Lírico. En 1892 obtuvo un nuevo triunfo como concertista y como compositor al dar a conocer sus tres primeras Danzas.

Hacia 1891 Enrique Granados conoció a Amparo Gal y Lloberas, hija de un matrimonio barcelonés dedicado a al comercio y cuñada del empresario franco-español José Achón.

Enrique y Amparo contrajeron matrimonio el 7 de diciembre de 1892 en la iglesia de la Mercé de Barcelona.​ Su primer hijo, Eduardo, nació en julio de 1894. Seguirían otros cinco: Solita, Enrique, Víctor, Francisco y Natalia.

Tras su matrimonio, Granados pasó buena parte de 1894 y 1895 en Madrid, intentando publicar su música y obtener una plaza como profesor de piano en el Conservatorio.​ Pero al igual que le sucedió en París, cayó enfermo y no pudo presentarse a las oposiciones que ganó la joven Pilar Fernández de la Mora, que llegaría a ser una de las profesoras de piano más relevantes del Conservatorio madrileño.

El 14 de mayo de 1894 dio un concierto en el Ateneo de Madrid, cuya sección de Bellas Artes estaba presidida por Guillermo Morphy, el Conde de Morphy, interpretando sus Danzas españolas y un Impromptu. Granados también ofreció algunos conciertos en el Salón Romero​ en una serie de abono en la que, entre otros intérpretes, se encontraba el joven y prometedor violoncelista, Pau Casals.

En octubre de 1895 Granados se encontraba ya de regreso en Barcelona. Bajo los auspicios de la Societat Catalana de Concerts ofreció varios conciertos de sus obras así como de d’Indy y Albéniz, a menudo en compañía del violinista belga Mathieu Crickboom, quien se había afincado en Barcelona en 1895.

Granados sentía una verdadera pasión por el tiempo de Francisco de Goya y el ambiente casticista que el pintor supo retratar. Consideraba a Goya como «el genio representativo de España». Poseía varias obras del pintor y, dado que Granados tenía buena mano para el dibujo y la pintura, llegó a retratarse a sí mismo disfrazado de «goyesco» y produjo varias láminas con motivos inspirados en la obra de Goya. De esta devoción nacen los dos cuadernos de Goyescas, para piano, con el subtítulo “Los majos enamorados”.

En 1910 envió sus composiciones para piano Goyescas al pianista Montoriol Tarrés, que residía en París. Tarrés estudió la obra y se entusiasmó con ella.

Goyescas se estrenó en 1911 en el Palacio de la Música Catalana.

Tarrés la divulgó y pronto, ganado el apoyo de Vuillermoz, logró que la Société Musicale Independante organizara el 4 de abril de 1914 un concierto enteramente dedicado a Enrique Granados. El éxito fue rotundo y constituyó la consagración del joven compositor. A raíz de este concierto le fue concedida la Legión de Honor y recibió de Rouché, director de la ópera parisiense, el encargo de convertir las Goyescas en ópera, para su representación en París.

A raíz del éxito de la suite pianística Goyescas, la Ópera de París encargó a Granados una ópera. El compositor planteó la adaptación del material pianístico de Goyescas en obra lírica y encargó a Fernando Periquet el texto, que evidentemente tenía que encajar en la música ya escrita. Granados se trasladó a una casa que el musicólogo Kurt Schindler le prestó en Suiza, donde terminó el trabajo.

El estallido de la Primera Guerra Mundial hizo fracasar el proyecto del estreno parisino, y el Metropolitan Opera House de Nueva York se ofreció para la primicia.

Granados y Amparo zarparon del puerto de Barcelona en noviembre de 1915 en el buque Montevideo y llegaron a Nueva York el 15 de diciembre.

Tal y como se había planeado, Pau Casals ya había dirigido los ensayos principales, y Granados y el famoso violonchelista ofrecieron un concierto en la Friends of Music Society antes del estreno de Goyescas unos días más tarde.

Poco antes del estreno el empresario del Metropolitan dijo a Granados que, a su parecer, a Goyescas le faltaba un interludio. Granados escribió entonces la que fue su última composición, que luego se haría especialmente famosa. El compositor no quedó muy satisfecho, y le dijo a Pau Casals: “He hecho una cosa de mala fe, vulgar, de cara al público. ¡Me ha salido una jota!” a lo que Casals respondió: “Perfecto. ¿No era aragonés Goya?”.

La representación de Goyescas, efectuada en el Metropolitan el 28 de enero de 1916, constituyó un éxito, y Granados fue invitado por el presidente de los Estados Unidos para tocar en la Casa Blanca.

Los Granados tenían pasajes de regreso para el día 8 de marzo en el buque de bandera española Antonio López que hacía la línea Nueva York-Barcelona, pero para poder asistir a la recepción de la Casa Blanca pospusieron la fecha del viaje tres días. Esta vez el viaje incluía un transbordo en Inglaterra y un trayecto en tren: De Nueva York a Falmouth viajarían en el SS Rotterdam, de bandera neerlandesa, y desde Folkestone a Dieppe, Francia en el SS Sussex, de bandera francesa. En Dieppe tomarían un tren con destino a Barcelona.

La recepción y concierto en la Casa Blanca tuvieron lugar el 7 de marzo. Al día siguiente el embajador de España, Juan Riaño y Gayangos, ofreció un almuerzo en su honor durante el cual le hizo ver el peligro de embarcarse en una nave de un país beligerante, por más civil que esta fuese. Granados se alarmó hasta el punto de que intentó cambiar los pasajes, pero ya no había tiempo y su impaciencia por regresar a casa le llevó a persistir en la ruta mencionada.

Los Granados se embarcaron en el puerto de Nueva York el 11 de marzo de 1916. La despedida en el muelle fue muy emotiva, acudiendo muchos amigos tales como Schelling, Kreisler y Paderewski. Le fue entregada una copa de plata conmemorando el estreno de Goyescas en Nueva York, firmada por todos los artífices del acontecimiento y con más de cuatro mil dólares en su interior.

El matrimonio Granados llegó a Falmouth el 19 de marzo, dirigiéndose a continuación a Londres para visitar la ciudad y encontrarse con algunos amigos. Entre ellos se encontraba el escultor Ismael Smith, quien hizo durante aquellos días una máscara de arcilla del rostro del compositor. Enrique Granados tuvo además varios encuentros con empresarios británicos para proponerles la representación de Goyescas en Londres, pero éstos no se interesaron por el proyecto.

El 24 de marzo el matrimonio abandonó Londres con destino al puerto de Folkestone, y embarcó en el vapor Sussex de la Compañía de los Ferrocarriles Franceses.

La nave zarpó a las 13:15 con rumbo al puerto francés de Dieppe, en la otra orilla del canal de La Mancha.

Hacia las 14:30 el Sussex fue detectado por el submarino de guerra alemán UB-29, bajo el mando del capitán Herbert Pustkuchen, que aparentemente lo confundió con un barco minador y hacia las 14:50 lanzó un torpedo que impactó en el medio del casco, partiendo al Sussex por la mitad. La proa del Sussex se hundió enseguida, mientras que la popa quedó a la deriva y fue remolcada posteriormente hasta el puerto de Boulogne.

El camarote de los Granados se hallaba en la popa, y en él fueron encontrados sus equipajes y muchos objetos personales, pero se sabe que en el momento del impacto el matrimonio se encontraba en otra parte del barco. Según testigos oculares, Enrique Granados se lanzó al agua y fue izado al poco a bordo de una de las lanchas de salvamento, pero al ver poco después a su esposa debatiéndose entre las olas, se lanzó a rescatarla, siendo engullidos los dos por el mar.

Catálogo de obras:

Música de escena: Miel de la Alcarria (jota. J. Feliu y Codina, 1984), Ovillejos (sainete, J. Feliu y Codina,1897), María del Carmen (zarzuela. J. Feliy y Codina. 1898), Petrarca (zarzuela. A. Mestres. 1901), Picarol (zarzuela. A. Mestres. 1901), Follet (zarzuela. A. Mestres. 1903), Gaciel (poema. A. Mestres. 1906), Liliana (poema. A. Mestres. 1911), Goyescas (Ópera, F. Periquet. 1916), El Portalico de Belén (pequeño auto sacramental G. Miró).

Música para piano: 12 Danzas españolas (1892-1900), Goyescas (1911) 1er Cuaderno: (Los requiebros, La tirana del Tripili, El coloquio de la reja, El fandango del candil). 2º Cuaderno: (El amor y la muerte, Serenata del espectro, A la pradera, Allegro de concierto, Aparición, Barcarola, Bocetos, Capricho español, Carezza, Cartas de amor, Cuentos de la juventud, Escenas infantiles, Danzas características, Danza lenta, Gavotas, Impromptus, 3 escenas poéticas (libro de las horas), 3 escenas poéticas-2ª serie, 6 escenas románticas, Estudio, 6 estudios expresivos, Marchas militares a cuatro manos, Clotilde-mazurca, Moresque orientale, Paisaje, Rapsodia aragonesa, 6 piezas sobre cantos populares españoles, Los soldados de cartón, 7 valses poéticos.

Música para orquesta:

Divina Comedia (poema sinfónico. Dante, 1908), Elisenda (suite para piano y orquesta de cámara, A. Mestres, 1919), Navidad (suite), Suite árabe, Suite para cantos gallegos, Goyescas (intermedio, 1916), Escenas poéticas (1916).

Música de cámara:

Quinteto para piano en Sol menos (1989), Danza gallega para violoncelo y piano, Sonata para violín y piano, Preludios para violín y piano, Trio, Cuarteto, 1 sonata para violín.

Música coral:

L’herba de l’amor para coro, tres voces y órgano,

Canciones:

Colección de canciones amatorias (siete canciones), Canto gitano, Colección de tonadillas escritas al estilo antiguo (F. Periquet, La maja de Goya, El majo discreto, El tralará y el punteado, El majo tímido, La maja dolorosa, El mirar de la maja, Amor y odio, Callejeo, Las currulatas modestas, El majo olvidado).

Transcripciones:

Revisión de 26 sonatas inéditas de Scarlatti, Finalización de Azulejos de Albéniz, Nueva instrumentación del Concierto en La menor para piano de Chopin.

Albert Mesa Rey | Escritor

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