Además, ¿puede España reemplazar la tecnología militar de Israel sin comprometer su defensa?
El embargo a Israel decretado por Pedro Sánchez no sólo afecta a la industria militar, también pone en riesgo la seguridad nacional y abre la puerta a Marruecos como gran beneficiado.
Una decisión ideológica que debilita a España
El pasado 8 de septiembre, Pedro Sánchez anunció en Moncloa un embargo de armas a Israel, justificado por su supuesto plan para «detener el genocidio en Gaza». La medida incluyó restricciones aéreas y portuarias, la retirada de RTVE de Eurovisión 2026 e incluso la amenaza de abandonar el Mundial de Fútbol si Israel clasifica.
El embargo, que Sánchez afirmó aplicar «de facto desde octubre de 2023», busca formalizarse con un real decreto ley que prohíba de manera permanente la compra y venta de armamento, munición y equipamiento militar a Israel.
Sin embargo, esta decisión rompe con un socio estratégico y tecnológico de primer nivel, comprometiendo gravemente la defensa española. En el plano ideológico, el embargo a Israel responde más a la propaganda política del Gobierno que a la defensa de los intereses nacionales.
Contratos cancelados y riesgos financieros
Una semana después del anuncio, el Ministerio de Defensa canceló dos contratos clave: el sistema lanzacohetes SILAM por 700 millones de euros y 168 misiles Spike LR por 287,5 millones. En total, casi 1.000 millones de euros en acuerdos anulados.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, avanza en el polémico decreto mientras surgen preguntas inevitables: ¿quién reemplazará la tecnología israelí? ¿Cómo afectará esto a nuestra defensa? ¿Qué proveedores aprovecharán esta brecha?
El Gobierno apuesta por un «plan de desconexión tecnológica» con empresas como Indra y Escribano, priorizando proveedores europeos como Bittium (Finlandia). Pero el resultado inmediato será un coste más alto. Los nuevos proveedores exigirán precios y condiciones más duras, conscientes de la dependencia española tras el embargo a Israel.
Además, España se expone a indemnizaciones millonarias. El precedente del «impuesto al sol», que costó unos 1.000 millones de euros en arbitrajes, demuestra los riesgos financieros que trae esta decisión precipitada.
Marruecos, el gran beneficiado del embargo
El gran beneficiado del embargo a Israel no será Palestina, sino Marruecos, el principal adversario geoestratégico de España. Romper lazos militares con Tel Aviv resulta un error, ya que Israel no sólo es una potencia tecnológica, sino también un actor geopolítico y diplomático clave.
Desde los Acuerdos de Abraham (2020), Israel se ha convertido en un aliado de primer nivel de Marruecos. Le ha vendido un sistema de defensa antimisiles Barak MX (422 millones de euros), drones suicidas (18,5 millones) y un satélite espía Ofek 13 (845 millones).
Esta cooperación en defensa y ciberseguridad fortalece las reclamaciones de Rabat sobre Ceuta, Melilla y las Islas Canarias, debilitando gravemente la posición española. Si Israel respalda las pretensiones marroquíes, Rabat obtendrá apoyos diplomáticos que comprometen la soberanía nacional.
Con esta política, el Gobierno entrega ventajas estratégicas a un enemigo declarado mientras debilita su propia defensa.
Un futuro incierto para la defensa española
España lidera las importaciones de armamento israelí en la Unión Europea. Romper esa relación sin una alternativa fiable supone un error estratégico de enormes consecuencias.
Buscar proveedores en Estados Unidos o Europa no soluciona el problema. Al contrario, estos socios aprovecharán la urgencia española para imponer condiciones menos favorables. La seguridad y la economía nacional pagarán el precio del embargo a Israel.
Además, Marruecos fortalece cada día su arsenal con tecnología israelí y apoyo estadounidense. Mientras España debilita sus lazos con un socio que garantiza equilibrio en el Magreb, Rabat refuerza su capacidad militar y diplomática.
El embargo a Israel compromete la defensa nacional, expone a España a indemnizaciones millonarias y entrega ventajas estratégicas a Marruecos, nuestro principal rival geopolítico.
Apostar por la ruptura con Israel significa debilitar nuestras fronteras y fortalecer a quienes ponen en duda nuestra integridad territorial.
La conclusión es clara: este embargo no representa los intereses de España, sino la sumisión de Sánchez a sus compromisos ideológicos. Y como siempre, el coste lo pagará el pueblo español y la unidad de España.