El Rey Felipe VI, entre Meninas y silencio institucional

El rey Felipe VI explica las Meninas

Mientras la España real se hunde, el Rey comenta cuadros

España atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. Con un Gobierno acosado por numerosos casos de corrupción, de pactos y cesiones continuas con el separatismo para la ruptura de España, con sumisión y vasallaje a intereses de terceros países, con una gestión desastrosa y una estrategia clara de desmantelamiento institucional para un golpe de estado, cabría esperar que el Jefe del Estado actuase con firmeza. Pero no. Mientras el Ejecutivo socialista golpea sin piedad los pilares de la nación, Felipe VI convive en una escena que se vuelve grotesca: el monarca, en silencio, contempla «Las Meninas» y ofrece reflexiones pictóricas y estéticas, no institucionales.

En las calles, el descontento crece. Los precios suben, la inseguridad aumenta y la justicia se politiza. Sin embargo, el Rey prefiere hablar de Velázquez antes que de España. Una imagen vale más que mil palabras, pero la ausencia de palabras cuando el país se hunde vale por mil traiciones.

Felipe VI, ausente en medio del caos

El silencio de Felipe VI ante el avance de deriva dictatorial de Sánchez no es neutro. No estamos ante un monarca prudente, sino ante uno ausente. O lo que es peor: un monarca que calla ante la destrucción de la soberanía nacional. Felipe VI se ha fundido en una misma narrativa donde la inacción regia legitima la acción delictiva del Gobierno.

Pedro Sánchez intenta colonizar todos los órganos de control del Estado, desde la fiscalía hasta el Consejo General del Poder Judicial. La ley de amnistía no es sino la punta del iceberg de una estrategia para liquidar el orden constitucional. Y mientras tanto, el Rey guarda silencio. No advierte. No interviene. No denuncia.

Las funciones constitucionales de la Corona implican ser «arbitro y moderador» del funcionamiento regular de las instituciones. ¿Qué arbitraje realiza un monarca que permanece inmóvil mientras se altera el orden legal? Ninguno. Y eso convierte su papel en irrelevante cuando no cómplice.

Un golpe silencioso con la complicidad de la Corona

El pueblo español merece respuestas. Merece un Rey que, ante el desmantelamiento de la justicia, se pronuncie. Que, ante la impunidad concedida a golpistas y corruptos, se indigne. Que, ante la ocupación ideológica del Estado, defienda la unidad nacional.

En lugar de eso, tenemos a Felipe VI interpretando la escena pictórica de «Las Meninas» como si viviéramos en una burbuja cultural ajena al sufrimiento ciudadano. Esa actitud no solo es una falta de respeto al pueblo que representa; es una indignidad.

Felipe VI y el golpe institucional ya no son opuestos. Son el binomio que define nuestra tragedia. Porque no es necesario que el monarca firme decretos inconstitucionales para ser responsable. Basta con que no los denuncie. Basta con que los consienta. Basta con que, por acción u omisión, los legitime.

El deber moral del Rey: defender España

Nadie espera que Felipe VI lidere una revuelta. Pero muchos ciudadanos, que creían en la utilidad de la monarquía como garante de estabilidad, hoy se sienten traicionados. Si la monarquía sirve para mirar hacia otro lado mientras el Gobierno arrasa la nación, entonces no sirve para nada.

Un Jefe del Estado tiene la obligación moral y política de actuar cuando el Estado se tambalea. La neutralidad no es virtud en tiempos de crisis. Es cobardía. Y la cobardía, en el trono, se convierte en renuncia. Felipe VI y el golpe institucional no deberían ser sinónimos, pero hoy lo son.

El momento exige liderazgo. Exige un mensaje claro al pueblo. Exige que quien ostenta la máxima representación del Estado diga, alto y claro, que España está por encima de cualquier partido, de cualquier estrategia, de cualquier negocio de poder.

Entre la Historia y la indignidad

La Historia no juzga a los neutrales o a los cobardes con indulgencia. La Historia exalta a quienes defienden la verdad, la justicia y la nación cuando están en peligro. Hoy, Felipe VI ha optado por la contemplación inerte. Por la estética vacía. Por la narrativa de lo accesorio. Y eso, cuando España se rompe, es imperdonable.

Desde este diario, denunciamos con firmeza este abandono. Porque mientras la nación sufre un golpe de Estado institucional por parte de Pedro Sánchez, el Rey no puede permitirse ser un espectador. No puede comentar cuadros mientras España arde.

Felipe VI y el golpe institucional resumen la tragedia de un país que ha sido ninguneado por su máxima figura representativa. Pero España es más grande que sus instituciones fallidas. Y sus ciudadanos tienen derecho a alzar la voz, a exigir dignidad y a defender lo que el Rey ha olvidado: la nación.

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3 comentarios en «El Rey Felipe VI, entre Meninas y silencio institucional»

  1. Y ¿no le dice nada el «cuadro» que nos dibuja el impenitente «mentiraslamoncló»? (Que nadie me acuse de llamarle mentiroso por que sería faltar a la verdad: le han pillado una y mil veces impenitente).

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  2. Muy acertado todo el artículo. Enhorabuena….La Monarquía no es la culpable, el rey Felipe VI, si, y este, Rey si, debería ser calificado como: FELÓN, si no cambia…..

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    • Felón (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española): «Que comete una traición o acto desleal contra alguien»

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