Según el Instituto Nacional de Estadística, en el comportamiento interanual del IPC destaca el encarecimiento de la electricidad que ha provocado un verdadero efecto cadena en un sinfín de productos está detrás de este incremento récord, según los datos difundidos por el INE. En menor medida, los carburantes y lubricantes para vehículos personales y el gas que también son muy necesarios para casi todas las industrias también han contribuido al auge así como los alimentos.
Con estos precios alcistas de la electricidad, toda la cadena de valor se ha ido contagiando del efecto inflacionista. Por una parte, porque cada vez más consumidores se ven obligados a incrementar sus gastos en energía, sobre todo en el caso de las grandes compañías y las industrias. A partir de ahí, los costes se van trasladando a transportes, alimentación y todo tipo de productos que encarecen la cesta de la compra.
En tasa mensual, el IPC encadenó su tercer repunte consecutivo al subir un 2% en septiembre, 1,2 puntos más que en julio.

Inflación subyacente

El INE incorpora en el avance de datos del IPC una estimación de la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos), que aumentó en octubre cuatro décimas, hasta el 1,4%, con lo que se sitúa más de cuatro puntos por debajo de la tasa del IPC general. Se trata de la diferencia más alta entre ambas tasas desde el comienzo de la serie, en 1986. En cualquier caso, hay un principio de efecto arrastre en toda la economía. Por el momento no es muy llamativo pero puede ir a más.