El golpe institucional de Sánchez: blindaje del poder con más de 11.000 cargos a dedo

La estrategia del PSOE para perpetuar el poder: funcionarios leales colocados sin mérito

El Gobierno de Pedro Sánchez ha dado un paso más en su intento de controlar las estructuras del Estado, incluso más allá de su eventual salida del poder. En apenas tres meses, ha colocado a 488 nuevos funcionarios en puestos clave mediante libre designación, un mecanismo excepcional que se ha convertido en rutina. Con esta cifra, el total de funcionarios nombrados a dedo ya supera los 11.000, consolidando una quinta columna socialista en el corazón mismo de la administración pública.

Control desde dentro: una red de fidelidad institucionalizada

Estas designaciones no son menores: la mayoría de los nombrados ocupan niveles 28, 29 y 30, los más altos en la estructura administrativa, y se concentran en ámbitos estratégicos como la Agencia Tributaria, Exteriores, Hacienda e Interior, tal como recoge The Objective. Lejos de un relevo político natural, esto constituye una auténtica toma del poder desde dentro, dejando a futuras administraciones atadas de manos.

El objetivo no es gobernar. El objetivo es perpetuar el control. Como bien se deduce del patrón seguido por Sánchez, aunque otro partido llegue al Gobierno, el poder seguirá en manos del PSOE. Esta es la auténtica herencia del sanchismo: una red de funcionarios leales cuya remoción es prácticamente imposible.

Régimen de asesores al alza: récord de cargos sin oposición

En paralelo, el Ejecutivo no ha dejado de inflar su nómina de asesores y personal eventual, hasta alcanzar en marzo un nuevo récord: 1.280 personas, de las cuales 1.263 pertenecen al Gobierno de Sánchez. Son 62 más que en diciembre, y se suman a los funcionarios nombrados directamente.

Este ejército de asesores no es casualidad. Como ya ocurrió antes de las elecciones de 2023, el aumento en estas contrataciones es un síntoma claro de preparación ante un cambio de ciclo político. No se trata de servir a España, sino de atrincherarse en el poder.

Concurso de méritos vs. libre designación: la trampa burocrática

Frente al concurso de méritos, donde un órgano independiente evalúa la formación y experiencia de los candidatos, la libre designación permite al Gobierno imponer a sus leales sin justificación. Aunque debería ser una excepción, el abuso es ya norma. Son 7.142 funcionarios en los niveles más altos que han accedido por esta vía o como eventuales.

Y esto tiene consecuencias: los veteranos quedan relegados, mientras los recién llegados con carnet del PSOE ascienden con facilidad. Así lo denuncian muchos funcionarios de carrera que ven cómo sus trayectorias profesionales se ven bloqueadas por motivos políticos.

Cargos blindados: un sistema casi imposible de revertir

A diferencia de los asesores, cuya salida coincide con la del político al que sirven, los funcionarios colocados por libre designación quedan insertos en la Administración, protegidos por una maraña legal que hace muy difícil su destitución. Como recuerda el Tribunal Supremo, aunque pueden ser cesados discrecionalmente, debe existir una justificación objetiva:

«Al funcionario cesado debe dársele razón de por qué las razones de oportunidad, basadas en la confianza e idoneidad apreciada para el puesto y que llevaron a su elección, ya no concurren, o si concurren, qué otra circunstancia objetiva determina la pertinencia del cese».

El daño ya está hecho: una vez colocados, los peones del sanchismo se enraízan en el sistema.

Una amenaza para la neutralidad institucional y la democracia

El uso masivo de la libre designación rompe el principio de igualdad, mérito y capacidad que debe regir en la función pública. Es un sistema que permite al socialismo parasitar el Estado, colonizarlo y subvertir su neutralidad. La consecuencia es clara: el poder no lo ostenta quien gana las elecciones, sino quien controla los resortes administrativos.

Es el enésimo episodio del golpe institucional de Sánchez, no con tanques, sino con plazas, asesores y decretos. Una estrategia fría, calculada y profundamente antidemocrática que pone en jaque el futuro de nuestra Nación.