El debate cultural del siglo XXI: ¿Qué es la Familia? | María Menendez

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De primeras, hay que decir que la manera de conformar la relación de convivencia entre padres e hijos, preconfigura el bienestar de niños y adultos.

Sin embargo, no todas las convivencias familiares son igualmente deseables o ideales para lograr el máximo bienestar para niños y adultos.

Cada cosa tiene su lugar y el lugar ideal es el hábitat natural. El hábitat de las cosas, el de las plantas, el de los animales, el de las personas.

El hábitat se concibe como el espacio que reúne las condiciones y características físicas y biológicas necesarias para la supervivencia y reproducción de la especie. Es decir, para que la especie pueda perpetuar su presencia y sobrevivir.

Como ejemplos de hábitat están la pradera, el bosque, el desierto, la sabana, … en los que hay animales y plantas que viven en cada uno de estos hábitat. Son los lugares ideales donde mejor se desarrolla esa planta o ese animal. Donde encuentran su máximo bienestar para crecer, desarrollarse y multiplicarse para perpetuar la especie a la que pertenecen.

Para cuidar el medio ambiente y los hábitat de cada especie, hay que respetar la naturaleza de cada ser vivo. Y el hombre, la persona, no es ajeno a estas leyes de la ecología, de la naturaleza. Las personas también tienen su hábitat.

Así, nos atrevemos a plantear y a defender con datos objetivos y científicos, que el hábitat idóneo para la especie humana, el que ofrece las condiciones óptimas para que la persona nazca, crezca y se desarrolle, es la familia conformada por un padre, una madre e hijo o hijos, biológicos a adoptados, unidos los padres por un vínculo estable y permanente en el tiempo.

Para defender este planteamiento y justificar esta evidencia como legítima, –aunque no sea impedimento para que existan y se den en la realidad otras formas de convivencia-, vamos a utilizar datos objetivos censales y gubernativos de diferentes países democráticos: Australia, Brasil, Canadá, Chile, España, Holanda, Japón, Estados Unidos, Noruega, Perú, Reino Unido, México, … sobre los diferentes problemas que se pueden dar en el ámbito familiar, como puede ser la violencia, las adicciones, abusos físicos, fracaso escolar, delincuencia juvenil, … Y como inciden en cada hogar familiar.

Nos ayudaremos de dos publicaciones: “La familia corazón de la ecología humana” (Lola Velarde, Ed. Digital Reasons) y “Estructuras de familias y bienestar de niños y adultos” (Fernando Pliego Carrasco, LXIII Legislatura de la H. Cámara de Diputados), y de gráficas y datos del INE y de Alejandro Macarrón de la Fundación Renacimiento Demográfico.

Los hogares estudiados son: familias monoparentales, familias nucleares y extensas, con hijos, sin hijos, familias reconstituidas, familias con padres separados o divorciados.

Los diferentes modelos familiares tienen efectos de bienestar diferentes para los niños y los adultos que conforman la misma familia. Es concluyente, según los datos, qué si la familia está formada por madre y padre, con vínculo matrimonial e hijos comunes, sus niveles de bienestar son los óptimos en estos 11 temas: Educación, Seguridad física, Relaciones padres-hijos, Funcionamiento de la pareja, Salud sexual y reproductiva, Salud mental, Salud física, Ingresos y trabajo, Vivienda y Adicciones y bienestar subjetivo.

Este vínculo es determinante a la hora de analizar las consecuencias que hay en las familias al introducir los indicadores de bienestar de niños y adultos.

Por ello, la familia compuesta de madre y padre con vínculo matrimonial y con hijos es el pilar fundamental de la sociedad ya que es la forma más eficiente de lograr no ser dependiente de ayudas públicas. Es el modelo de familia que menos intervención pública necesita y la más eficiente y ecológica e inclusiva, acogiendo a todos y cada uno de sus miembros. Y además es la más resolutiva a la hora de poner freno al envejecimiento y a la caída de la natalidad.

El hábitat de la familia natural es el más idóneo y es un mejor colchón que amortigua y absorbe posibles dificultades. Aunque no significa que no las haya. De hecho, no es nada fácil la convivencia familiar, exige mucha voluntad y cooperación de todos y cada uno de los miembros que la conforman.

Es el modelo de familia que necesita más promoción, con incentivos y desgravaciones fiscales.

Los datos obtenidos también nos enseñan que en un 99% de los hogares, el vínculo es entre hombre y mujer.

Los esfuerzos para extender el matrimonio a las parejas del mismo sexo obedecen a motivaciones meramente ideológicas ya que carecen de justificación racional y no hay información ni datos que digan que es más beneficioso para los niños vivir en familias con parejas del mismo sexo.

Con todo esto podemos concluir que la mejor manera de contribuir a la prevención y disminución de problemas en la familia es el fomento y promoción del matrimonio para sustentar la familia con hijos.

Un animal puede nacer, crecer, desarrollarse y multiplicarse en cautividad, dependiendo de alguien que le de comida y le cuide. Sin embargo, estando en libertad será la forma más idónea y será la más acorde con el medio ambiente, para respetar y cuidar su hábitat: la sabana, el bosque o el desierto… Si quitamos a los animales de su hábitat, éste se descuidará y se corromperá, acabando por destruirse.

Quizás se trata de eso, de abandonar, descuidar y corromper al hábitat de la persona, a la familia natural, para que acabe destruyéndose.

Así que, si nos concienciamos de que es vital para el planeta cuidar del medio ambiente, seremos los más ecológicos si cuidamos de la familia natural, para preservar al ser humano, a la persona. Suponiendo que queramos cuidar al ser humano, a la persona. ¿O solo a algunas personas?

María Menéndez | Presidente Asoc. FFNN Madrid

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