El cinismo de Pedro Sánchez ante el apagón eléctrico: ¡solo 5 muertes!

Sánchez minimiza las cinco muertes del apagón frente a producidas por el «cambio climático».

El reciente apagón eléctrico que afectó a toda España dejó al menos cinco muertos – lo expertos hablan de mucho más- y miles de personas en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, lo que más ha indignado a la opinión pública no ha sido solo la tragedia en sí, sino la actitud del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que en lugar de reconocer el error político y de sectarismo ideológico y, por tanto, asumir responsabilidades, ha optado por minimizar la situación comparándola con el cambio climático.

En su primera declaración oficial sobre el suceso, el presidente expresó: «Qué gran acto de cinismo es lamentar las cinco vidas que tristemente se perdieron por el apagón e ignorar las más de 8.000 que se pierden cada año en España como consecuencia del cambio climático«. Estas palabras no solo han generado un profundo rechazo en la ciudadanía, sino que también revelan una preocupante falta de empatía y respeto hacia las víctimas y sus familias.

Este comentario demuestra la incapacidad de Pedro Sánchez para priorizar lo urgente y tangible frente a lo ideológico, lo hipotético y abstracto.  Utilizar la farsa climática como pretexto para desviar la atención sobre una crisis humanitaria en curso refleja una actitud cínica e irresponsable. La sociedad espera respuestas claras y medidas concretas, no comparaciones inapropiadas y falsas que solo generan más frustración.

El origen del apagón se encuentra en la apuesta del Gobierno por un modelo energético exclusivamente basado en energías renovables, desmantelando progresivamente otras fuentes como la nuclear o el gas natural. Esta política ideológicamente sesgada ha demostrado ser ineficaz y peligrosa, ya que, ante situaciones extremas, el sistema colapsa. El resultado: un país paralizado y vidas perdidas.

Desde hace años, el Gobierno de Sánchez ha promovido la llamada «transición energética», que en la práctica se ha traducido en el cierre de centrales nucleares y térmicas sin alternativas reales. Los expertos ya habían advertido del riesgo de depender exclusivamente de fuentes intermitentes como la eólica o la solar. La falta de una estrategia integral que combine renovables con energía firme ha desembocado en el colapso del sistema eléctrico.

Lo más indignante es que Pedro Sánchez no solo evitó asumir responsabilidades, sino que también recurrió al uso de comparativas burdas, absurdas y falsas para justificar la gestión del apagón. Comparar cinco muertes directas con hipotéticas e inventadas cifras derivadas del supuesto cambio climático es un acto de manipulación y tergiversación política que busca desviar la atención de los errores propios del Gobierno.

Este tipo de declaraciones no solo demuestran una alarmante desconexión del presidente con la realidad social, sino también una profunda indiferencia hacia el sufrimiento de los ciudadanos. Minimizar la muerte de cinco personas en un contexto de caos y angustia refleja el desprecio hacia la vida humana cuando esta no encaja en su agenda política, demuestra una vez más su tendencia a priorizar el relato político personal sobre la gestión efectiva.

La realidad es que la apuesta ciega por las renovables ha expuesto a España a vulnerabilidades energéticas, especialmente en contextos de demanda extrema. La falta de almacenamiento eficiente y el desmantelamiento de infraestructuras fiables han dejado al país en una situación de inseguridad eléctrica.

El comportamiento de Pedro Sánchez no solo evidencia una alarmante falta de empatía y un cinismo inadmisible, sino que revela su transformación en un auténtico déspota, un tirano obsesionado con el poder. Para él, las personas no tienen ningún valor; solo su propia figura y la permanencia en el sillón presidencial le importan. Sánchez ha dejado claro que su ideología y su proyecto globalista están por encima de la seguridad y el bienestar de los españoles. Los ciudadanos merecen un líder que priorice la vida humana y la estabilidad social antes que cualquier agenda política.