Desde hace más de 4 meses estamos padeciendo, con alguna intermitencia, una huelga del personal sanitario de atención primaria. Esta huelga tiene lugar en la mayoría de las comunidades autónomas, siendo especialmente activa en la comunidad de Madrid. Parece que el problema viene de largo. Y como todo problema que no se trata en el momento adecuado, resulta, a medida que pasa el tiempo, cada vez más difícil de resolver.
Es evidente, y no creo que nadie lo niegue, que la atención primaria se ha degradado sobremanera desde la aparición del COVID. Muestra de ello es el plazo para poder ser atendido que resulta, al día de hoy, absolutamente inaceptable. Por poner un ejemplo, no sé si de los peores, en el municipio madrileño en el que yo vivo tardan tres semanas en atender a los pacientes de forma presencial. Y eso, si la cita no coincide con un día de huelga, en cuyo caso se vuelve a la casilla de salida como si del juego de la oca se tratase. Conozco casos que llevan más de 4 meses esperando ser atendidos por el médico de familia. Créanme que no exagero. Estoy hablando en primera persona. Es evidente que el derecho incuestionable a la huelga está produciendo un empeoramiento grave de un servicio tan vital como es la atención primaria, y resulta imperioso buscar una solución sin demora.
El problema es, como siempre, de índole económico y también, por qué no decirlo, de falta de previsión. Falta de previsión que suele ser la asignatura pendiente de todos, o casi todos, los políticos. Empezando por los que rigen los destinos del país desde el Gobierno central y continuando, casi con toda seguridad, por los que gobiernan las autonomías, que no suelen estar hechos de una pasta muy diferente.
Los salarios que percibe el personal sanitario son competencia del Estado central, que es quien establece el modelo retributivo. No obstante, como consecuencia de la cesión de competencias a las comunidades autónomas, éstas se encargan de pagar los complementos, y no todas ellas los pagan por igual. Complementos como, por ejemplo, las horas de guardia. Tampoco existe homogeneidad en los horarios laborales en las diferentes comunidades autónomas. Todo ello es, sin duda, una muestra más del caos que ha creado y consolidado nuestro descontrolado sistema autonómico.
La primera cosa que sorprende, del tratamiento mediático que tiene la noticia, es que resulta poco menos que imposible conocer en detalle todas las reivindicaciones que reclama el colectivo de atención primaria. Ni siquiera el sindicato AMYTS, principal impulsor de la huelga y supuestamente independiente, las recoge de forma precisa en su página web. Navegando por algunos medios, se consigue encontrar algo de información. Parece que los médicos y pediatras de atención primaria reclaman, entre otros, los siguientes puntos:
- Una subida salarial lineal (reclamada con posterioridad al comienzo de la huelga). Aparte, claro está, de la subida de un 2,5% aplicada, desde principios de año, a todos los funcionarios.
- Jornada semanal de 35 horas.
- Incremento del complemento por hora de guardia en un 17% (pasando de 30 a 35 €/hora).
- Aumentar el tiempo de atención a los pacientes.
- Incentivar los turnos de tarde.
- Establecer bonificaciones según el número de pacientes atendidos.
Si analizamos los puntos anteriores, parece que el único punto que busca claramente una mejora asistencial para el paciente es el del incremento del tiempo de atención por consulta. Resulta lógico que se use de señuelo en las manifestaciones para conseguir el máximo apoyo de la población que reclama, sin conocer demasiados detalles del conflicto, la restitución de una atención primaria de calidad.
¿Por qué se pretende incentivar los turnos de tarde? Pues porque casi nadie los quiere. Dado que la ley vigente no establece incompatibilidad para que un médico pueda ejercer al mismo tiempo en el sector público y en el privado, muchos de ellos buscan una plaza con horario de mañana en la sanidad pública, y otra en la privada por la tarde. El horario de tarde es en el que hay más afluencia de pacientes que necesitan cumplir con su jornada laboral.
Como respuesta, la Comunidad de Madrid ha propuesto medidas de flexibilidad en los turnos de tarde e incentivos de 200 € cuando se supere el número de pacientes y se hagan horas por absorción de exceso de demanda (cuatro horas de media a valor de 50 euros la hora), así como de 369 euros mensuales para las plazas de difícil cobertura en turno de tarde que no se hayan podido cubrir en los últimos tres meses
Es difícil valorar si todas las reivindicaciones son justas o no. Supongo que por pedir que no quede. Una valoración sobre la justicia de las reivindicaciones solo sería posible mediante una comparativa minuciosa entre comunidades y con países de nuestro entorno con nivel económico semejante. De hacer esa comparativa, sería injusto no incluir todos los mimbres. Por ejemplo, sería injustificado decir que la comunidad de Madrid invierte en sanidad menos que otras comunidades autónomas, sabiendo como sabemos que:
- Muchos ciudadanos vienen de otras comunidades a ser atendidos por especialistas o a operarse en Madrid. Posiblemente, en la creencia de que en Madrid existe la mejor sanidad pública de España.
- Madrid ofrece las listas de espera de duración más corta para realizar intervenciones quirúrgicas.
- Madrid tiene 5 hospitales entre la lista de los 10 mejores hospitales de España. De los cuales, los 4 que son de la sanidad pública mantienen su nivel de calidad desde que fueron construidos por Franco hace más de 50 años.
Otro punto que afecta de forma significativa a la utilización de recursos sanitarios, y que habría que revisar en algún momento, es el concepto de sanidad universal. Concepto que sobre el papel es muy bonito, pero que en la práctica no siempre es viable. Dado que disponemos de recursos limitados y que, por otra parte, nuestras fronteras son un coladero cada vez mayor para la inmigración ilegal. Inmigración ilegal que entra con todos los derechos, pero sin ningún deber. Se presenta el problema de que en algún momento no habrá suficientes recursos, y tal vez ese momento ya haya llegado, en el que necesitaremos establecer prioridades con arreglo a consideraciones de justicia. Es decir, atender con preferencia a los que sufragan, o han sufragado, con sus impuestos la atención sanitaria que hoy tenemos. La otra alternativa, que es la que ahora se aplica, es aceptar la degradación progresiva de la sanidad sin solución de continuidad.
De un tiempo a esta parte, el número de profesionales sanitarios que eligen la atención primaria en el sector público es cada día menor, dándose la circunstancia de que muchos jóvenes médicos solicitan el certificado de idoneidad para irse a trabajar al extranjero, sin que se haga nada desde las diferentes Administraciones como incentivo para que estos profesionales se queden en España. El incentivo, caso de existir, debería surgir del Gobierno central, con objeto de evitar que se produjesen agravios entre comunidades ricas y pobres. No deja de entristecer que una sociedad que es capaz de invertir en la preparación de sus jóvenes, con ayuda de los impuestos que pagamos entre todos, no ofrezca los suficientes atractivos para retenerlos.
En mi opinión, existe una forma sensata de asegurar la atención primaria. Esta consiste en fomentar la competencia. La competencia siempre ayuda a mejorar, en precio y en calidad, cualquier servicio o producto. Además, evita que el consumidor, en este caso el paciente, termine siendo rehén de un monopolio que pudiese actuar sin límites éticos, pensando exclusivamente en satisfacer sus intereses por encima de cualquier responsabilidad deontológica. Por ejemplo, como suele ocurrir cuando hay huelga de pilotos o de controladores aéreos en las que, al no existir una alternativa que ofrezca los servicios que proporcionan estos profesionales, suelen conseguir todas las reivindicaciones que reclaman con solo crear un par de días de caos en un periodo en el que la población se va de vacaciones. Por más que sorprenda, la población afectada, lejos de protestar al colectivo en huelga, echa las culpas a las compañía aéreas y a la Administración para que ceda lo antes posible y la normalidad se restablezca. Opino que una sociedad sensata debería protegerse contra esos chantajes.
Volviendo al asunto que nos ocupa, en otros países existe una solución para favorecer la competencia en lo que respecta a la atención sanitaria. Solución que funciona muy bien y se viene aplicando desde hace muchos años. Esta solución se llama “cheque sanitario”. Esta propuesta permite al paciente elegir a qué médico de asistencia primaria o especialista dirigirse, sea público o privado. En caso de escoger un médico privado, el paciente anticiparía el coste de la consulta, siendo reembolsado posteriormente por la Administración con una cantidad fija que podría sufragar total o parcialmente el coste de la atención recibida. En mi juventud viví dos años en Francia y puedo asegurar, por experiencia personal, que esta solución es excelente. El «cheque sanitario» tiene bastantes ventajas, entre las que se encuentran las siguientes:
- Proporciona libertad de elección de médico a un precio justo.
- Asegura la atención sanitaria en un plazo razonable.
- Evita los abusos y especulaciones de un monopolio sanitario que puede estar dirigido por intereses políticos o ideológicos, muy alejados del interés del paciente.
- Regula, de facto, el precio real de la atención dispensada con arreglo a las reglas del mercado.
Esta propuesta no solo es de aplicación en el ámbito sanitario, sino que también se puede extender, por ejemplo, al ámbito educativo mediante la propuesta de un “cheque escolar” que permitiría proporcionar mayor libertad a los padres en la elección de la educación de sus hijos a un precio justo.
Recientemente hemos sabido que la Comunidad de Madrid intenta sacar adelante una legislación que permita compartir datos clínicos de cualquier paciente, previo consentimiento del interesado, entre la sanidad pública y la privada. Esto sería una forma de preparar el camino para que el cheque sanitario pudiese ser una realidad. No obstante, anticipo que si se tomase en consideración el «cheque sanitario», se produciría una lucha feroz por parte de la izquierda, que controla y moviliza a la inmensa mayoría de los sindicatos según sus intereses, para evitar que esta iniciativa se convierta en realidad, ya que les haría perder el control de la calle en un sector estratégico como es el de la sanidad.
En mi opinión, la huelga de la atención primaria tiene una marcada intencionalidad política, en donde la presidenta de la comunidad de Madrid se ha convertido en el gran enemigo a batir, cueste lo que cueste y por encima de cualquier consideración ética hacia la población que va a resultar afectada. Razones no faltan para creerlo, al haber esperado a iniciarla tan solo unos pocos meses antes de las elecciones autonómicas, al haber aumentado progresivamente la lista de reivindicaciones para dificultar la búsqueda de soluciones, al no mostrar ninguna flexibilidad negociadora para que se pueda alcanzar un acuerdo que la resuelva y por el respaldo carroñero de sindicatos como CCOO y UGT y la prensa de izquierdas que culpabilizan solamente a Ayuso de la situación, intentando rentabilizar la estrategia del «cuanto peor, mejor»
Por alguna razón, esta huelga me trae a la memoria, sin duda memoria histórica, los intentos obsesivos de Indalecio Prieto, líder en el exilio del PSOE, para conseguir, durante la postguerra civil, que España sufriera un bloqueo comercial internacional, sin importarle la hambruna que esto pudiera ocasionar en la población a la que él decía representar. Todo para conseguir que la población se levantase contra Franco, que sería el candidato idóneo para ser culpado por el bloqueo. Gracias a Dios, de aquella hambruna nos libró la ayuda de Argentina. Pues bien, el señor Indalecio Prieto, como no podía ser de otra manera, tiene dedicadas calles en varias ciudades españolas en reconocimiento a su «buen hacer». ¡Cómo no!
Cuando se produce un conflicto entre dos derechos, es difícil articular soluciones que den satisfacción completa a ambos. En consecuencia, hay que buscar soluciones eficaces e imaginativas, y si no las hay, decidirse a apoyar, preferentemente, a uno de los dos. El derecho a la huelga es sin duda importante, pero lo es mucho más, a mi juicio, el derecho a la atención primaria del ciudadano. Esto debería predisponer a la negociación, más allá de intereses personales o ideológicos. Sorprende que no se valore lo suficiente el grave precio que está pagando la sociedad con una huelga tan prolongada. Especialmente en lo que respecta a la detección y respuesta a enfermedades graves que pueden surgir entretanto y que, debido a una huelga con escasos servicios mínimos, van a detectarse con un retraso inaceptable, poniendo en grave riesgo la salud de un número considerable de personas. Si algún profesional sanitario discute esta afirmación es, sin duda, porque considera que la atención primaria no es suficientemente necesaria y, si así fuese, posiblemente no debería plantearse una huelga, sino más bien abandonar su profesión. Me pregunto: ¿Qué significado tiene el juramento hipocrático para los profesionales de la medicina de hoy en día?
Eusebio Alonso | Licenciado en ciencias físicas. Subdirector del diario online Adelante España.
2 comentarios en «El «cheque sanitario»: una solución lógica a la crisis de la atención primaria | Eusebio Alonso»
Eusebio respaldo al 100% tu análisis y comentario.
LLevo mas de 2 meses esperando la llamada del medico de familia para que me valore los resultados. Al final la huega sirve para justificar todo, te dan cita telemática para 2 semanas y llegados a ese día nadie te llama y cuando por fin consigues hablar con alguien, se arregla con otra cita para dentro de otras 2 semanas y la huega que lo justifica.
Conclusión: «Que mala que es la Ayuso», cuando solo hay un problema: incompetencia de los medicos que se agarran a lo que quieren y no hacen su trabajo.
Me parece un artículo maravilloso, analizas los diferentes puntos de vista y das una solución viable para solucionar este problema pero como tú afirmas, a los políticos no les interesa solucionarlo, lo único que hacen es utilizarlo como arma arrojadiza, y hay tantísima gente que sólo ve por sus ojos que esto tiene muy mala solución, qué lástima de país