El Ahogamiento por inmersión | Albert Mesa Rey

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En un artículo anterior traté del “golpe de calor” como una urgencia propia del calor que puede darse con la llegada del verano.

Hoy quisiera hablarte de otro de los accidentes que cada año se cobra algunas víctimas, el “ahogamiento por inmersión”. El ahogamiento es una causa frecuente de fallecimiento, por eso es importante saber cómo reaccionar cuando una persona se ahoga. Hay que tener especial precaución con los niños, que por su poca consciencia del peligro son el grupo de edad más vulnerable. A escala mundial, los índices de ahogamiento más elevados corresponden a los niños de 1 a 4 años, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años.

Los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo y suponen un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos. Se calcula que en el mundo mueren cada año 236 000 personas por ahogamiento.

En todos los ahogados, se produce algo de hipotermia. Esta hipotermia prolonga la resistencia cerebral a la falta de oxígeno, por lo que siempre se deben iniciar las maniobras de reanimación en todos los casos de ahogamiento, aunque haya estado sumergido mucho tiempo.

¿Qué es el ahogamiento por inmersión?

Intuitivamente creo que todos sabemos de qué se trata, pero quisiera hacer unas pocas precisiones de qué ocurre cuando una persona se está ahogando. El ahogamiento puede definirse como la muerte por asfixia tras el paso de líquidos al tracto respiratorio.

Inicialmente, tras la inmersión total en el agua, la víctima inhibe su respiración y se agita violentamente. La agitación va desapareciendo cuando grandes cantidades de líquidos son tragadas y aspiradas. Los vómitos suelen estar asociados frecuentemente.

Después desaparecen todos los reflejos de la vía aérea y el agua penetra pasivamente en los pulmones. Al final aparece una parada cardiorrespiratoria.

¿Cómo actuar?

El rescatador debe tener la capacidad física suficiente para realizar el rescate sin poner en peligro su propia vida. Cuando una persona se está ahogando puede estar dominada por el pánico y, con ello hacer peligrar la vida del socorrista. Si está solo, no hay que intentar rescatar a una persona que se está ahogando, a menos que se tenga experiencia en las técnicas de salvamento en el agua. Muchas veces, demasiadas, intentado un rescate de una persona en riesgo de ahogamiento han perecido la víctima y el socorrista.

Llame a un socorrista o envíe a alguien en su busca y, mientras tanto, no pierde de vista la posición de la víctima.

Lo más importante es sacar a la víctima del agua. Si no puede contar con la ayuda de un socorrista, y si está lejos, procure acercarse lo más rápidamente que pueda llevando algo para agarrarse, como un palo salvavidas o una cuerda unida a un objeto flotante. Si la profundidad del agua no es excesiva y hay otras personas en las proximidades, requiera su colaboración para formar una cadena humana y llegar hasta la víctima.

Es importante limpiar la vía aérea antes de proceder a la ventilación boca a boca. No olvidar colocar en posición de vómito, es decir, lograr colocar la cabeza hacia el lado para permitir que se elimine el contenido líquido y que este no ingrese a la cavidad respiratoria profunda o vía área baja.

Si la víctima no respira y no tienen pulso, se debe efectuar la reanimación cardiopulmonar básica (RCP) hasta que llegue la ayuda médica.

Si la persona comienza a respirar espontáneamente, se le debe colocar en posición lateral de seguridad para evitar que, en caso de producirse un vómito, este sea aspirado y vaya a tracto respiratorio.

Arrope a la víctima con mantas o vestidos. No dé alcohol a beber a la víctima.

Es muy importante tener en cuenta que siempre es necesaria la atención médica, aunque la víctima parezca haberse recuperado totalmente, pues una persona que casi se ha ahogado puede sufrir graves complicaciones, como una neumonía o problemas cardiacos.

 Precauciones para evitar el ahogamiento:

Si vas a tomar un baño en aguas abiertas (mar, ríos, pantanos o lagos), observa bien el lugar donde te vas a bañar para evitar los agujeros, remolinos, corrientes, etc. Piensa en tu habilidad como nadador según la naturaleza del lugar.

No bañarse nunca sobre todo si hace calor y el agua está caliente después de una comida fuerte o te podrías ahogar por un corte de digestión. Dejar pasar unos 20 o 30 minutos y antes de meterte en el agua mojar puntos de tu cuerpo como las muñecas, la barriga, nuca y tobillos.

Espera un poco, después de una larga exposición al sol o de un ejercicio deportivo, antes de meterte en el agua.

Salir inmediatamente de agua si te cansas mucho, te mareas, tienes escalofríos, dolor de cabeza, picores, hormigueo en los dedos…

En el caso de los menores, principales víctimas de ahogamientos por inmersión, es de vital importancia no perderlos nunca de vista cuando también están al lado de piscinas, acequias, depósitos, albercas y cualquier lugar donde hay agua suficiente como para cubrirles.

Ojalá todos estos consejos sirvan para que tú y tu entorno tengáis un verano feliz y seguro.

Amable lector: Si tienes tiempo e interés en ampliar o contrastar alguno de los conceptos citados de este artículo, sugiero que “pinches” en los enlaces que he ido resaltando. Gracias por leerme.

Albert Mesa Rey | Escritor

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