La «dieta planetaria» propone una ración semanal de carne roja para los habitantes de las naciones ricas.
La imposición de la dieta planetaria carne roja
La imposición de la dieta planetaria de carne roja ha vuelto a poner a la ganadería en el ojo del huracán. Según el último informe de la Comisión EAT-Lancet – una comisión muy criticada por sus vínculos con la industria alimentaria vegetariana-, propone que las personas de los países desarrollados reduzcan drásticamente el consumo de carne roja y productos animales, mientras que los granos, frutas, verduras, legumbres y frutos secos pasarían a ser la base de la alimentación.
Esta recomendación pretende “salvar el planeta”, ya que, según ellos, alrededor de 15 millones de muertes podrían evitarse cada año y las emisiones agrícolas podrían reducirse en un 15% si las personas en todo el mundo adoptaran dietas más saludables y predominantemente basadas en plantas”.
La dieta planetaria: una ración de carne a la semana
Según los autores, la dieta planetaria de carne roja reduciría la carne roja a una ración semanal, mientras que los lácteos y proteínas animales se limitarían a una pieza diaria.
El informe se centra exclusivamente en los países desarrollados, argumentando que “contribuyen de manera desproporcionada al cambio climático y tienen más opciones sobre los alimentos que consumen”. Sin embargo, esta propuesta olvida que los ganaderos han implementado prácticas sostenibles que reducen emisiones y garantizan producción responsable, protegiendo tanto el ecosistema como la economía rural.
Ganadería y economía rural en la mira
La dieta planetaria de carne roja identifica a la ganadería —especialmente la de vacuno y cordero— como uno de los mayores responsables de emisiones de gases de efecto invernadero. Este enfoque ignora décadas de avances tecnológicos y sostenibles en el sector, así como el impacto económico que tendría una reducción drástica de consumo de carne.
Las asociaciones de productores alertan que demonizar la carne puede tener consecuencias graves: disminución de ingresos rurales, pérdida de empleos y afectación nutricional en la población. La ganadería no solo produce alimentos esenciales, sino que mantiene ecosistemas, paisajes y tradiciones rurales que forman parte de la identidad nacional.
Los «profetas alimentarios» y sus excusas ecológicas
La dieta planetaria de carne roja es una imposición ideológica disfrazada de preocupación ambiental. Se argumenta que el objetivo de reducir vacas y corderos bajo la excusa de evitar “15 millones de muertes”.
Limitar la carne roja a una ración semanal es un riesgo para la libertad alimentaria y un ataque directo a las familias rurales que dependen de esta actividad para subsistir.
Además, la dieta planetaria de carne roja presenta efectos secundarios preocupantes. Reducir drásticamente el consumo de carne puede afectar la nutrición, especialmente en personas con necesidades proteicas elevadas.
Además, imponer esta dieta ignora la diversidad cultural y gastronómica de cada país. Los ganaderos, a través de prácticas sostenibles, contribuyen al equilibrio ecológico y la biodiversidad. Limitar su actividad no solo socava la economía rural, sino que también amenaza la soberanía alimentaria y los valores tradicionales de producción local.
La dieta planetaria carne roja plantea limitar la carne roja a una ración semanal, pero sus efectos sobre la ganadería, la economía rural y la nutrición son preocupantes. Se trata de una propuesta que prioriza criterios ideológicos sobre la realidad productiva y cultural.