Derrotismo en el PSOE: Begoña y David Sánchez al banquillo y aires de fin de ciclo en los escaños

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La imputación de Begoña y David Sánchez acelerarán la caída de Pedro Sánchez

El bloque de investidura se resiente tras tres derrotas seguidas con socios convertidos en verdugos y cada negociación convertida en un parte de guerra

El derrotismo en el PSOE ya no se oculta. Las derrotas parlamentarias se acumulan, los socios se convierten en verdugos y la imputación de Begoña Gómez y David Sánchez acelera la caída del presidente. El Congreso se ha convertido en un campo minado y las filas socialistas muestran rostros largos, gestos de resignación y un aire de fin de ciclo que se respira en cada escaño.

Tres derrotas parlamentarias seguidas y Sánchez ausente

La legislatura de Pedro Sánchez naufraga. Tres derrotas consecutivas han encendido todas las alarmas. Primero cayó la reducción de la jornada laboral, tumbada por los votos de Junts alineados con PP y Vox. Después fracasó la oficina anticorrupción impulsada por Sumar. Y la tercera bofetada llegó con la delegación de competencias en inmigración a Cataluña, rechazada por Podemos y desgarrada por las divisiones internas de Sumar.

Tres fracasos seguidos, tres golpes sin anestesia. El Ejecutivo solo se sostiene a base de decretos y parches. Pedro Sánchez, cada vez más ausente, no da la cara. Su silencio transmite debilidad, y los suyos lo saben. El derrotismo en el PSOE se ha convertido en un fantasma que recorre cada banco socialista.

El bloque de investidura, convertido en un polvorín

Cada negociación parlamentaria se ha transformado en un parte de guerra. Junts presiona con exigencias imposibles, desde la amnistía hasta el control de la inmigración. Podemos juega a diferenciarse con exigencias radicales como la ruptura con Israel o el cierre de los CIE. ERC maniobra para que Puigdemont no capitalice las cesiones, mientras Compromís e Izquierda Unida se desangran en peleas internas.

La paradoja es evidente: Bildu se convierte en el socio más estable de un gobierno sin rumbo. El bloque de investidura ya no es un bloque, sino una procesión de intereses cruzados que se disparan en direcciones opuestas. El derrotismo en el PSOE refleja esta fractura: un partido incapaz de mantener unido el proyecto Frankenstein que dio la investidura a Sánchez.

Vía crucis hacia los Presupuestos de 2026

El calendario complica todavía más la situación. La negociación de los Presupuestos de 2026 se perfila como el campo de batalla definitivo. Junts exige resolver de inmediato las carpetas de inmigración, amnistía y lengua catalana en Europa. Podemos demanda medidas drásticas como la bajada forzosa de alquileres y la ruptura diplomática con Israel.

El sudoku resulta irresoluble. Nadie ve margen de acuerdo. Los socialistas saben que cada derrota multiplica el descrédito y que la oposición aprovecha cada fisura. En los pasillos del Congreso se reconoce: lo que viene no es una negociación, sino un vía crucis. El derrotismo en el PSOE se traduce en la convicción amarga de que ninguna votación importante saldrá adelante.

El efecto devastador de Begoña Gómez y David Sánchez

A las derrotas parlamentarias se suma un terremoto social y judicial. Por primera vez en la historia democrática, la esposa y el hermano de un presidente del Gobierno se sentarán en el banquillo de los acusados.

El juez Juan Carlos Peinado ha ordenado que Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, comparezca ante un jurado popular acusada de un presunto delito de malversación de caudales públicos, junto a su asistente y al delegado del Gobierno en Madrid.

Por otro lado, la Audiencia Provincial de Badajoz ha enviado a juicio a David Sánchez por presuntos delitos de prevaricación administrativa y tráfico de influencias vinculados a su contratación en la Diputación. Lo acompañarán una docena de funcionarios y el secretario general del PSOE extremeño, Miguel Ángel Gallardo.

Decir Sánchez ya es sinónimo de corrupción. El presidente no podrá alegar desconocimiento. Ni con su esposa ni con su hermano puede repetir que “no sabía nada”.

Una imagen hundida en corrupción y desgobierno

El desgaste no proviene solo de la oposición, sino del efecto corrosivo en las propias filas socialistas. Diputados que hasta hace poco defendían a Sánchez con disciplina hoy se sienten abandonados. Las encuestas internas reflejan desmovilización, enfado y desafección.

La presencia de familiares del presidente en los tribunales resulta letal para la imagen del partido. Años de escándalos de corrupción en el PSOE, desde los ERE de Andalucía hasta los casos municipales, ahora culminan en el propio entorno familiar de Pedro Sánchez. El derrotismo en el PSOE ya no es una palabra prohibida: es la realidad que atenaza a un grupo parlamentario sin fe en su líder.

Pedro Sánchez, un presidente en caída libre

Sánchez se aferra al poder con un Ejecutivo debilitado. Sin embargo, cada día resulta más evidente que su ciclo político se apaga. Las derrotas parlamentarias, la ruptura del bloque de investidura y los procesos judiciales contra su familia constituyen una tormenta perfecta.

En los escaños socialistas la sensación es clara: la legislatura se escurre entre los dedos y el final está más cerca de lo que imaginaban. El derrotismo en el PSOE se ha instalado como un virus imposible de erradicar.

El derrotismo en el PSOE no es solo una percepción: es la certeza de que el poder se les escapa. La caída de Sánchez será, más temprano que tarde, el desenlace de un ciclo marcado por la mentira, la división y la corrupción.

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