Cuando los reyes de España abjuran de Dios

cuando los Reyes de España abjuran de Dios

Jesús, el Niño-Dios no está en la felicitación de Navidad de los Reyes, ni en la de Felipe VI ni en la de Juan Carlos I. Han abjurado de Cristo.

Eulogio López 14/12/25 06:00

Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, la Navidad pierde su sentido cristiano y la Corona se pliega al globalismo laicista que reniega del origen espiritual de España.

Una Navidad sin Cristo desde la Casa Real

Este año la Casa Real ha cruzado una línea grave. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, la felicitación navideña deja de ser Navidad. Felipe VI y la reina Letizia han difundido un mensaje donde el Niño Dios no aparece por ninguna parte.

La imagen muestra a la familia real en un pueblo asturiano. El entorno resulta amable. El mensaje resulta vacío. Puede ser la celebración de un cumpleaños, de un aniversario pero no de la Navidad que celebra el nacimiento de Cristo. Eliminar cualquier referencia al Niño- Dios supone una negación explícita de su sentido.

Felipe VI no actúa por descuido. Él elige este camino. Se rinde al globalismo laicista y ateo que busca borrar las raíces cristianas de Europa. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, no representan a millones de españoles que viven la Navidad como un acontecimiento religioso y familiar.

Una monarquía sin Dios pierde su legitimidad moral. España nació cristiana. Su historia, su cultura y su identidad brotan del cristianismo. Silenciar a Cristo en Navidad no resulta neutral. Constituye una toma de partido.

Juan Carlos I y la banalización absoluta de la Navidad

Si la felicitación de Felipe VI resulta grave, la de Juan Carlos I y doña Sofía resulta aún peor. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, el mensaje se degrada hasta lo grotesco.

Los antiguos monarcas posan con sus mascotas. Ellos mismos desaparecen del centro del mensaje. Los animales ocupan el protagonismo. Cristo no existe. La Navidad se reduce a una postal vacía sin trascendencia ni significado. El centro ya no son ni las personas, son los animales

Este gesto no transmite cercanía. Transmite renuncia. Para estos Reyes, Dios no existe. Por eso no lo nombran. Han abjurado implícitamente. Han renegado del fundamento espiritual de la Corona.

Yo pensaba que la Navidad celebraba el cumpleaños del Dios encarnado. La Casa Real parece pensar otra cosa. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, traicionan la tradición que dicen representar y ofenden a quienes conservan la fe.

La Corona y el globalismo ateo

La ausencia de Dios no responde a la casualidad. Responde a una estrategia. El globalismo exige monarquías desprovistas de alma ni de esencia religiosa y menos católica. Quiere instituciones dóciles, sumisas y desconectadas de cualquier verdad trascendente.

Felipe VI acepta ese marco. Renuncia a la referencia cristiana para agradar a la élite cultural dominante. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, se alinean con una agenda que desprecia la fe, la familia y la tradición.

Una monarquía constitucional no necesita esconder sus raíces. Otros jefes de Estado europeos defienden con naturalidad su herencia cristiana. España se avergüenza de la suya.

La neutralidad religiosa no exige negar a Dios. Exige respetar la fe de la mayoría. El silencio deliberado en Navidad no respeta. Humilla. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, rompen el vínculo con su pueblo.

No nos representan

Estos Reyes globalistas y ateos no nos representan. Lo afirmamos con claridad. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, pierden autoridad moral ante millones de españoles creyentes.

El Evangelio resulta claro: “A quien me negare delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre, que está en los cielos”. La Casa Real ha negado a Cristo. Nosotros tenemos derecho a negarles en la tierra.

No exigimos una homilía. Exigimos una referencia mínima al sentido de la Navidad. Exigimos respeto a la fe cristiana que sostiene a España desde hace siglos.

Estos gestos no construyen convivencia. Profundizan la ruptura. Cuando los Reyes de España abjuran de Dios, provocan rechazo, tristeza e indignación. Dan asco por su cobardía moral.

España necesita referentes que no se avergüencen de su fe. La Corona debería unir, no renegar. Exige reconocer que la Navidad celebra a Cristo.

La Casa Real aún puede rectificar. Mientras tanto, millones de españoles seguiremos celebrando la Navidad como siempre: con Dios en el centro.

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