¿Cortina de humo? | Javier Toledano

Sesudos analistas y autorizados portavoces del partido mayoritario de la oposición coinciden estos días en que la sobreactuación de PE (“Profundamente Enamorado”) Sánchez contra Milei y a favor de Hamás no es más que una cortina de humo para distraer la atención de los negocios de su señora, la primera dama, y de los chanchullos millonarios de su hermano, el aclamado músico afincado fiscalmente en Portugal… además del sinfín de corruptelas y traiciones que salpican a su gobierno autocrático: compra de mascarillas inservibles a carretadas, trama Koldo, ilegal Ley de Amnistía, sumisión a Marruecos, compadreo con Bildu/ Batasuna, ataques a la Justicia y a la prensa independiente, etc., etc. Una amplia y variada panoplia de obscenidades.  

Para mí tengo, muy al contrario, que tales extravagancias en el ámbito de la diplomacia no son una cortina de humo, una maniobra escapista. Nada de eso. Son la apuesta programática del nuevo posicionamiento de Sánchez y su partido en el ancho mundo. Comoquiera que Sánchez ha radicalizado (podemizado) al PSOE y aspira a fagocitar todo el electorado de la izquierda (anti-) española, ya no pretende, ni puede, huir de España para ganarse un retiro dorado en alguna institución europea más o menos aseada. Es poco menos que un “euroapestado”.

Sánchez ha cambiado de bando, trocando toda apariencia de blandenguería a la manera continental por la integración a cuerpo gentil en el ámbito del “multilateralismo” de corte bolivariano transitado por ese precursor infame llamado Zapatero. Cambio de paradigma trufado de guiños y abrazos al islamismo más peleón y criminal, sea el caso de Irán, mentor de las milicias terroristas y violadoras de Hamás y de Hezbollah en Palestina, pero también a los hutíes y a los talibán que, entre ametrallamientos de impíos en estadios abarrotados, ahorcamientos de homosexuales y lapidaciones de adúlteras, dan con un hueco en su apretada agenda para felicitar a PE Sánchez por su complicidad con Hamás. Si nos dicen unos meses atrás que España se convertiría en un referente para esa barbada “troupe” a un kalashnikov pegada habríamos pensado que nos tomaban el pelo como a gilís. Profundamente Enamorado ya ha decidido por su cuenta y riesgo las fronteras del nuevo Estado, las de 1967, y su capital, Jerusalén. Le ha regalado un corredor, territorio de gañote al que invita, se supone, Israel, y ha decidido, según fuentes medianamente informadas, la lista de convocados por Palestina para competir en la fase clasificatoria del mundial de fútbol. Sólo tiene dudas con el lateral derecho.

Dado que un acomodo en Europa no parece viable, como tampoco parece posible un “acomodo” a corto y medio plazo del interfecto, dado el palanganerismo vocacional de una parte de la judicatura, PE Sánchez presume que su carrera, de continuar, habrá de trasladarse allende nuestras fronteras, bien acompañado de la escultural Begoña Gómez, captadora profesional de fondos (África Center). Se dice que los equívocos movimientos de la amantísima parejita han sido monitorizados por programas de espionaje aviesamente introducidos en sus celulares. Esa circunstancia no va en desdoro suyo y de su causa, pues las “intolerables injerencias” demostrarán que el gran estadista está, qué duda cabe, del lado bueno (sic) de la Historia.

El papel de PE Sánchez en esta función pasa por hacer de puente (“tender puentes”, esa frase cansina que esconde las traiciones más bochornosas) entre las narcodictaduras del Grupo de Puebla, con Zapatero como embajador plenipotenciario y Baltasar Garzón como letrado de cabecera, los regímenes islámicos y esta Europa nuestra desquiciada por la indigencia intelectual del descacharre woke. Se trataría de actualizar y potenciar el antañón Movimiento de Países No Alineados (aún subsiste nominalmente) que en su día urdieron líderes como Nasser, Nehru y Sukarno en la Conferencia de Bandung. No alineados, pero con una alineación titular, un once de gala, verdaderamente aterrador. Cabe recordar que los últimos presidentes de la difusa liga fueron un ayatolá iraní (“Alianza de Civilizaciones”) y Nicolás Maduro. Arrea. Figuran entre los estados miembro de tan singular organización ejemplares y consagradas democracias como Somalia, República Democrática del Congo, Chad, Sudán, Argelia, Mauritania, Burkina Faso (antes Alto Volta), Sierra Leona, Corea del Norte, Irán, Birmania (ahora Myanmar o algo parecido), Pakistán, Yemen, Haití, Cuba, Nicaragua y Papúa-Nueva Guinea, que, va de suyo, no podía faltar a la cita… o los bimin-kuskusmin de las Tierras Altas del río West Sepik habrían agarrado un mosqueo importante. Y no es cosa de desairarles porque al decir de los etnógrafos aún practican la cardiofagia ritual a cuenta de los incautos que se aventuran por su territorio. PE Sánchez considera que tenemos cabida en ese formidable elenco de naciones y él particularmente como supremo paladín de la gran coalición.

No creo, pues, en la teoría de la “cortina de humo”, de la pueril maniobra de distracción. La beligerancia contra Israel y contra Milei no son faroles de tahúr. Son las nuevas bases de la política exterior española. E interior también, pues si le sobran bemoles para reconocer a Hamás, no a Palestina, como Estado soberano e independiente, por qué no va a hacer lo propio con ETA regalándole Navarra, e incluso Biarritz, desde La Moncloa  Es que con esos aliados de investidura y con la ausencia total de una impedimenta personal sólida en valores e ideas, no puede hacer otra cosa en lo tocante al tablero internacional. Desde su perspectiva, a sus enamoradizos ojos, ese disparatado estrambote diplomático es la auténtica realpolitik, la única posible. No tiene otro camino, otra baza que jugar. Soñará con la presidencia de la ONU, acaso con el Nobel de la Paz, o con ser investido ideólogo y muñidor del Festival de Eurovisión, como un servidor sueña con arrancarle una cita galante a Mónica Bellucci, pero habrá de conformarse con suplir a Zapatero cuando éste deje vacante su mayordomía en la Narkomintern al servicio de los peores regímenes que en el mundo son.

Javier Toledano | Escritor